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Legado olímpico

Todos disfrutamos las Olimpiadas; y los cariocas disfrutarán de una ciudad distinta al finalizarlas.

DARÍO HIDALGO
La Olimpiada nos ha dado la oportunidad de ver un poquito de esta maravillosa ciudad encajada entre grandes cerros y el océano Atlántico. El paisaje de la bahía de Guanabara, las famosas playas, el Pan de Azúcar, Lagoa y el bosque tropical, es tan hermoso que se siente lógico que los portugueses hayan escogido este sitio como capital del imperio durante las guerras napoleónicas. Y es tan especial, que el emperador Pedro I se quedó, creando el imperio brasileño, mientras su familia volvía a la península ibérica. El imperio fue luego reemplazado por la república en 1889. Río dejó de ser la capital en 1960 cuando Juscelino Kubitschek llevó al Gobierno a la moderna (y menos humana) Brasilia. Río de Janeiro sigue siendo, de todas formas, el símbolo de todo el país, con perdón de los paulistas, gauchos, bahianos, mineiros y nordestinos.
Y Río, como todas las predecesoras ciudades sede, ha tratado de aprovechar la experiencia olímpica para mostrarnos la cara amable de Brasil y dejar un legado. La cara amable es patente en la bella inauguración dirigida por Fernando Meirelles, en la relativa buena organización que alcanzamos a apreciar desde acá, los increíbles escenarios deportivos y la sensación de buen trato a toda la familia olímpica. Por supuesto, no faltan protestas, en un país en medio de la tormenta política, una recesión económica y una gran disparidad social.
Pero Río y Brasil han estado a la altura de la gran exigencia del evento, y no es lo único que han organizado en los últimos años. Fue sede del Mundial de Fútbol, recibió el Congreso Mundial de la Juventud y al papa Francisco, organizó la conferencia de Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible Río+20 y hasta los juegos mundiales de las Fuerzas Militares. Para todo esto tuvo que avanzar en su infraestructura, especialmente de movilidad.
El presupuesto total reportado de las Olimpiadas de Río es de 37.600 millones de reales (11.900 millones de dólares), de los cuales 24.100 millones (7.600 millones de dólares) son para obras de infraestructura en la ciudad y 7.000 millones (2.200 millones de dólares) para la operación del comité organizador. Y como todas las olimpiadas, los costos finales son mayores a los proyectados inicialmente. Los Olímpicos entre 1960 (Roma) y 2012 (Londres) tuvieron sobrecostos de 179 por ciento, y Londres fue la Olimpiada más cara de la historia (14.800 millones de dólares) con sobrecostos de 101 por ciento. Río no se queda atrás y ya reporta sobrecosto del 51 por ciento.
¿Valdrá la pena? No estoy del todo seguro, pero a la ciudad le queda infraestructura que de otra manera no se hubiera hecho o se hubiera demorado décadas. Los grandes proyectos de la ciudad incluyen extensión del metro, construcción de un tren ligero en el centro, la renovación urbana del sector del viejo puerto (ahora Porto Maravilha), la construcción de varias líneas de buses BRT Transoeste, Transcarioca y Transolímpica (no alcanzaron a poner a punto Transbrasil), la construcción de ciclovías, mejoramiento de espacios públicos, las sedes deportivas y de medios y la villa olímpica, entre otros.
La extensión del metro de 16 kilómetros se abrió el 30 de junio, días antes de la inauguración de los Juegos, solo para la familia olímpica (incluidos asistentes a eventos con boleto). Conecta las playas de Ipanema y Copacabana con el suburbio de Barra de Tijuca (sede olímpica). El costo del proyecto se dobló de cerca de 5.000 reales (1.400 millones de dólares) a 9.700 billones de reales (2.800 millones de dólares, 175 millones de dólares por kilómetro).
El tren ligero del área central (VLT Carioca) de 28 km en línea sencilla se puso en servicio el 5 de junio (solo con dos semanas de retraso frente a la fecha anunciada). Tiene un costo estimado de 1.167 millones de reales (370 millones de dólares, 13 millones de dólares por kilómetro).
Las líneas de BRT se han puesto en marcha gradualmente. Transoeste de 56 kilómetros, en el sector de Barra de Tijuca hasta Santa Cruz, se abrió durante en junio de 2012 Río+20. Mueve 250.000 pasajeros al día y tuvo un costo de 343 millones de dólares (6 millones de dólares por kilómetro). Transcarioca de 39 kilómetros se puso en servicio para la Copa del Mundo de Fútbol en el 2014. Conecta el Aeropuerto Internacional con Barra de Tijuca y mueve 450.000 pasajeros día, tuvo un costo de 758 millones de dólares (19 millones de dólares por kilómetro). Transolímpica de 26 kilómetros, se puso en operación parcial el 10 de julio, para la Olimpiada. Su costo es de 400 millones de dólares (15 millones por kilómetro). En total en BRT, Río tiene 121 km, construidos en tan solo 7 años (Ciudad de México completó 125 km en 11 años, Bogotá ha hecho 113 km en 18 años).
De todas las intervenciones, tal vez la más impresionante es la renovación urbana Porto Maravilha: 5 millones de metros cuadrados en la vieja zona industrial del puerto. El proyecto contempló la demolición de una autopista elevada, la construcción de un túnel vial, la renovación y adecuación de redes, la habilitación de espacios públicos, construcción del Museo de Arte y del Museo del Mañana y reconstitución de la trama urbana. El costo total: 2.200 millones de dólares financiados a través de títulos de desarrollo inmobiliario en toda la ciudad.
Por todo esto, el alcalde de Río, Eduardo Paes está muy contento. El cambio de la ciudad es impresionante; todos los eventos internacionales han apalancado esta transformación, realizado con apoyo federal y mucha participación privada (no exenta de escándalos). Todos disfrutamos la Olimpiada; los cariocas seguirán disfrutando una ciudad distinta al finalizar las justas.
DARÍO HIDALGO
DARÍO HIDALGO
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