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Crece tensión en Israel tras muerte de un policía y un beduino

Los hechos ocurrieron en Um al Hirán, en el desierto del Negev.

EFE
Las muertes de un policía israelí y de un profesor beduino durante unos disturbios por unas demoliciones en Um al Hirán, en el desierto del Negev, vuelven a tensar este miércoles las relaciones entre el Estado de Israel y su minoría árabe, que convocó para mañana a una huelga en señal de protesta.
Durante la evacuación de una villa beduina en el sur de Israel, un vehículo se dirigió hacia varios efectivos policiales desplegados en la zona y mató a uno de los agentes e hirió a otro, como muestran las imágenes recogidas por un helicóptero de la Policía, que han dado lugar a dos versiones.
"Se ve claramente que el terrorista conducía sin luces y después incrementó la velocidad hacia los efectivos en la zona", declaró el portavoz de la Policía Micky Rosenfeld en un comunicado sobre el atropello, que terminó con la vida del oficial Erez Levi, de 34 años.
La nota añadió que el vehículo estaba conducido "por un terrorista del Movimiento Islámico" y que "los oficiales respondieron y el terrorista fue neutralizado", lo que resultó en la muerte de su conductor, Yaqub Musa Abu al Qian de 47 años.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, calificó el incidente de "ataque terrorista" y dijo que se trata del "segundo atentado con atropello en pocos días", tras el que el pasado día 8 mató a cuatro soldados israelíes en Jerusalén Este.
El titular israelí de Seguridad Interior, Gilad Erdan, se expresó en esta misma línea durante el multitudinario funeral del agente y recalcó que "seis extremistas" que trabajan como maestros en el colegio de Abu al Qian habían sido previamente detenidos.
Por su parte, medios israelíes se hacen eco de las dudas que se desprenden del vídeo del incidente donde parece que la Policía disparó antes de que el vehículo se dirigiera al grupo de agentes, lo que reforzaría la teoría de testigos como el diputado árabe Jamal Zahalka que aseguran que el conductor perdió el control al ser abatido.
Ayman Odeh, quien encabeza la Lista Común (coalición de partidos árabes en el Parlamento israelí) y que fue herido durante los disturbios y trasladado al hospital, publicó en su página de la red social Facebook que los policías asaltaron "con brutalidad" la villa, "disparando gases lacrimógenos, bombas de sonido y balas recauchutadas".
Los enfrentamientos entre las personas que intentaban impedir los derribos y las fuerzas de seguridad se prolongaron durante la tarde local y provocaron numerosos heridos.
Hasta 480 agentes de la Policía y de la Policía fronteriza, incluidas patrullas a caballo, se habían desplegado desde antes del amanecer para llevar a cabo el desalojo y la posterior demolición de quince estructuras residenciales impuesta por una orden judicial tras un litigio de trece años.
La estatal Autoridad de Tierras de Israel asegura que las estructuras son ilegales porque fueron construidas sin permisos y que intentó negociar "su evacuación a cambio de compensaciones y la reubicación en otras parcelas", lo que rechazaron los residentes pese al aviso de demolición, según un comunicado.
Um al Hiran es una de las más de treinta comunidades beduinas que existen en el desierto del Negev, tipificada por la ley israelí como "no reconocida".
Un plan gubernamental de 2011 para regular la propiedad de las tierras y reubicar a decenas de miles de beduinos se encontró con la oposición de esta comunidad y de distintos organismos de la comunidad internacional, entre ellos la ONU, que llegaron a calificarlo de discriminatorio.
"Los beduinos son parte de nosotros y queremos integrarlos en la sociedad israelí, no radicalizarlos", declaró hoy Netanyhu después de los incidentes, que han tensado aún más la cuerda entre la minoría árabe y el Estado.
El Comité Superior Árabe llamó a esa minoría (1,7 millones de personas) a secundar una huelga nacional mañana, en la que está previsto que se cierren los negocios, pero que los niños acudan a tres horas de clase para aprender sobre demoliciones. Se trata de la segunda huelga en poco más de semana, tras la convocada el pasado martes en protesta por los derribos de nueve inmuebles en la ciudad de Qalansua, al noreste de Tel Aviv.
Para la minoría árabe israelí, las actuales demoliciones están vinculadas al desmantelamiento por orden judicial de la colonia de Amoná, en los territorios ocupados de Cisjordania, ante el que Netantayu prometió aplicar la misma ley en otras partes de Israel. "Así que di instrucciones para acelerar la demolición de construcciones ilegales en el Negev, Wadi Ara, en Galilea, en el centro, en todo el país", aseguró en diciembre pasado.
EFE
EFE
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