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Pedagogía de la basura

Alpher Rojas Carvajal
Es evidente que la minicrisis sanitaria en Bogotá ha dejado importantes lecciones que, a mediano plazo, podrían tener carácter civilizatorio. La primera es la de haber traducido las preocupaciones privadas en asuntos de debate público, dado que muy pocos ciudadanos –excepto los que revuelan alrededor del lucrativo negocio– se interesaban ni sabían cómo operaba el sistema del aseo en Bogotá, sus intríngulis y mecanismos operativos, manipulados –desde 1988– por élites políticas y cúpulas empresariales, que se negaron siempre a observar las reglamentaciones ambientales, la salud pública como derecho, la justa concepción social del trabajo y la seguridad industrial.
En ese período, mientras 1.600 familias en situación de extrema miseria trabajaban entre los excrementos, desde el atardecer hasta el alba procesando 1.200 toneladas diarias, los operadores privados –cuatro núcleos parentales articulados a poderosas roscas políticas–, con exigua inversión de capital obtenían márgenes de utilidad superiores al 50 por ciento vía tarifas por un servicio prestado a la bartola con tecnología en obsolescencia visible, que nunca mereció un “memo” de los organismos de control.
Términos como ‘residuos’, ‘lixiviados’, ‘seleccionar en la fuente’, ‘reciclar’, ‘reutilizar’, ‘recuperar’, ‘transformar’, ‘relleno sanitario’, ‘ambiente sano’, ‘cambio climático’ e ‘inclusión social’ no formaban parte del léxico de la población; y cuando algunos sectores agenciaron estos términos, lo hicieron desde una lógica argumental inapropiada, más asociada a la praxis instrumental que a la concepción ambiental de espacio y salud públicos.
El alcalde Gustavo Petro libró una batalla sin antecedentes en los medios para transformar esa praxis utilitarista en una cultura basada en valores, conforme a los postulados de su programa relacionados con la cultura ambiental o biopolítica, en defensa de todas las formas de vida y con los cuales fue elegido. Sin embargo, los principales radiofonistas decidieron abordar el debate desde una perspectiva coyuntural, simplista y nada científica y, en contraposición, ponderaron hasta la apoteosis la operación privada, cuyas deficiencias nunca les merecieron análisis tan minucioso como el aplicado a la emergencia asumida por la institucionalidad distrital desde la hora cero.
Este debate permitió advertir dos variables presentes en el uso del conocimiento, ya clasificadas sagazmente por el sociólogo francés Pierre Bourdieu: el “uso cínico” y el “uso clínico”. El conocimiento usado “cínicamente” –de acuerdo con la mentalidad rentista– señala: “Ya que el mundo es como es pensaré una estrategia que me permita explotar sus reglas para mi provecho, sin considerar si es justo o injusto, agradable o no”. Cuando el conocimiento es usado “clínicamente” –como en efecto lo ha hecho el alcalde Petro–, puede ayudarnos a combatir más efectivamente todo aquello que consideramos incorrecto, dañino o nocivo para nuestro sentido moral.
En adelante, los ciudadanos tendremos la disciplina –que se convertirá en cultura– de seleccionar en la fuente (bolsas negras para desechos orgánicos y blancas para productos reciclables). Habrá un proceso de recuperación y transformación y una reutilización de los desechos que evitará el colapso del relleno sanitario. Y merced a las decisiones de la Corte Constitucional y a la política incluyente y social de la Administración Distrital, las organizaciones de recicladores tendrán un espacio laboral –con calidad y dignidad– para aplicar sus saberes mejorados por la capacitación profesional que les brinda la Alcaldía. Entonces el negocio, como la tierra en Colombia –según decía López Pumarejo– será para quien lo trabaje.
Libro recomendado: la historiadora Vera Weiller –profesora de la Universidad Nacional de Colombia– ha tenido la plausible iniciativa de traducir el libro ‘Teoría histórico-genética de la cultura’. Del cual es autor el sociólogo alemán Gunter Dux. Una profunda contribución analítica al esclarecimiento de cómo pudieron formarse las estructuras del pensamiento, del lenguaje y de la sociedad. Editorial Aurora, Bogotá.
*Analista político, investigador en Ciencias Sociales
Alpher Rojas Carvajal
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