¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

¿Una segunda inquisición?

El problema que tienen Duque y Petro es que nadie les cree que no van a ser el “ángel exterminador”.

Las encuestas de Guarumo, publicada por EL TIEMPO, y la de Invamer en ‘Semana’ son muy reveladoras de la paulatina consolidación de las tendencias de opinión frente a la elección presidencial. Aun cuando los punteros, Petro y Duque, quieren dar la sensación de que ya todo está decidido, no se puede presumir que así nos fuimos. En la política, como en el fútbol, las cosas pueden cambiar hasta que no se dé el pitazo final. Pregúntenle a Pékerman.
Los electores tienden a votar no por el que más les gusta, sino por el que, en últimas, les parece el menos peor. Además, hay que reconocer que la gente se inclina a apostarle al caballo ganador. Las encuestas se vuelven una bola de nieve que produce un efecto catalítico mediante el cual quienes van arriba actúan como imanes a los que se les suman, a regañadientes incluso, muchos de los electores. La pregunta es si todavía hay espacio para que los demás candidatos, quienes, sumados, podrían ser una opción viable de centro, tienen la lucidez, la generosidad y la disposición para dar ese paso. Las encuestas a la que hacemos referencia son una fotografía, no un hecho cumplido.
En ese contexto, y ante la incapacidad –observada hasta ahora– de los demás candidatos para construir una opción viable de centro, que es lo que verdaderamente quiere el país, la campaña se ha convertido no en una controversia de ideas, sino en la demonización del contrario. El miedo al castrochavismo, alimentado por la oposición contra Santos, y la paz basada en la quimera de que las Farc se iban a tomar el poder llevan a muchos moderados a refugiarse en la derecha. Del otro lado, el temor al autoritarismo y al revanchismo de la extrema derecha asusta a los liberales, a los demócratas, a los progresistas, a muchos del centro y de la izquierda, llevándolos a caer en los brazos de Petro.
El problema que tienen tanto Duque como Petro es que nadie les cree que no van a ser el “ángel exterminador”. Aun cuando los dos están tratando de hacer méritos de moderación y sensatez, no han logrado convencer. Obviamente, ambos saben que sin capturar al grueso del electorado, que está en el centro, no ganan. Duque –que en ese sentido ha hecho un trabajo juicioso– no ha podido sacudirse a Uribe, y Petro tampoco ha podido escaparse de sus ínfulas imperiales mamertas desplegadas durante la alcaldía.
En nada ayudan la tutela contra Matador, interpuesta por amigos de Duque, ni la amenaza perentoria que nos ha enviado Uribe a Daniel Coronell y a todos los que nos hemos atrevido a oponernos a sus artilugios o hemos denunciado sus triquiñuelas. Ya nos advirtió de la persecución que nos espera. Increíblemente, le ganó el odio y no dimensionó el daño que le hizo a Duque. Uribe confirmó que, si llega al poder, encabezará una segunda inquisición.
La persecución que se anticipa puede desembocar en una prolongación de la guerra civil no declarada que inició Uribe y de la “lucha de clases” que promueve Petro. La gran paradoja sería que terminada una guerra de cincuenta años, al mismo tiempo, por culpa de la polarización extremista, empiece otra. Algo de tranquilidad ofrece que Duque sí es un hijo deseado de Santos, que se crio en su hogar y lo adoptó desde niño. Incluso, cuando era un infante, le ofreció ser una figura decisiva en su campaña. Fue él quien le ordenó dedicarse a cargarle la maleta a Uribe cuando andaba por Washington. Ojalá eso sirva para propiciar la moderación si llegase a ganar. Si no, estaremos condenados a otros cien años de soledad.
‘Dictum’. Las positivas cifras de inversión, seguridad y reducción de pobreza demuestran que con Santos, los tres huevitos de Uribe son hoy vigorosos gallos de pelea.
GABRIEL SILVA LUJÁN
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO

Más de Redacción