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Procuraduría para la gente

Desde la PGN combatiremos la corrupción, que hace incluso más daño que la guerra. Seremos implacables con los deshonestos e incondicionales con las víctimas.

Colombia vive momentos difíciles, que exigen instituciones fuertes y una ciudadanía activa. Son tiempos de unidad para superar la polarización y cimentar la paz. La Procuraduría General de la Nación (PGN) está llamada a ser protagonista de la reconciliación y garante de la Constitución de 1991. Ese será mi objetivo en el período 2017-2021, para el cual fui elegido por el Senado de la República.
Se necesita una Procuraduría que resucite los valores cívicos y ciudadanos de un Estado social de derecho, que no sea vocera de radicalismos ni instrumento de persecución política. Colombia debe contar con un Ministerio Público que se la juegue por los derechos de los ciudadanos, porque no basta con las buenas intenciones.
Una entidad que use las herramientas de la gerencia pública moderna, con vocación global para que esté conectada con el mundo. Una Procuraduría para la gente, que renueve la fe en la justicia, en un país donde se reconozcan los derechos de todos, y sobre todo de las minorías y los más vulnerables. Vamos a recuperar la dignidad de la justicia, para superar la bancarrota ética en que nos encontramos.
Desde la PGN combatiremos la corrupción, que hace incluso más daño que la guerra. La ética y la cultura de la legalidad serán herramientas para vencer la desigualdad y la exclusión que asfixian la democracia. Luchar contra la corrupción no debe ser un acto aislado de heroísmo, sino una obligación de todo demócrata. Seremos implacables con los deshonestos e incondicionales con las víctimas.
Pondremos en marcha las mejores prácticas internacionales y, con la colaboración de la Fiscalía, la Contraloría y los personeros municipales, activaremos un frente común de lucha contra la corrupción. Los organismos de control somos aliados, no rivales. Debemos producir respeto y no miedo a los funcionarios públicos y ciudadanos.
La PGN debe salir de su zona de confort e ir a las zonas de conflicto. Tenemos que desbogotanizar su acción. Solo así podremos avanzar hacia una Colombia más integrada, equitativa y justa. Hay un país agotado por la centralización, que reclama funcionarios con los pies en los territorios y el corazón en las leyes. Estaremos donde nos necesiten, con la Constitución en la mano, construyendo país con una institución que mire más allá de la calle 16 de Bogotá.
Fortaleceremos la participación ciudadana y los mecanismos directos de rendición de cuentas, de control de la gestión y las veedurías ciudadanas. Las minorías excluidas de este país serán parte de un Consejo Asesor de la Sociedad Civil, que presidiré y la cual llevará su voz a las diferentes ramas del poder público.
Garantizar los derechos sociales, económicos y ambientales será la premisa mayor. Hacer efectivos los derechos a la salud y los servicios básicos será prioridad. Será una Procuraduría para la paz, porque más que nunca es necesario un Ministerio Público que interprete a un país que no está dividido por la política, sino unido por el clamor de silenciar los fusiles.
El mejor acuerdo será siempre cumplir con la Constitución de 1991. Tengo certeza de que la sensatez se impondrá y brotará un nuevo acuerdo nacional de paz que propicie unidad y concordia para su cumplimiento. Estaré siempre dispuesto a contribuir a ello, como fiel de la balanza y garante de los acuerdos que se logren.
Llegó la hora de una Procuraduría ciudadana. Una Procuraduría para la gente.
Agradezco mucho a las directivas del periódico y a los lectores por haberme acogido en esta esquina editorial, con la esperanza de regresar luego para continuar con la tarea de demostrar que no habrá paz sin justicia.
Fernando Carrillo Flórez
* Procurador General de la Nación electo
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