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Latinoamérica

¿Se diluye el poder político de Rafael Correa en Ecuador?

El expresidente ecuatoriano Rafael Correa durante su visita a Quito (Ecuador).

El expresidente ecuatoriano Rafael Correa durante su visita a Quito (Ecuador).

Foto:José Jácome / EFE

Los escenarios que se le presentan al expresidente tras intentar mover las entrañas del correísmo.

Andrea Morante
“Partimos, Patria querida. No sé cuándo te vuelva a ver, ni si me lo permitirán, solo sé que nadie te podrá arrancar de mi corazón”. Estas fueron las últimas palabras que Rafael Correa, expresidente de Ecuador, tuiteó a sus seguidores antes de retornar a Bélgica, país donde reside desde junio pasado luego de terminar su mandato.
Durante la visita de 10 días, Correa desató las mismas pasiones con las que gobernó el país por 10 años consecutivos.
Para algunos analistas, el polémico líder ecuatoriano se dio un “panzazo (barrigazo)” que no olvidará y dan por terminado el “ciclo Correa”. Para otras voces, logró parte de su cometido al demostrar que, pese a la coyuntura política en su contra, aún mantiene un poder de movilización que podría poner nervioso al actual Gobierno.
Correa quiere salvar su proyecto ‘revolucionario’ para que no sea solo un ‘hermoso momento de la vida política del país’ y por eso vino a medir fuerzas con su coideario y sucesor, Lenín Moreno, a quien acusa de “traicionar” el proyecto de la Revolución Ciudadana que impulsó su movimiento político, Alianza País (AP).
Correa vino también a recomponer la consulta popular convocada para el 4 de febrero, que, de recibir un sí mayoritario, bloquearía su posibilidad de reelección presidencial y eliminaría la estructura de control estatal que logró armar durante su Gobierno.

Correa tiene más pasado que futuro y sus seguidores sin él tendrán serios problemas para mantenerse en el escenario político

Franklin Ramírez, catedrático de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), sostiene que el exmandatario vino a aglutinar, sostener y movilizar a lo que queda del correísmo, frente a la división partidista. “Es una forma de encarar una medición de fuerzas con sus adversarios, y Correa debe haber sido consciente de que no tenía opciones de ganar y de que su presencia tenía que evaluarse en relación con la capacidad de preservar las bases de apoyo”, puntualizó a EL TIEMPO.
Ramírez considera que lejos de que Correa se haya ido del país como ganador o perdedor, su visita tuvo un alto significado político. En un escenario desconocido y adverso al de control y poder que estuvo acostumbrado a manejar logró movilizar a los circuitos cercanos al correísmo y demostrar que tiene un capital político propio, pero también le quedó claro que su lugar en el entramado estatal está erosionado.
Para José Hernández, periodista y columnista del portal 4 pelagatos, Correa y los suyos hablaron de ríos de gente, pero esta vez no tuvieron el aparato mediático para “convertir esa falacia en verdad oficial” y “bastó una toma abierta –y muchos ciudadanos hicieron ese trabajo– para probar que sus ríos de gente eran, en realidad, un puñado de militantes”.
“Correa tiene más pasado que futuro y sus seguidores sin él –ahora que la consulta es un hecho– tendrán serios problemas para mantenerse en el escenario político. Al parecer, Correa sabe que retomar su liderazgo se le presentará cuesta arriba”, añade Hernández.
Moreno ha ganado poder en los seis meses de su gobierno y está haciéndoselo sentir a su exjefe. Logró que el Consejo Nacional Electoral lo reconozca como único presidente de AP, y que desconociera la convención partidista que presidió Correa y que aceptara la convocatoria directa para la consulta popular, sin esperar el fallo de la Corte Constitucional.
A pesar del llamado correísta para votar por el no, el voto favorable por las siete preguntas planteadas supera el 70 por ciento, según la firma Cedatos.
Correa sabe que el sí ganará y por eso advierte que si se aprueba la consulta no podrá volver al país. “Me van a acusar de cualquier cosa con autoridades totalmente vendidas y me van a impedir no solo regresar, sino volver a ser un simple concejal”, dijo al abrir la posibilidad de formar otro movimiento político.
ANA LUCÍA ROMÁN
Para EL TIEMPO
Quito
Andrea Morante
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