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Europa

Campaña para el regreso / Opinión

A medida que se desarrollen los efectos del 'brexit', más gente querrá unirse.

A medida que se desarrollen los efectos del 'brexit', más gente querrá unirse.

Foto:EFE

Los líderes europeos deben reconocer que la UE está al borde del colapso, George Soros.

Hasta que el Reino Unido votó por la salida de la UE, la crisis de los refugiados era el problema central que enfrentaba Europa. De hecho, esa crisis fue un factor crucial de la calamidad mayor, el ‘brexit’.
El voto pro-‘brexit’ fue un baldado de agua fría; tras el referendo, la desintegración de la UE parecía inevitable. Diversas crisis en formación en otros países de la UE (en especial, Italia) profundizaban el pronóstico aciago para la supervivencia de la Unión.
Pero ahora que comienza a amainar la conmoción inicial, está ocurriendo algo inesperado: la tragedia ya no parece un ‘fait accompli’ (hecho consumado).
Muchos británicos comienzan a arrepentirse de su decisión, pues lo hipotético se volvió real. La libra se derrumbó; es probable la celebración de otro referendo en Escocia; los que lideraron la campaña pro-‘brexit’ están en una guerra fratricida, y algunos seguidores comenzaron a vislumbrar un futuro ominoso. Una señal de este giro de la opinión pública es una campaña –con más de cuatro millones de firmas– para pedir al Parlamento un segundo referendo. Así como el brexit fue una sorpresa negativa, la respuesta espontánea que produjo es positiva. Se han movilizado personas de ambos bandos (lo más importante, algunos que no votaron, en especial jóvenes menores de 35).
La conmoción posterior al referendo dejó a la vista del pueblo británico lo que perderá abandonando la UE. Si el sentimiento se extiende al resto de Europa, lo que parecía la desintegración de la UE puede convertirse en el motor de una Europa más fuerte. Y el proceso podría comenzar en Gran Bretaña: el voto no puede revertirse, pero la campaña de recolección de firmas puede transformar el panorama político al revelar un nuevo entusiasmo por la pertenencia a la UE. Esto podría trasladarse al resto de la UE y generar un movimiento para salvarla. A medida que se desarrollen los efectos del ‘brexit’, más gente querrá unirse.
Lo que la UE no debe hacer es penalizar a los votantes e ignorar sus legítimas inquietudes sobre las deficiencias de la Unión. La dirigencia europea debe reconocer sus errores y el déficit democrático de la estructura institucional. Hay que reinventar la UE y convertirla en el tipo de club al que el RU y otros en riesgo de irse querrían ingresar. Si Francia, Alemania, Suecia, Italia, Polonia y los demás países ven que la permanencia en la UE los beneficia, esta saldrá fortalecida. Si no, se romperá antes de lo que se cree.
El próximo punto candente es Italia, que se enfrenta a una crisis bancaria y a un referendo en octubre. Si el primer ministro Matteo Renzi no resuelve esa crisis a tiempo, perderá el referendo, lo que podría llevar al poder al Movimiento Cinco Estrellas, socio en el Parlamento Europeo del Partido de la Independencia del RU. Renzi necesita ayuda de las autoridades europeas, pero estas son lentas e inflexibles.
Los líderes europeos deben reconocer que la UE está al borde del colapso. Deben adoptar medidas excepcionales. En primer lugar, trazar una distinción entre la pertenencia a la UE y a la eurozona. Los países que tienen la suerte de no ser miembros de la segunda no deben ser discriminados.
Si la eurozona desea una integración más estrecha (como debería ser), necesita un presupuesto y un organismo de hacienda propio que actúe como autoridad fiscal a la par de la autoridad monetaria (el Banco Central Europeo).
Segundo: la UE debe poner en acción su buena capacidad crediticia. Sería irresponsable que los líderes no lo hagan, pues la existencia misma de la UE está en juego.
Tercero: la UE debe fortalecer sus defensas para protegerse de enemigos externos, que probablemente hoy aprovecharán su debilidad. El mayor activo de la UE es Ucrania, cuyos ciudadanos están dispuestos a morir por su país; al defenderlo, defienden a la UE. Ucrania tiene un gobierno nuevo con determinación y capacidad para implementar las reformas por las que tanto sus ciudadanos como sus amigos externos han estado clamando. Pero la UE no está dando a Ucrania el apoyo que merece (a diferencia de EE. UU.).
Cuarto: hay que revisar los planes para la crisis de refugiados: son ineficaces, están mal financiados y usan medidas coercitivas que generan resistencia.
Si la UE logra estos avances, se convertirá en una organización a la que la gente querrá pertenecer. Y volverá a ser posible una modificación de los tratados (y una mayor integración). Si los líderes europeos no actúan, los que quieren salvar a la UE deben seguir el ejemplo de los jóvenes activistas británicos. Hoy más que nunca, los defensores de la UE deben hacerse oír.
GEORGE SOROS*
* Presidente de Soros Fund Management y de Open Society Foundations
© Project Syndicate
Londres.
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