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Odio

¿Quién puede ser tan ignorante hoy para creerse el cuento del castrochavismo?

La diagonal entre la primera fila y la segunda del congreso de Andesco le facilitó el ángulo para fulminarme. Ocurrió cuando el presidente Santos entró a la sala y algunos aplaudimos. Menos de la mitad del auditorio, quizás. Habló, y lo hizo bien.
Repasó los Objetivos de Desarrollo Sostenible y cuando tuvo que citar los ambientales, acudió a dos carambolas que lo dejaron mejor parado entre el público que entre los entendidos. Hábil para estas lides, salió airoso. Y como iba calibrando los tendidos, no le quedó difícil escoger el momento para la verónica estelar. Esta sí, genuina y merecida, profesional también, ¡qué le vamos a hacer! Dijo que ese era el primer congreso gremial que se celebraba sin las Farc armadas. Entonces el público aplaudió, esta vez en tono de ovación. Y fue ahí cuando ella arreció sus miradas mortales.
Rápida para la torsión de torso y de cintura, iba y venía. Cuidaba en simultánea los dos flancos de su pertrecho al tiempo que comprobaba que el aplauso seguía. Y yo, ahí, vivo. Disparaba miradas de un odio tan helado que alcancé a temer por la salud de sus ojos. De una de ellas aún tengo esquirlas en el cuerpo. Pero poco después el asunto acabó ‘sin víctimas’, como uno espera que transcurran desde ahora los congresos gremiales. Por la noche dieron trago, y yo alcancé a ilusionarme con la idea de que este país era otro.
La vi venir, y fue entonces cuando comprobé que la diagonal era su estrategia preferida. Se escurrió con tal destreza felina que podría llegar muy lejos (pensé después) de ser otros los resortes de su espíritu. Una lástima, me dije, ya en Bogotá, lejos de sus fusiles. Y cuando leí la columna de Rudolf Hommes entendí mejor aquella mirada helada. El odio es de esa derecha radical recién salida del clóset que estaba en Cartagena. Pero fue minoría allí, como también es minoría entre el empresariado. ¿Quién puede ser tan ignorante hoy para creerse el cuento del castrochavismo? Somos más quienes creemos que en doce años menos de guerra, el ingreso del país en el 2029 será por lo menos el doble del que se alcanzaría si continuara el conflicto (‘Burundi vs. Burkina Faso’, World Development Report) anota Hommes.
Y otrosí: Andesco sigue apostando a los temas de ese futuro: la sostenibilidad de la economía. Y la barrera de corales del canal de Varadero hay que protegerla. Que los buques pospanamax entren por otra parte.
MANUEL GUZMÁN HENNESSEY
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