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Chile, destino de jóvenes españoles que huyen de la crisis

Dirigen su mirada hacia Sudamérica y ven en Chile una garantía de estabilidad política y económica.

EFE
Son jóvenes muy preparados, con carreras e idiomas en sus currículos y sin cargas familiares a sus espaldas, pero la crisis en España les ha empujado a dar el salto al otro lado del océano para encontrar en Chile la estabilidad económica.
Gerardo, ingeniero de telecomunicaciones de 31 años, Marga, arquitecta de 28 años, y María Ángeles, de 27 años y licenciada en Periodismo y Derecho, decidieron un día hacer las maletas y embarcarse rumbo a Santiago en busca de un futuro más satisfactorio.
Las penurias económicas que ahogan a España, con 5,27 millones de parados, entre ellos casi la mitad de los menores de 25 años (48,7 %) sin empleo, han provocado un vuelco en los flujos demográficos y han convertido a estos jóvenes en los nuevos emigrantes del siglo XXI.
Huyen de la crisis que castiga a su país, pero también al resto de Europa, dirigen su mirada hacia Sudamérica y ven en Chile una garantía de estabilidad política y económica, con una envidiable tasa de desempleo, situada en el 6,6 %, y un crecimiento superior al 6 % en 2011.
"Descarté Europa por la crisis. Estados Unidos me apetecía, pero tiene el problema de la visa. Entonces ya pensé en Latinoamérica. Busqué países que estuvieran creciendo, que fueran seguros", explica a Efe Gerardo Cornejo, un malagueño que aterrizó en Santiago hace seis meses.
Aunque resulta difícil cuantificar su número porque la inscripción en el registro del Consulado es voluntaria, son muchos los jóvenes españoles que como él se han instalado en Chile en los últimos dos años.
En total, en estos momentos hay 48.031 españoles inscritos en el Consulado, según fuentes oficiales consultadas por Efe. Hace un año, eran 44.109, aunque las mismas fuentes, el aumento ha podido deberse al efecto de la Ley de Memoria Histórica, que amplió la nacionalidad española a los descendientes directos de los antiguos emigrantes españoles.
Según datos del Ministerio del Interior, si en 2010 se otorgaron 388 visas de residencia sujetas a contrato a ciudadanos españoles, entre enero y octubre de 2011 esa cifra ascendía ya a 464.
Pero entre la comunidad española residente en Chile, es habitual ver cada vez más caras nuevas y recibir correos o llamadas de amigos y conocidos que preguntan sobre la situación en el país más próspero de Sudamérica.
Así lo cuenta Marga González-Calvo, quien logró un contrato con un estudio de arquitectura y, una vez en Chile, animó a su hermano, de 30 años, para que se instalara a trabajar como enólogo.
"Para nosotros ahora mismo Chile es un sitio muy bueno, porque tiene estabilidad económica y hay mucho trabajo. Cualquier español que quiera trabajar puede hacerlo", asegura esta joven de Valladolid, que lleva quince meses en el país andino.
Las autoridades chilenas corroboran esa impresión. Según explicó a Efe el subsecretario del Trabajo, Bruno Baranda, falta mano de obra en la minería, la construcción y agricultura, y en los dos primeros sectores no solo se necesitan obreros, sino también profesionales cualificados.
En otros ámbitos, en cambio, es más difícil abrirse camino. "En Chile pasa igual que en España. El sector financiero es muy hermético", sostiene Gerardo Cornejo, quien a pesar de exhibir un prolijo currículum, sigue buscando trabajo.
Estar lejos del hogar, además, no es tarea fácil. "Requiere mucho esfuerzo personal, porque estamos a más de 13.000 kilómetros de casa, hay quince días (hábiles) de vacaciones al año y además los sueldos no son excesivamente altos", explica Marga.
Aun así, las buenas perspectivas laborales compensan en parte el desarraigo familiar. "Sin duda, lo peor es vivir lejos de la familia, siempre la echas de menos siempre. Pero te lo tomas como algo práctico, y ayuda a entenderlo el hecho de que tengas trabajo y estés aprendiendo", cuenta María Ángeles Pinilla.
Esta joven madrileña llegó a Chile en 2010 para hacer las prácticas de un máster y al terminarlas regresó a Madrid pero, ante el sombrío panorama económico, decidió volver a Santiago, donde encontró un puesto en una agencia de información económica.
"Yo vi que aquí había posibilidades y que mis compañeros del colegio, de la universidad, del máster, se estaban marchando de España o seguían buscando trabajo durante meses", explica. Aunque en su currículum figuran además dos licenciaturas, María Ángeles lamenta que contar con una extensa cualificación no sea ahora "garantía de nada".
En un goteo silencioso pero continuo, otros muchos ya han dado ese paso a medio plazo, a falta de ver si su nueva vida, y el trabajo y la familia que vendrán con ella, hacen de esta aventura un viaje de ida y vuelta o la convierten en una partida sin retorno.
EFE
EFE
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