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Grandes inocentadas del 2015

Miss Universo, pobreza de las Farc, acuerdo de justicia y pifiadas económicas, en el podio.

JUAN LOZANO
La lista fue larga. Algunas muy estridentes, como la pifiada de Steve Harvey con la bella Ariadna, que será por siempre nuestra propia Miss Universo, y otras francamente descaradas como aquella orientada a hacernos creer que las Farc son la pobre viejecita sin nadita con qué reparar a sus víctimas.
Si no fueran tan dramáticos sus efectos, hoy parecería inocentada del Gobierno el cálculo inicial del crecimiento económico de este año con el que inflaron el presupuesto 2015 –¿por urgencias de ‘mermelada’?–, así como los parámetros con los que calcularon inflación, devaluación y déficit en cuenta corriente. No acertaron en nada, convirtieron el marco fiscal de mediano plazo en rey de burlas, dilataron o evitaron medidas necesarias por razones políticas y ahora enfrentamos un panorama 2016 bastante sombrío.
Cuando voces independientes empezaron a advertir lo que se venía, con arrogante altivez los genios de Hacienda, como bien lo ha recordado Eduardo Sarmiento, advertían –¡oh inocentada macroeconómica!– que nuestra economía “estaba blindada” y como eso no era cierto, ya proponen como receta salvadora una nueva reforma tributaria para exprimir contribuyentes, de esas que en campaña –inocentada clásica– prometían no efectuar.
Inocentada haber inaugurado Reficar sin que todavía estuviera lista. Inocentadas las del ministro Cristo, escudado tras los resultados de cuatro grandes capitales, declarando el éxito democrático y la transparencia de las elecciones locales. Inocentada prometer la redención del agro, habiendo sufrido un severo tijeretazo en la asignación presupuestal del año entrante.
Inocentada anticipada y bochornosa haber anunciado el 23 de septiembre, camino a la Asamblea de la ONU y en víspera de la proclamación del Premio Nobel, un definitivo acuerdo de justicia que no estaba listo. E inocentada volver a presentarlo casi tres meses después, sin que esté listo tampoco hoy, callando, entre otros temas claves, el mecanismo de selección de los jueces de las Farc. Pero que nada está acordado hasta que todo esté acordado no es ninguna inocentada.
Tampoco es inocentada, aunque parezca, que el Gobierno insista en vender Isagén tras una devaluación que supera el 40 por ciento con un miserable aumento cercano al 20 por ciento frente al valor definido el año pasado. El patrimonio de todos los colombianos no es para inocentadas ni para regalos a inversionistas cuyos estados financieros se liquidan en dólares. El asunto sigue al rojo vivo. Ojo.
Inocentada histórica pretender que la verdad del conflicto en Colombia pueda derivarse de una Comisión integrada directa e indirectamente solo por delegados de Santos y ‘Timochenko’. Inocentada eléctrica, aunque electrocute los bolsillos de la gente, violar la ley de servicios públicos para darles plata a los privados que habían recibido miles de millones del cargo por confiabilidad que pagamos para evitar el apagón pensando que de verdad eso operaría como un seguro. ¡Inocentes que somos!
Si supiera de inocentadas, Vivanco, el prestigioso director de Human Rights Watch, se habría preguntado si aprobar normas que luego se pasan por la faja para complacer a las Farc, como el marco para la paz o el referendo para la paz, hacen parte de la configuración de la que él llama “piñata de impunidades” que han intercambiado el Gobierno y las Farc o si eran solo divertimentos efímeros para entretener a la galería.
En el fútbol, de inocente Luis Bedoya tenía poco. Inocentadas divertidas las que hoy recogerán en sus emisiones los noticieros de televisión, haciendo gala de esa costumbre tan colombiana de celebrar a las carcajadas cada 28 de diciembre. En fin, inocentadas por doquier que ojalá no hubieran sido tales sino que correspondieran a logros reales con los que todos los colombianos seguimos soñando, como la paz sostenible o la economía sana. ¡Feliz día de los inocentes!
JUAN LOZANO
@JuanLozano_R
JUAN LOZANO
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