¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

Archivo

¿Prosperidad sin crecimiento?

¿Es posible una economía del decrecimiento? Fue la pregunta en dos foros recientes, en la Universidad del Rosario y en la UTN de Buenos Aires. ¿Consumir más responsablemente? Animar la construcción de un pensamiento latinoamericano sobre la crisis es algo que deberíamos hacer más a menudo. Empezó en la economía y ya toca todas las esferas de la sociedad: el clima, el extractivismo, el modelo de crecimiento, la educación. Lo que hoy estalla como crisis es el modelo de civilización que escogimos para progresar. Lo que debemos cuestionar es la base de aquel camino hacia el progreso que admitimos como promesa del desarrollo. Y esta discusión no puede ser local sino global, por eso abrir los foros hacia espacios cada vez más amplios es una necesidad de la academia.
Conviene que esta última revise su responsabilidad frente a la crisis. Su papel no puede limitarse a enseñar la funcionalidad de los modelos imperantes sin cuestionar su validez histórica. Su esencia es dudar y preguntar. Sugerir nuevos rumbos, si fuere necesario. La economía imperante, por el contrario, es la ciencia del statu quo, pues su papel le viene dictado por la lógica de los mercados.
La economía del decrecimiento postula la disminución regular controlada de la producción y por lo tanto del consumo. Y un esquema de transferencia masiva de recursos entre países ricos y pobres. Una nueva relación de equilibrio entre los seres humanos y la naturaleza, y también entre los propios seres humanos. Esta idea viene rondando desde Georgescu-Roegen (1971), quien aventuró sobre el papel que juega la termodinámica en la economía. El Club de Roma se preguntó en 1972 si el crecimiento podía ser ilimitado, y encargó el estudio al MIT, quien señaló los peligros del modelo, y luego, 20 años más tarde, reiteró esta alerta. Nadie hizo caso. E. Schumacher se preguntó en 1974 si algún día podríamos revisar una forma de crecimiento que evidentemente comprometía nuestro futuro. Es la hora, me digo, de retomar la discusión en la Universidad. Sugiero para ello un libro reciente de Kalle Lasn, el activista que inspiró el movimiento ocupa de Wall Street. Se llama Meme Wars: The Creative Destruction of Neoclassical Economics. Una propuesta pedagógica novedosa que invita a los universitarios a revolucionar las bases de la economía y propugnar la búsqueda de modelos verdaderamente sostenibles. Me pareció una buena recomendación para empezar el año. Un esquema de locomotoras ambientalmente sostenibles. Preguntarse: ¿es posible una prosperidad sin crecimiento?
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO