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Colombia, la salvaje

Debemos aplaudir el discurso del Papa en la ONU, y también el mensaje de 'Colombia, magia salvaje'.

Sonia Gómez Gómez
Escuché el discurso del Papa en las Naciones Unidas y vi el documental ‘Colombia, magia salvaje’. Uno ambos temas –con todo el respeto por la valentía del Papa– porque tienen algo en común: reclaman un compromiso. El Papa dice que no más retórica ante la inequidad y la destrucción del planeta. El documental termina diciendo que todos podemos hacer algo por detener el arrasamiento de nuestro territorio y de los seres que lo habitan.
No más retórica, pide el Papa en Estados Unidos, país que ha sido renuente a firmar compromisos contra el cambio climático. Respeto y cuidado de nuestras aguas pide ‘Colombia, magia salvaje’ a un país donde sus gobernantes están apurando el paso para vender a los extranjeros las miles de hectáreas de recursos naturales que posee Isagén, donde se asientan y luchan por sobrevivir esos seres maravillosos que fueron espectacularmente filmados para esta producción. ¿Por qué estos empresarios no se pronuncian contra la venta de Isagén? ¿Por qué el dinero es lo único que los hace enfilar todas sus baterías cuando se necesita? Incoherencia, señoras y señores.
El Papa pidió a todos los gobernantes “medidas para preservar el medioambiente y evitar la exclusión social y económica, la explotación sexual, el trabajo esclavo, el terrorismo y el tráfico de órganos”. Habla de la casa común de todos y dice que el verdadero peligro está en los hombres. ‘Colombia, magia salvaje’ presenta al humano como lo que es: un depredador. Pero, la verdad es que ni la Iglesia ha comprendido que el crecimiento demográfico incontrolado debe ser frenado ya, antes que los hijos terminen matando unos a otros como Caín mató a Abel, ni los empresarios que financiaron el documental se han decidido a apoyar en primera línea los programas que buscan detener el nacimiento incontrolado en los países en desarrollo como el nuestro.
¿Recuerdan el polluelo que filmaron matando a su hermano porque no había comida para los dos en el nido? Ténganlo muy presente cuando busquen priorizar programas sociales que realmente tengan un impacto contra el deterioro del planeta y la pobreza de los más pobres. Eso es coherencia. Los hijos no deseados son una tragedia para ellos y para el planeta. El asunto no es solo de comida.
Espectacular el documental cuando nos presenta a los hermosos monos pelirrojos recién descubiertos en el sur del país y clama por que protejamos su hábitat. Pero es lamentable lo que hace la industria farmacéutica con la experimentación en monos, dentro y fuera de Colombia. Recibí recientemente del ‘Proyecto Gran Simio’ en España, un documental que muestra el abandono de 60 chimpancés –grandes monos antropomorfos con los que compartimos el 99 % de nuestros genes– utilizados en experimentación biomédica en una isla de Libia. Quienes los usaron decidieron abandonarlos a su suerte en la isla, quejándose del gran costo que supone facilitarles diariamente comida. Una vez más, ‘Proyecto Gran Simio’ solicita a la Comunidad Internacional el cese inmediato de toda experimentación con primates y otros animales, ya que existen medios alternativos más seguros, rápidos y económicos que la utilización de seres vivos sintientes, apelando a la conciencia moral y a la dignidad humana. Ojo Colombia. Coherencia.
En la ONU, el Papa tocó los corazones del mundo. Y aquí, ‘Colombia, magia salvaje’ es un proyecto que todos debemos aplaudir, por su contenido y su mensaje, por lo espectacular de su imagen y su música (la locución me dejó personalmente mucho que desear; bella voz, malos fraseos). Felicitaciones a sus realizadores. Ojalá como empresarios todos reflexionen en torno a lo dicho, porque para nadie es un secreto que en Colombia la inequidad ha sido el germen de buena parte de nuestra violencia.
Coherencia, examen de conciencia, acción, mía, tuya, nuestra. De todos y todas. No seamos “declaracionistas”, como dijo el Papa muy bien. Seamos efectivos.
Sonia Gómez Gómez
Sonia Gómez Gómez
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