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Arrasando... y aprendiendo

Sin consideración con la flora ni con la fauna, sin tener en cuenta el medioambiente, sin contemplar las necesidades de los seres humanos, pero teniendo en cuenta, eso sí, el afán de lucro, se remueven cielo y tierra a lo largo y ancho del territorio para convertir este país en un erial. Las fotografías de Paz de Ariporo, en los llanos de Casanare, con miles de animales muertos: reses, venados, chigüiros, babillas, cachicamos, tortugas, botados en estériles sabanas, en donde ya no se da ni el rabo de zorro, maleza que crece en los potreros del llano, llueva o no llueva, son como para ponerse a llorar. A esa tragedia deben sumarse los desastres que con autorización o sin ella vienen causando mineros legales, como ilegales, en los ríos, las montañas, las llanuras de esta Colombia arrasada.
Las grandes transnacionales, que ganan mucho dinero y pocas regalías le pagan al Estado por sacar petróleo, oro y cuanto mineral reposa en nuestras aguas y en nuestros suelos, han hecho horrores desde los puntos de vista físicos y ambientales. Pero no solo los que buscan petróleo y minerales causan desastres en este territorio. Con solo taladrar los montes para sacar la tierra que utilizan los constructores para levantar en la ciudad rascacielos tras rascacielos, devastación es lo que dejan. Aquí no más, en Mondoñedo, camino de La Mesa, a lado y lado de la carretera están acabando con los cerros. El espectáculo de esos montes que antes tenían pasto y matas y arbustos, convertidos hoy en amarillos arenales, es muy triste. Además, impresionante.
Menos mal que hace unos años nació en Estados Unidos una corriente innovadora que trabaja en sentido contrario, es decir, en proteger la naturaleza, en imitarla, en copiarla, en vez de destruirla. Esa corriente se llamaba biomimesis. Su gran promotora ha sido la norteamericana Janine Benyus y en Colombia y en el mundo miles de personas siguen sus pasos.
Precisamente, en marzo del 2014, tuvo lugar en Barranquilla un seminario de biomimesis, organizado por la Universidad del Norte, el Instituto Humboldt y la Fundación Alma, al cual asistieron 121 personas y en el que participaron biomimetistas colombianos, norteamericanos, mexicanos, canadienses. Finalizado el seminario, los organizadores se comprometieron a: 1) constituir una mesa permanente para trabajar sobre el tema; 2) conseguir que las universidades incorporen la biomimesis en sus programas académicos, como instrumento de desarrollo científico e interdisciplinario; 3) que la biomimesis forme parte del Plan de Desarrollo Nacional, con lo cual Colombia sería el primer país en asumir ese compromiso; 4) continuar trabajando en el país sobre biomimesis, propuesta del Viceministro de Ambiente.
Como ya muchos lo saben, biomimesis es copiar de la naturaleza y del reino animal elementos, diseños y sistemas con los cuales crear productos y elaborar políticas que sirvan para mejorar la calidad de vida de los seres humanos. Como observa Alegría Fonseca, directora de la Fundación Alma, Colombia es país clave para el desarrollo de la biomimesis por ser tan rica en biodiversidad. Catalina Bustillo, colombiana experta en la materia, dice: “Rodeados de malas noticias sobre escasez de agua, inundaciones, contaminación, la biomimesis es una herramienta para solucionar esos problemas”. El arquitecto mexicano Raúl Villafranca, quien diseña inspirándose en la naturaleza, afirma: “La biomimesis aplica principios naturales del diseño en propuestas innovadoras con altos desempeños ecológicos”.
Creo que vale la pena estudiar biomimesis, entenderla, aplicarla. Mientras más se aprenda sobre cómo cuidar la naturaleza, más barreras le vamos poniendo a la destrucción y así poder vivir mejor en este universo.
Lucy Nieto de Samper
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