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¿Cuántos héroes más se llevará esta guerra?

En México se matan periodistas porque se puede. Y se puede porque las autoridades son cómplices.

Javier Valdez, uno de los reporteros que mejor investigó la violencia narco en Sinaloa (México), fue asesinado el 16 de mayo a plena luz del día. Y la subdirectora de un diario en Jalisco fue víctima de un atentado en el que murió su hijo. Valdez es el sexto periodista asesinado en México en lo que va de 2017. El año pasado hubo 11 ejecuciones. Y desde el 2000 han muerto más de 100 de estos verdaderos héroes que luchan en paz por la vida.
Después de la extradición a EE. UU. del ‘Chapo’ Guzmán, líder del cartel de Sinaloa, la violencia se ha recrudecido. Solo en los cuatro primeros meses de 2017 ya se habían registrado 492 homicidios, lo que deja claro que la guerra contra las drogas es un rotundo fracaso… o no, según se lo mire desde el pueblo o desde las enriquecidas autoridades corruptas.
Irónicamente, el izquierdista Andrés Manuel López Obrador, aspirante a la presidencia de México y amante de los monopolios estatales, pidió detener la guerra, y tiene razón. Entretanto, “en México se matan periodistas porque se puede, porque no pasa nada”, asegura un destacado portal mexicano.
Y se puede sencillamente porque las autoridades son cómplices. El sistema funciona básicamente así. La prohibición de algunas drogas muy dañinas ―aunque no de las más mortíferas como el alcohol y el tabaco― en rigor no existe; de hecho, el consumo ha crecido desde iniciada la guerra. La ley que las prohíbe es una excusa para que las autoridades puedan reprimir violentamente a aquellos narcos que no sobornan adecuadamente a los políticos, jueces y policías.

La guerra contra las drogas es un rotundo fracaso… o no, según se lo mire desde el pueblo o desde las enriquecidas autoridades corruptas

Es decir que, en rigor, la ‘prohibición’ es el monopolio que manejan las autoridades corruptas y que prefieren a los narcos porque garantizan altos precios que alientan la producción y les sirven para ‘esclavizar’ adeptos, ya que el drogadicto termina criminalizado, discriminado y agresivo frente a tan despiadada persecución.
Cuenta el periodista Javier Brandoli que, ahora, los narcos mexicanos comparten un nuevo monopolio con las autoridades, el de la gasolina. Las grandes narcoorganizaciones han encarado una política de diversificación ‘empresarial’. El cartel de Los Zetas domina el negocio con el 38 % del pastel, seguidos de Jalisco Nueva Generación con un 21 % y el cartel del Golfo con un 16 %”, asegura la consultora Etellekt. El negocio rondaría los US$ 1.000 millones al año.
El combustible es robado y se vende al por mayor o menor. Los Zetas cuentan incluso con barcos que transportan la gasolina a Centro y Sur América. El Estado mexicano tiene el monopolio del petróleo, que canaliza a través de la petrolera estatal Pemex. Así, el ‘modus operandi’ es usar a técnicos de esta empresa sobornados o amenazados para que perforen los enormes tubos trasportadores y coloquen válvulas de paso que, con ayuda de mangueras, llenan autotanques de unos 20.000 litros.
Pemex mide la presión del ducto permanentemente y detecta una fuga de inmediato, lo que evidencia la complicidad de los funcionarios estatales de la empresa. Según el informe de Etellekt sobre robos de hidrocarburos, Guanajuato y Tamaulipas son el primer y segundo estado de México en los que se han detectado más tomas ilegales, 968, durante 2016. Y el tercero es el de Puebla, con 826, en donde han desembarcado 2.000 militares para solucionar el problema, y, por cierto, no ‘han logrado’ detenerlo.
ALEJANDRO TAGLIAVINI
* Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California
www.alejandrotagliavini.com
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