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El uso público de la razón

Alpher Rojas
El reciente fallecimiento del Maestro Guillermo Hoyos Vásquez ha dado lugar a que los colombianos vuelquen  su mirada sobre la rica trayectoria intelectual y académica de quien fuera uno de los más notables filósofos de nuestro tiempo, poseedor de un pensamiento creativo y crítico, cuyo magisterio abrió horizontes nuevos de comprensión de la realidad colombiana desde la perspectiva filosófica, la ética y la cultura política. El profesor Hoyos Vásquez tuvo la virtud de generar espacios de construcción del conocimiento (escuelas de pensamiento y semilleros de investigación) en los que se empeñó en desdogmatizar polaridades explosivas, pues consideraba que la educación en todas sus dimensiones es, por sobre todo, comunicación. Irreductible defensor de la diversidad, el pluralismo democrático y la paz, desde una profunda convicción ética, nos recordaba con Kant en 'La paz perpetua', que "no debo hacer la guerra, ni a mis congéneres ni a mis vecinos". De ahí el respeto y la admiración que se granjeaba en todos los escenarios donde dejaba fluir el numen de su amplio universo cultural.
Todo en su apacible presencia de humanista, aún su palabra inteligente y sabia, en ocasiones volcánica pero no hiriente, identificaba al filósofo, ese hombre que -según  dijera Nietzsche- constantemente vive, ve, oye, sospecha, espera y sueña cosas extraordinarias; alguien como él a quien sus propios pensamientos le golpeaban desde fuera, desde arriba y desde abajo, constituyendo su especie peculiar de acontecimientos y rayos; acaso él mismo era una tormenta que caminaba grávida de nuevos rayos, un hombre fatal, rodeado siempre de truenos y aullidos y acontecimientos inquietantes.
En 1963 viajó a Alemania a estudiar en la Universidad de Colonia (fue el primer doctor en filosofía que tuvo Colombia) a los autores y asuntos que influirían en la intensidad de sus reflexiones: la fenomenología de Husserl y la teoría crítica de la Escuela de Fráncfort, especialmente con las teorías comunicacionales del filósofo Jürgen Habermas, de cuya obra fue unos de sus principales analistas y divulgadores.
La filosofía de la educación empezó a constituir para él un significativo filón de riqueza teórica y conceptual que lo acompañaría toda su vida, un esfuerzo para la formación moral de la persona  y para la consolidación de la sociedad. "Desde entonces he venido proponiendo -dijo- la urgencia de desarrollar una teoría discursiva  de la pedagogía a partir de la teoría  del actuar comunicacional de Jürgen Habermas. Puesto que la competencia ciudadana por excelencia es la competencia comunicacional, lo primordial en la educación es la formación ciudadana".
En ese sentido y en coincidencia con la filósofa norteamericana Martha C. Nussbaum, afirmó que muchos gobiernos piensan que las humanidades van en contravía de los objetivos prioritarios de la educación. "Preocupados sólo por el crecimiento económico, tratamos la educación cada vez más como si su objetivo primario fuera enseñar a los estudiantes a ser productivos económicamente, más que a pensar críticamente y a formarse como capaces de aprender de su experiencia y de comprender a las instituciones y a sus conciudadanos. Esta visión tan corta acerca de la utilidad  de la educación y de nuestras urgencias ha socavado nuestra habilidad para criticar la autoridad, ha reducido nuestra simpatía con los marginados, y ha dañado nuestra competencia para ocuparnos de problemas globales complejos". Pensaba que una educación para el respeto, el reconocimiento y la cooperación forma mejores ciudadanos, que la que se empeña en el liderazgo, la excelencia, el éxito, la productividad y la competitividad. La primera educa para la convivencia y la paz, la segunda se mueve en los límites estrechos del individualismo y el caudillismo.
Como director del Instituto del Pensamiento Liberal, tuve la fortuna de contar con su consejo y sus sabias enseñanzas; tanto como en  mi calidad de coordinador del colectivo humanitario de Colombianos/as por la paz, a cuyas cartas con la insurgencia hizo contribuciones excepcionales sobre la posibilidad de una salida política al conflicto y que fueron bien recibidas por la insurgencia y la sociedad civil.
Libro recomendado: 'La responsabilidad del pensar, homenaje a Guillermo Hoyos Vásquez', un producto cultural de insignes filósofos alemanes, argentinos, españoles y venezolanos dedicados a la fenomenología, la filosofía política y la ética. Ediciones Uninorte, 2008, 630 pág.
*Analista político, Investigador en Ciencias Sociales
Alpher Rojas
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