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La Corte burlada

Ignorar las garantías exigidas por la Corte amenaza la legitimidad del plebiscito.

Juan Lozano
Millones de colombianos que quieren una paz estable y duradera votarán sí. Buenas personas. Buenos miembros de familia. Buenos ciudadanos. Y lo harán sin el ánimo de agredir a nadie y de buena fe. Es injusto que los acusen de guerrilleros, corruptos o narcochavistas. Millones de colombianos que quieren una paz estable y duradera votarán no. Buenas personas. Buenos miembros de familia. Buenos ciudadanos. Y lo harán sin el ánimo de agredir a nadie y de buena fe. Es injusto que los acusen de guerreristas, fachos o narcoparamilitares.
Eso está claro. Ahí no hay problema. Desde cuando el No punteaba en las encuestas he dicho públicamente que, en este clima de intolerancia y polarización, el desafío mayúsculo del plebiscito radica en brindar garantías efectivas para que las distintas posiciones se puedan expresar libremente de manera que la gente decida con toda serenidad en qué sentido votará.
Y ahí está el problema. De entrada se rompieron las garantías mínimas que se exigían para que los ciudadanos dispusieran de oportunidades simétricas e igualdad de condiciones para escuchar los argumentos del Sí y los del No. Es como jugar naipes con una baraja marcada. Es como jugar un partido con el árbitro vendido. Es como una pelea entre un peso pluma y un peso pesado... en fin.
Aunque siempre me opuse al umbral del 13 % y a que se negara la opción de la abstención activa o el derecho a votar en blanco, confieso que me alcancé a entusiasmar con las garantías definidas por la Corte Constitucional en su sentencia de cara al plebiscito. Hoy son letra muerta. Veamos.
1. Advirtió la Corte sobre la necesidad de evitar un plebiscito armado. Las Farc siguen armadas. Y para completar, en medio de preguntas sobre un intercambio de brazaletes, el Eln anuncia un paro armado. Dirán que durante 50 años se han desarrollado elecciones con las Farc en armas. Cierto. Pero esta es la única vez en la que el proceso se refiere, precisamente, al futuro de las Farc incluyendo obligaciones y beneficios para ellos.
A propósito, el senador Iván Duque acaba de terminar un estudio de las 297 páginas y presenta un hallazgo sorprendente que amerita explicaciones: en total, identificó 161 compromisos de los cuales solo 3 corresponden a las Farc; 114, al Gobierno, y 43 conjuntos.
2. El Consejo Electoral parece haber burlado el control de recursos. Dijo que cada comité tiene un tope de 3.900 millones de pesos, pero no limitó el número de comités admisibles. En la práctica, es una campaña sin topes.
3. La Corte ordenó diferenciar pedagogía de propaganda. Las piezas que hemos visto a nombre de la pedagogía son propaganda. No hay redes sociales que logren contrarrestar esa andanada.
Hay más. 4. La directiva presidencial convirtió los bienes del Estado en instrumentos de campaña y a los funcionarios públicos, en activistas electorales. 5. Negaron la financiación y el acceso equitativo a recursos oficiales. 6. Sin ley de garantías, están abusando de servicios y bienes que son de todos los colombianos. 7. No suspendieron la publicidad oficial.
Y siguen. 8. Algunos advierten presiones a alcaldes y gobernadores. 9. Se burlaron de la apertura de inscripciones en el exterior referida por la Corte y la ignoraron olímpicamente. 10. La pregunta diluye el acuerdo y oculta a sus signatarios. 11. La firma inicial no fue la firma del acuerdo y se montará un gran acto propagandístico a pocos días del plebiscito.
El desafío es que el veredicto del plebiscito sea aceptable para la mayoría de los ciudadanos y sostenible en el tiempo. Si el juego no es limpio, la legitimidad del resultado quedará en entredicho. Urge introducir correctivos.
Cuando pongo punto final a esta columna, veo a Nairo y al Chavito en el podio de Madrid mientras suena nuestro himno nacional. ¡Qué grandes son! ¡Qué ejemplos de vida, de disciplina, de humildad y de amor de patria que nos dan a todos!
JUAN LOZANO
Juan Lozano
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