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Se decanta

La del 2018 será una campaña antigobiernista de lado y lado.

Gustavo Duncan
Aunque todavía es difícil predecir hacia qué candidatos se inclinará la opinión, ya varias tendencias comienzan a decantarse en la carrera presidencial.
En primer lugar, es claro que dos temas van a dominar el debate. Por un lado, el discurso anticorrupción cada día se posiciona con mayor solidez. Los recientes escándalos de la Corte Suprema y de Santos con Odebrecht les dan la razón a quienes argumentan que este es el asunto prioritario. Por otro lado, está el temor de que las Farc y la izquierda radical impongan una agenda comunista desde el gobierno, lo que en medios y campañas se ha publicitado como castrochavismo.
En segundo lugar, se definen las fuerzas políticas que pueden liderar cada uno de los temas. La coalición de Fajardo, López y Robledo y en menor medida Petro y De la Calle parecieran competir por el voto contra la corrupción. Mientras tanto, Vargas Lleras, el uribismo y Marta Lucía Ramírez compiten por el voto de indignación por las concesiones a las Farc y de preocupación por la imposición de una agenda de izquierda.

Si Santos no logra sortear el escándalo de Odebrecht y si no ofrece una solución de la crisis de la Corte, la suerte se inclinará a favor de la izquierda

Aun así, no es claro cómo llegarán a una segunda vuelta. Puede ser que vaya un candidato anticorrupción versus un candidato contrario a los acuerdos de paz. O puede ser que vayan dos candidatos de derecha: Vargas versus el candidato de Uribe, por ejemplo.
En tercer lugar, las coyunturas serán definitivas. El resultado de la disputa entre las dos agendas dependerá en gran parte de los acontecimientos de los próximos meses. Muchos de ellos fortuitos. Un nuevo escándalo por alguna confesión de algún detenido o declaraciones fuera de lugar de magistrados radicales de la JEP en contra de terceros civiles pueden inclinar la balanza para uno u otro lado.
Paradójicamente, en manos del Gobierno está mucho de lo que pueda suceder. Si Santos no logra sortear el escándalo de Odebrecht y si no ofrece una solución de la crisis de la Corte, la suerte se inclinará a favor de la izquierda. Y si no genera confianza acerca de que los tribunales de paz no serán utilizados para tomar retaliaciones contra empresarios, militares y políticos, la derecha hará uso de la indignación de un sector mayoritario para imponer su agenda.
Otra cosa clara es que salvo el liberalismo y el Polo cercano a las Farc, ningún candidato quiere cargar con el peso de reivindicar la obra de un gobierno extremadamente impopular. Será una campaña antigobiernista de lado y lado.
GUSTAVO DUNCAN
Gustavo Duncan
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