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'Ni una menos': el grito de las mujeres latinoamericanas

Feminicidio de Lucía Pérez (Argentina) puso de nuevo la atención sobre un fenómeno poco estudiado.

“Esta vez le tocó a Lucía sufrir esa bestial violencia de género, pero la próxima te puede pasar a vos o a la persona que más amás en el mundo”.
Esta es una de las frases de una carta con la que Matías Pérez despidió a su hermana, Lucía Pérez, una joven argentina de 16 años que fue drogada, violada y empalada, y cuyo cuerpo apareció el pasado 8 de octubre, convirtiéndose en una nueva víctima de feminicidio o asesinato de mujeres por razones de género.
En teoría, el feminicidio se configura cuando el agresor ejerce sobre el cuerpo de la víctima actos violentos de instrumentalización sexual o acciones de opresión y dominio sobre su ser.
Pero no en todos los países se mide igual.
De ahí que si se quiere hacer un estudio global en Latinoamérica sobre el fenómeno, se choca con el hecho de que en algunos de estos países no está tipificado este delito como tal; otros solo incluyen en esta categoría las muertes que están directamente relacionadas con violencia por parte de su pareja o expareja sentimental; para algunos más son simplemente homicidios y no se hace la distinción, y en otros las cifras no se reportan de manera sistemática.
“Es necesario y fundamental que los países lleven un registro de estos atroces asesinatos, ya que así se le puede realizar un mayor seguimiento para que la justicia condene al responsable”, aseguró a EL TIEMPO Ada Rico, directora de la ONG argentina Casa del Encuentro, organización que coordina los informes del Observatorio de Feminicidio Adriana Marisel Zambrano.
Según datos oficiales recopilados por el Observatorio de Igualdad de Género de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), 1.903 mujeres fueron asesinadas por su condición de género en el 2014 en la región.
La cifra alarma aún más cuando se habla de que de los 25 países con mayor tasa de feminicidios en el mundo, 14 son latinoamericanos, encabezados por Brasil, México y Honduras, con la reserva de que en los dos primeros, las cifras son fragmentarias o extraoficiales. En Brasil, además, solo hay datos hasta el 2013. A lo que se suman las enormes diferencias demográficas si se intenta hacer una comparación.
A pesar de esto, María Nieves Rico, directora de Asuntos de Género de la Cepal, afirma que Latinoamérica es una de las regiones que más han avanzado en legislaciones que sancionan la violencia contra las mujeres, aunque hay dificultades en la aplicación de estas leyes. “Las propias mujeres son otra vez violentadas cuando no les creen o cuando la justicia no es lo suficientemente eficiente. Sin duda, el feminicidio de Lucía conmovió a la región”.
El pasado 19 de octubre, organizaciones de mujeres en Argentina convocaron a un paro nacional femenino en el que durante una hora suspendieron todas sus actividades. Con mensajes como “ni una menos” y “el machismo mata”, miles de mujeres se movilizaron en esta jornada denominada ‘Miércoles negro’, que también se llevó a cabo en Chile, Bolivia, México y Perú, entre otros. En el caso argentino, y según cifras de la Corte Suprema, en el 2015 se registraron 235 actos de esta clase, mientras que el observatorio de este país consignó 286.
Otro de los casos que generaron conmoción en el 2016 fue el de Marina Menegazzo y María José Coni, de 21 y 22 años, dos argentinas que se encontraban en un balneario de Montañita (Ecuador) cuando fueron asesinadas por dos hombres, quienes en agosto recibieron una condena de 40 años de prisión. En este país, el feminicidio se tipificó como delito desde el 2014.
En la ciudad brasileña de Río de Janeiro, una joven de 16 años fue violada por 33 hombres y, aunque no terminó en feminicidio, se convirtió en un caso emblemático de brutalidad contra la mujer y produjo una reacción vital de la sociedad, traducida en marchas y en expresiones artísticas.
En Brasil, el feminicidio está tipificado como delito desde el 2015, pero aún no existen cifras oficiales. Según Flacso Brasil y la ONG Sempreviva, en el 2013, 1.583 mujeres fueron asesinadas por su pareja, expareja o familiares, lo que representó un 33,2 por ciento del total de homicidios femeninos en ese año. Llamó la atención este tipo de crímenes contra niñas menores de un año. No hay datos del 2014.
Pero si los casos de Argentina y Brasil se han convertido en emblemáticos recientemente, quizás los más dramáticos son los de México, y en particular los de Ciudad Juárez, porque son de muy vieja data, tuvieron relación con el narcotráfico y en su mayoría están impunes.
Muchos de estos se produjeron en los años 90 y se destacaron por la atrocidad de los actos. Las víctimas en su mayoría eran jóvenes entre 15 y 25 años.
Las penas por feminicidio en México van desde los 40 hasta los 60 años de prisión; sin embargo, no hay una cifra oficial de este delito. “No existe una voluntad política para suministrar cifras oficiales sobre feminicidio en todo el país. Se quiere ocultar la información porque en México, estos casos siguen siendo tabú”, aseguró María de la Luz Estrada, coordinadora del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio.
Según la Cepal, “en promedio, 12 mujeres son asesinadas a diario en la región por el hecho de ser mujeres, aunque no todos los países tienen los datos tipificados. En México, por ejemplo, se habla de ‘violencia feminicida contra las mujeres’, pero el dato que reportan es el de defunciones femeninas con presunción de homicidio, lo que abarca datos más globales”, afirmó Alejandra Valdés, coordinadora del Observatorio de Igualdad de Género del organismo.
Uno de los problemas más graves es que, a pesar de las denuncias, el agresor, a quien en muchas ocasiones se le dictan cauciones, las quebranta y continúa intimidando a la víctima hasta asesinarla. “Por más que haya mecanismos de prevención, si no hay un cambio cultural va a ser imposible erradicar este tipo de violencia”, destaca Ada Rico.
“Somos sociedades en donde el sexismo y la discriminación contra las mujeres forman parte de nuestra cotidianidad; por ejemplo, en los medios de comunicación, en la publicidad, en los chistes, en los piropos... Y por eso desde el día a día se debe acabar cualquier modalidad de violencia contra la mujer”, concluye Nieves Rico.
Colombia y el caso Rosa Elvira Cely
En el 2012 se presentó el caso de Rosa Elvira Cely, de 35 años, quien fue violada y empalada en el Parque Nacional de Bogotá y quien murió días después por la gravedad de las heridas que le produjo el agresor, el cual resultó ser un compañero de estudio.
Esta agresión produjo un gran rechazo en la sociedad colombiana y llevó a que se aprobara la Ley 1761 del 2015, conocida como Ley Rosa Elvira Cely, que castiga el feminicidio con hasta 40 años de prisión.
La representante a la Cámara Angélica Lozano asegura que la Ley Rosa Elvira Cely fue muy difícil de aprobar debido a la “alta resistencia y el rechazo del Congreso a entender este tipo de violencia estructural que la minimizaba y quería tratar todo como homicidio”.
Lozano afirma además que la aprobación se produjo también por la gran presión de las organizaciones de mujeres.
DIANA RINCÓN HENAO
Redacción ELTIEMPO.COM
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