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El 'gran escape' del premio nobel 2015

"La fábula del progreso es al mismo tiempo la de la desigualdad", dice Angus Deaton.

El profesor Angus Deaton es el ganador del Premio Nobel de Economía de este año. Nació en Escocia, pero su vida profesional ha transcurrido en los Estados Unidos, en donde se desempeña como catedrático en la Universidad de Princeton. Su trabajo es de una enorme pertinencia para un país como Colombia.
Su tema es la movilidad social. ¿Cómo lograr que los individuos ‘escapen’ de la pobreza y se forjen un futuro? El título de su libro más reciente es El gran escape, rememorando una película sobre la fuga de unos prisioneros en la Segunda Guerra Mundial. Pero en el primer párrafo Deaton advierte que el ‘escape’ al que se refiere es al de las gentes que salieron de “la pobreza y la muerte temprana y lograron mejorar su nivel de vida y motivar a otros para que siguieran su ejemplo” ('The Great Escape' -Salud, riqueza y los orígenes de la desigualdad, Princeton, 2013).
La historia de Deaton es fascinante. Su abuelo dejó el campo inglés con la esperanza de que le fuera mejor en la minería de carbón. Su padre tuvo dificultades para educarse y trabajó en su adolescencia como minero, antes de ser reclutado en la Segunda Guerra Mundial. Al regreso, sin haber terminado el bachillerato, se propuso estudiar ingeniería civil y, después de diez años de preparación y estudios nocturnos, entró a la universidad, se graduó y se dedicó a su profesión en Escocia, en donde conoció a su madre y se casó. Se ‘escapó’.
La gran preocupación del padre fue la educación de sus hijos, para que les fuera mejor, desde pequeños, de lo que le había ido a él. Consiguió, entonces, una beca para que su hijo Angus estudiara en un buen colegio en Edimburgo, lo que le permitió ingresar después a la Universidad de Cambridge a estudiar matemáticas. Con el grado comenzó a desempeñarse como profesor de economía, primero en Inglaterra y después en Princeton, en los Estados Unidos. Su hermana también fue a la universidad. Sus hijos estudiaron en Princeton y son, en la actualidad, profesionales exitosos. En cambio, ninguno de sus primos escoceses llegó a la universidad.
Para Deaton, los ‘escapes’ abren oportunidades para unas personas; la suerte, sin embargo, es importante. Porque “no todas tienen las mismas capacidades ni la determinación para aprovechar esas oportunidades. Por eso, la fábula del progreso es al mismo tiempo la de la desigualdad... Es el patrón que observamos hoy en día en el mundo –algunos ‘escapan’ y otros se quedan atrás, en situación de pobreza, privación, enfermedad y muerte–”. El libro analiza ese movimiento infinito entre progreso y desigualdad, en que el ‘escape’ de los unos sirve de incentivo para que otros sigan por el mismo camino, sin cerrarles la puerta a los rezagados.
* * * *
Digo que la pertinencia de las ideas de Deaton para Colombia es enorme. Coincidencialmente, hace una semana se presentó en la Universidad de los Andes el resumen de una excelente investigación sobre la movilidad social en el país, la cual encontró que, n obstante los avances de los últimos años, la movilidad social en educación en Colombia es baja. Especialmente en la población más vulnerable. Menor, además, que la registrada en Chile o en México (‘La Lotería de la cuna: la movilidad social a través de la educación en los municipios de Colombia’, nota de política, CEDE-EGOB, Uniandes, octubre del 2015). Y, como es de esperar, hay diferencias enormes entre regiones: “La menor movilidad educativa se encuentra en promedio sobre las cordilleras, mientras las costas y el suroriente del país presentan la mayor vulnerabilidad”.
La política social debe tener como gran objetivo aumentar la movilidad social a través de la educación. Desde la infancia hasta la universidad.
Carlos Caballero Argáez
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