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¿Hacia dónde vamos?

Es vital que el Senado apruebe la cláusula que se necesita para que haya consulta anticorrupción.

Gracias a las consultas interpartidistas, Iván Duque y Gustavo Petro, candidatos de la derecha y de la izquierda, obtuvieron el 11 de marzo extraordinaria publicidad gratis. Mientras se definía la conformación del nuevo Congreso y qué poder les queda a los partidos políticos, la atención del país se concentró en quienes ganaron las consultas. El soberano pantallazo de los dos candidatos sirvió para que ambos creyeran que tenían la presidencia al alcance de la mano. A su manera, cada uno se sintió presidente electo.
Duque procedió a elegir a Marta Lucía Ramírez como vicepresidenta, homenaje que ella recibió con forzada sonrisa, pues, por su experiencia, estaba convencida de que ella sería la próxima presidenta. Ordóñez, rezagado, sin que nadie se la ofreciera, se autonombró jefe de la campaña presidencial. Y Petro, siempre criticado, siempre posando de víctima, quedó convencido de que tiene la presidencia entre el bolsillo. Su contraparte, Carlos Caicedo, ignorado exalcalde de Santa Marta, salió del anonimato con 500.000 votos. Votos que no eran en favor suyo, sino contra Petro.
En estas elecciones, las más tranquilas, como lo vaticinó el Gobierno, hubo fraudes, jurados mal portados, etc. Lo peor fue la compraventa de votos que montó en Barranquilla la representante conservadora Aida Merlano, elegida senadora. Si la justicia funciona, terminará en la cárcel. Menos grave, mas sí delicado, fue el error de cálculo de la Registraduría. La falta de tarjetones en 26 puestos, para votar las consultas, la atribuyó el registrador Galindo a escasez de recursos. Minhacienda lo contradijo. Afirmó que el dinero solicitado por el registrador se giró. Con fotocopias solucionaron el lío. Al final vimos por TV cómo los jurados rompían las montañas de papeletas, para votar por congresistas, que sobraron. En realidad, a la Registraduría le fallaron los cálculos.

De haber hecho la consulta liberal el 11 de marzo, como propuso el senador Galán, De la Calle no tendría hoy un modesto quinto puesto en el pelotón de candidatos. Estaría a la cabeza.

En cuanto a los partidos, cambió su suerte. Arrollaron el Centro Democrático y Cambio Radical; decayeron el Liberal y el Conservador; ‘la U’, esa mezcolanza de intereses, sufrió fatal bajonazo; Alianza Verde salió victoriosa y con Antanas Mockus, segundo senador más votado, dobló el número de curules.
El Partido Liberal, que arrollaba con su trapo rojo, va de mal en peor. El agarrón entre el expresidente César Gaviria y Juan F. Cristo lo afectó de verdad. Sin desconocer lo que ha hecho por el país el expresidente Gaviria, en esta ocasión se equivocó.
Primero: hacer en noviembre la consulta entre De la Calle y Cristo, que resultó costosa, criticada y poco votada, fue un error. De haberla hecho el 11 de marzo, como propuso el senador J. M. Galán, De la Calle no tendría hoy un modesto quinto puesto en el pelotón de candidatos. Estaría a la cabeza. Tiene una hoja de vida muy sólida, su trabajo por la paz y por el bien de Colombia ha sido inmenso, y es quien tiene mayor experiencia para manejar mejor la complicada situación de Colombia.
César Gaviria erró también al encabezar la lista de aspirantes al Senado con un desconocido cuya trayectoria política poco les significó a las masas liberales. Ese error le costó caro al partido. Pues, aunque conserva sus mayorías en la Cámara, con una curul menos, en el Senado perdió otra curul y en Bogotá, baluarte liberal, solo tiene un senador. Y hay liberales que cuestionan la escasa participación de Gaviria en la dura campaña de Humberto de la Calle.
Por último, es vital que el Senado apruebe la cláusula que se necesita para que haya consulta anticorrupción antes de la segunda vuelta presidencial. Pues se propone, entre otros: rebajar lo que ganan los congresistas, limitar su permanencia en el Congreso, hacer públicos el patrimonio y la declaración de renta. Si se aprueba la cláusula para que haya consulta, los senadores saldrían no tan desacreditados, sino con la cabeza en alto. Sería esa la mejor noticia en medio de tantas incertidumbres.
LUCY NIETO DE SAMPER
lucynietods@gmail.com
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