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El tal paro camionero...

Urge resolver el paro camionero para evitar infiltración de los violentos e impactos económicos.

Juan Lozano
Como si no hubieran aprendido ninguna lección del tal paro agrario que no existía, en el gobierno Santos le fueron dando largas al paro camionero esperando que se levantara sin pena ni gloria por inanición mediática. En el Gobierno inventan películas, luego se las creen y posteriormente cuando la realidad les pasa la factura se declaran sorprendidos, reparten culpas, denuncian conspiraciones, alistan el Esmad y piden que los medios procedan responsablemente.
¿Es que acaso el ministro Cárdenas creyó que los transportadores no se percatarían del ‘mico’ gasolinero para impedir que ellos obtuvieran un beneficio razonable de la caída de precios del petróleo? ¿Y creyó que para desmontar el paro bastaría con un anuncio dominical de una rebaja modesta de 300 pesos cuando ha debido bajar miles?
Llamé a Pedro Aguilar para que, desde la ACC, me diera la visión de los camioneros. Les mortifica el precio de los combustibles por lo que ya se ha dicho. Pero también les parece inaceptable que se pretenda modificar en perjuicio de los camioneros un decreto expedido por el mismo Santos en el 2013 que establece pisos en el pago de fletes, pagos mínimos.
Y además se queja de imposiciones derivadas de compromisos de Santos con la Ocde por la cual, en el Plan de Desarrollo, quieren obligarlos a sacar todos los camiones de modelos anteriores al 2000. Rechazan esa imposición y tienen un petitorio desatendido sobre bienestar de los camioneros.
Lo cierto es que, tras varias sesiones de diálogo, en las que no lograron acuerdo definitivo, el paro, que se inició con una menor dimensión, se ha extendido a casi todo el país. Buenaventura, Nariño, Putumayo, Caquetá, centro y oriente, Eje Cafetero, Boyacá, Santander y Norte de Santander y se sienten algunos estragos en puertos del Caribe como Barranquilla y Cartagena. Eso no es bueno.
Ya aparecen consecuencias del paro prolongado. Incidentes entre el Esmad y los camioneros, riesgo de aprovechamiento de grupos armados, desabastecimiento, alza de precios, inflación, productos descompuestos, carga perdida, perjuicios económicos, leche derramada, en fin...
Con los taxistas pasa algo parecido. Peloteo prolongado. Mintic defiende a Uber, desde Mintransporte lo contradicen, mientras en Mintrabajo sueltan peroratas sobre derechos sociales y en la Supertransporte anuncian investigaciones y sanciones sin pensar en los usuarios. Y, de pronto, aparece un peculiar videoclip en el que dos ministros hacen el papel de extras dóciles, sentados en el asiento trasero de un taxi amarillo repitiendo un guion que les han impuesto.
Al poner punto final a esta columna se informa que en el Mintransporte se ha logrado un acuerdo entre el Gobierno y un sector de los taxistas para levantar el paro anunciado para mañana. Me alegro. Pero simultáneamente el otro sector dice que no se encuentra representado por los suscriptores de ese acuerdo y que se reunirá a partir de las 3 de la mañana para tomar decisiones. Veremos qué sucede.
Sea cual sea esa decisión, de antemano y en todos los frentes de protesta, se debe rechazar cualquier acción violenta, venga de donde venga; cualquier infiltración de grupos armados, cualquier manipulación política de las angustias de los protestantes, cualquier asomo de vandalismo, cualquier bloqueo y vías de hecho que afecten los derechos de toda la ciudadanía. Se deben levantar voces por la sensatez, la movilización pacífica y el ánimo de entendimiento.
Lo anterior no obsta para advertir que el Gobierno no debe satanizar la protesta social ni aparecer con un doble estándar mostrando manos de hierro, cárcel y plomo a quienes reclaman desde la civilidad por sus derechos, mientras algunos pretenden que extienda delicadas manitas de seda a responsables de crímenes de lesa humanidad.
Juan Lozano
Juan Lozano
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