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Medellín, sin eterna primavera

¿Cómo ha llegado la capital de Antioquia a esta situación extrema de contaminación?

El ecosistema del mundo es cerrado. La contaminación que se produce por efecto de la actividad económica de producción y consumo no puede ser transferida al exterior. El ecosistema de Medellín es relativamente cerrado, un valle estrecho con pocos vientos en el que se concentran los contaminantes en la atmósfera.
El CO2 y otros contaminantes, efectos de la industrialización, generan el calentamiento global, causante del derretimiento de los casquetes polares, los glaciares y páramos, lo que a su vez incide sobre la elevación del nivel del mar, las inundaciones y las pérdidas de zonas costeras. Ahora, lo que se avizora como un gran peligro apocalíptico es la liberación exponencial (un gran eructo) del gas metano en la atmósfera debido al derretimiento del Ártico, que podría llevar a la muerte del planeta, de todos.
Esta contaminación es consecuencia de 250 años de capitalismo industrial, movido por el consumo de combustibles fósiles. Primero, el carbón y luego, el petróleo, que son usados indistintamente dependiendo de sus precios. Esta energía mueve la economía, que tiene como objetivo supremo la ganancia, sin importar que en este proceso se produzcan costos ambientales.
Como se sabe, el centro de esta revolución industrial fue Inglaterra, y la siguieron Alemania, Francia, EE. UU., Japón, Corea, China, etc., para salir de la pobreza y el atraso económico. Y lo lograron: el símbolo de esa prosperidad fueron la chimenea humeante y luego, el Ford T.
En nuestro caso fue Medellín, a partir de 1900, la que se transformó en la ciudad industrial de Colombia, y algunas de estas industrias se convirtieron en un peligro para los medellinenses. La fábrica Sulfácidos, por ejemplo, era una fuente de gases mortíferos que por décadas agobiaron a los habitantes de Guayabal y alrededores.
Simesa, los textiles, la cerveza, el cementos, etc., todas contaminaron. En ese entonces (1905) la ciudad tenía apenas unos 60.000 habitantes, y hasta los años 70, cuando se llegó al millón de habitantes, todavía se podía respirar y el cielo era azul. Ahora, con más de 3,8 millones habitantes en el área metropolitana, la situación cambió radicalmente.
La industria, el crecimiento urbano y demográfico se constituyeron en grandes fuerzas que elevaron el consumo de combustibles fósiles hasta llegar al presente, cuando Medellín tiene que hacer uso de restricciones en movilidad para frenar los niveles mortíferos de contaminación. Actualmente, según las mediciones, la industria sería responsable del 20 por ciento de las emisiones y el transporte, del 80 por ciento restante. Así, la capital de Antioquia (más su área metropolitana) va camino de convertirse en una de las zonas más contaminadas de Latinoamérica.
¿Cómo ha llegado Medellín a esta situación, a pesar de contar con un sistema Metro desde 1995? Hay factores topográficos y atmosféricos que son determinantes, pero, igualmente, las políticas públicas locales, ejecutadas en las últimas dos décadas, hegemónicamente fajardistas, no enfrentaron el problema y más bien lo menospreciaron.
El POT, hecho a la medida de los intereses constructores e inmobiliarios, permitió en El Poblado la construcción en altura y la alta densificación, que a su vez llevaron al alto crecimiento del parque automotor privado. Igual viene sucediendo en otras zonas metropolitanas.
Por otro lado, las obras de infraestructura van dirigidas a incentivar el uso del vehículo particular en detrimento del transporte público masivo y limpio, como el túnel de Oriente. Pudo haber sido para un tren eléctrico que se articulara con el sistema Metro. Pero no fue así.
Igualmente, en el aeropuerto Olaya Herrera se inició en el 2016 la operación de aviones privados tipo jet para ejecutivos, y se construyó una plataforma para el efecto. Una actitud completamente elitista. ¿Por qué no cierran el Olaya y se llevan su operación a Rionegro?
También, la construcción de obras públicas, muchas mal hechas e innecesarias (las pirámides de la Oriental), y emprendidas todas en simultánea, ha colapsado la movilidad de la ciudad, mientras los automotores parados y encendidos aumentan la polución. Parques del Río es una solución paisajista, en el corazón de la contaminación ambiental, que impide su disfrute saludable, y no agrega nada en movilidad.
La única manera de frenar el calentamiento global es con un cambio radical en las formas de producir y de consumir, restringidas por una fuerte regulación ambiental. La innovación tecnológica puede ayudar, pero no se sabe cuándo llegará y pueda ser aplicada masivamente. ¿Cuánto cuesta la transición a vehículos eléctricos? ¿La venta de autos y de motos se va a detener? ¿Se va a detener la construcción en altura? No. Los intereses económicos prevalecerán sobre la salud y la vida.
El problema de la contaminación ambiental y del calentamiento es global, y su solución es también global. En Medellín poco se podrá hacer que sea significativo y no paliativo. El problema no se resuelve con pare (alertas roja y amarilla) y siga (verde), esperando que el cielo se torne azul y que el pasado regrese. Un sueño.
GUILLERMO MAYA
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