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El periodismo burlesco del 'Chapo' Guzmán

La entrevista de Sean Penn fue una oda al narcisismo y una fuga de subjetividad.

Cárcel de Puente Grande, Jalisco, México. 2008:
–¿Cuánto tiempo lleva usted aquí, Don Rafa’? –inquiere el periodista.
–Llevo toda una vida aquí (…). Ya veo a los guardias y a los presos como si fueran de mi familia –responde el reo.
Lo anterior es un fragmento editado –la versión original de este capítulo puede consultarse en la web– de la entrevista que el periodista mexicano, Jesús Lemus, le hizo a Rafael Caro Quintero, alias el Narco de narcos, un hombre que según los medios mexicanos, antes de ser capturado en 1985, fue el capo del narcotráfico más grande de México.
Este reportero purgó tres años de prisión y compartió el penal con el ‘Narco de narcos’ y, aprovechando su olfato periodístico y su astucia, lo entrevistó. Lemus narra esta historia junto a la de otros narcos en su libro: ‘Los Malditos. Crónica negra desde Puente Grande’, un texto de 320 páginas publicado por Grijalbo, en el 2013. En él, Lemus dedica todo el capítulo 14 a este hombre que, según la DEA, fue el responsable del mayor flujo de narcotráfico entre México y EE. UU., a mediados de la década del ochenta. (Lea también: Las razones por las que la entrevista del 'Chapo' Guzmán es un fiasco)
La entrevista continúa y Lemus, tras detallar varios encuentros esporádicos que sostuvo con Caro Quintero, publica la respuesta que el narco le dio sobre el trato que la prensa le había dado a su caso: “A mí los periodistas me hicieron la fama más grande de la debida. Hablaron de mí hasta más no poder. Nadie se los podía impedir”.
Este texto de Lemus, así como el de tantos periodistas que han cubierto por décadas el narcotráfico, es dinamita pura y bien contada y reporteada. Al final, han resultado denuncias periodísticas que han sido la batuta de la verdad y que tienen todo el rigor en sus pesquisas, a diferencia de ‘El Chapo Speaks’ (El Chapo habla), el texto ‘periodístico’ publicado por 'The Rolling Stone' y escrito por el actor hollywoodense, Sean Penn, a principios de este mes.
La primera veintena de párrafos escritos por Penn refleja su megalomanía. Profundizando en la manera como describe su encuentro con el 'Chapo’, se evidencia la falta de experiencia de Penn como reportero y los pecados de narcisista en los que incurre, pues el texto, más que una crónica o un reportaje, es una diatriba de las sensaciones pueriles y de indefensión del actor de ‘Mystic River’ (2003), ‘Dead Man Walking’ (1995) y ‘The Gunman’ (2015). (También: Sean Penn admite que su entrevista con el 'Chapo' fue un 'fracaso')
Penn admitió públicamente, a través de una entrevista que le dio al diario británico ‘The Guardian’, que sintió un “terrible arrepentimiento” por su texto sobre el exlíder del Cartel de Sinaloa –uno de los más peligrosos de México, según el el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), el principal organismo de inteligencia de ese país–.
Llorar sobre la ‘tinta derramada’ ya no es suficiente. El texto de Penn fue una bofetada burlesca a los 80 periodistas asesinados y 17 reporteros desaparecidos en México, según el más reciente informe de Reporteros Sin Fronteras. De igual manera, lo fue contra quienes han sido víctimas de la censura periodística en ese país; incluso, es una burla contra los ocho periodistas mexicanos que entre 2010 y 2015 han pedido asilo a Estados Unidos por motivos de seguridad, según los reportes oficiales del Comité para la Protección de Periodistas.
La ‘entrevista’ de Penn se trocó en una plataforma mediática para que el ‘Chapo’ se vendiera mundialmente como una ‘víctima’ de los sistemas político y económico de México. Y Penn cayó en la trampa. Soslayó preguntarle –según lo evidenciado en el texto– sobre el porqué de sus actividades ilícitas, sobre los miles de muertos que el cartel de Sinaloa ha presumido, sobre los efectos nefastos del narcotráfico en el empobrecimiento de México, entre otros.
Es reprochable la consecución, el desarrollo y publicación del material de Penn, pero es aún más deleznable cómo el afán inmediatista del periodismo anglosajón –en este caso– denigra los mínimos parámetros de este oficio (búsqueda de la verdad, contraste de fuentes, etc.) solo para complacer el halo del espectáculo que desde hace mucho tiempo embadurna al periodismo.
JUAN CAMILO VELANDIA
Profesor de la Facultad de Comunicación
Universidad de La Sabana
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