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Natura

La dura realidad es que natura no me dio la posibilidad de tramar de apellido. Ojalá mis nietos sí.

Estuvo movida Colombia esta semana. Felipe Zuleta cerró Twitter, a Norberto lo premiaron en el Congreso, hubo agarrón en Wikimujeres y se separó James Rodríguez. Hablo de los hechos banales, que son los que nos mueven. Llevamos la vida fingiendo que nos importan las noticias trascendentales, cuando la verdad es que olemos un chisme y nos vamos encima a ver la sangre. No lo critico, solo que así somos y sería bueno reconocerlo en lugar de quejarnos porque la noticia más leída del día es que Ariana Grande colapsó las redes sociales después de subir una foto en ropa interior.
De todas ellas, me boté de cabeza en la de Felipe Zuleta. Un día antes de cerrar su cuenta, en su columna se había referido a la red como una cloaca, para luego decir: “Twitter les hace creer que pueden hablar con uno por el solo hecho de ponerle el @ y el nombre, y que eso los deja en igualdad con uno para hablar de tú a tú. Pues así les suene antipático y discriminatorio, no lo están. Twitter no les da lo que natura les negó”.
Natura, qué expresión. Quiere decir que la vida es inmutable y vas a tener que mamarte la que te tocó en suerte porque no es mucho lo que puedas hacer al respecto. ¿Qué le pasó a Zuleta para que dijera eso? No le pasó nada, es que así es, así lo criaron. A él y a buena parte de la clase alta de este país, incluido su primo, que quiere ser presidente. Al periodista se le abona que, fiel a su estilo, es de los pocos que tienen los pantalones para decir lo que piensan sin que, en apariencia, les importe mucho lo que opine el resto. Yo creo que sí le importa, pero ese es otro tema.

Natura, qué expresión. Quiere decir que la vida es inmutable y vas a tener que mamarte la que te tocó en suerte porque no es mucho lo que puedas hacer al respecto

En esta ocasión trató la violencia con más violencia, no lo comparto, pero es su espacio y puede hacer lo que quiera. Hace dos años había escrito una columna llamada ‘In memóriam’, donde en protesta y dolor por un ataque de las Farc que dejó varios muertos hizo copy-paste de la frase “No más guerra, no más Farc” hasta completar los tres mil caracteres. Yo llego a enviar una columna así y al día siguiente me echan por flojo y le dan el espacio a alguien que sí tenga algo que decir.
Además, se supone que es en esos momentos difíciles cuando más se necesita de quienes tienen voz en la sociedad. Lo de que me echaran por mandar una columna de ese estilo siempre lo dije en chiste hasta que un día se lo eché a mi editor, que con cara muy seria me respondió que en efecto perdería mi espacio inmediatamente si escribo algo de ese corte. Y lo entiendo, porque la dura realidad es que natura no me dio la posibilidad de tramar de apellido, pero estoy trabajando duro para que mis nietos, en el peor de los casos, puedan vivir del nombre.
En lo que sí estoy con Zuleta es que es mejor hacer oídos sordos y no responder en Twitter. Yo no lo hago, ni a insultos ni a elogios. Y no es que me crea de mejor familia, es que desde niño me ha importado un carajo la gente. Y al revés, siempre me he sentido de peor familia. Es cierto que uno que otro ha sobresalido, pero el resto somos una manada de subnormales tan grandes que es un milagro que nos alcance para comer tres veces al día. Tampoco es que el reconocimiento me haya cambiado, es que por despistado, inseguro o egocéntrico voy por la vida como flotando, sin importar mucho lo que pasa a mi alrededor. Y cuando me importa, finjo que no.
Mientras consumo noticias banales, que es lo que me gusta, quedo a la espera de un hecho doloroso y violento que me permita mandar una columna en blanco en señal de protesta, de apoyo a la paz y que de paso sirva de excusa para tomarme el día libre. Ojalá en el periódico entiendan el guiño y no me boten como a un perro. De no ser así y queda la vacante, ahí les mando a un primo.
ADOLFO ZABLEH DURÁN
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