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Europa

Ataque en Mánchester lleva el temor más allá de Londres

Policías armados custodian el Lancashire County Cricket Club en Manchester.

Policías armados custodian el Lancashire County Cricket Club en Manchester.

Foto:Stefan Wermuth / Reuters

Policía capturó a otros dos sospechosos del atentado. Analistas dicen que el golpe fue sofisticado.

La posibilidad de un ataque terrorista en alguna ciudad del Reino Unido era y sigue siendo, aun después del atentado en Mánchester, la mayor preocupación de los organismos de inteligencia británicos, que habían advertido que la pregunta no era si se iba a producir, sino cuándo.
Sin embargo, durante tres años las agencias de seguridad se abstuvieron de recomendar el aumento del nivel de alerta, que finalmente pasó de severo a crítico tras el atentado suicida en el concierto de Ariana Grande en el Manchester Arena, lo que indica que sería inminente una nueva acción terrorista en cualquier ciudad británica. La decisión produjo un despliegue de soldados del ejército, al lado de policías armados en todo el país, principalmente para aumentar la seguridad en eventos deportivos y culturales.
Pero aunque las medidas ya han sido tomadas, en opinión de los expertos predecir y lograr neutralizar totalmente un ataque terrorista es muy complicado: demanda un gran esfuerzo operativo de las agencias de inteligencia y una gran colaboración ciudadana.
Brooke Rogers, experto en seguridad del King’s College, de Londres, aseguró que, en términos de vigilancia y control, se desarrollan operaciones con varios anillos de seguridad, estableciendo una comparación con una cebolla. “El centro es el edificio, estadio o lugar que se quiera proteger, y cada anillo son las barreras que el terrorista debe pasar para cumplir con su plan”, dijo a la BBC.
Agregó que cuando los terroristas se dan cuenta de que atentar, por ejemplo, contra edificios o entidades del Gobierno es difícil, cambian su blanco de amenaza y es entonces cuando empiezan a atacar espacios públicos abarrotados.
Rogers dijo que en un ataque como el de Mánchester, ofrecer protección parece muy difícil y demuestra la importancia de medidas distintas de las físicas, como controles sobre la venta de sustancias –incluyendo fertilizantes y químicos– que se pueden utilizar para hacer explosivos.
“Las soluciones simples, como la capacitación del personal, la comunicación sobre las herramientas de seguridad y los simulacros, pueden mejorar la capacidad de un lugar para responder a los ataques terroristas”, dijo. Explicó que la capacidad de los terroristas para adaptar sus métodos y la selección de objetivos significa que las políticas y prácticas que forman los anillos de seguridad deben ir adaptándose.
Los analistas también destacan la efectividad de campañas que animan a las personas a denunciar actividades sospechosas.
La campaña de la Policía de Transporte Británica, See It, Say It, Sorted (‘Míralo, cuéntalo y solucionado’), alienta a los pasajeros del tren y a los visitantes de las estaciones a informar de cualquier cosa inusual.
“Por ejemplo, una pasajera de un tren notó que un hombre veía videos de explosiones durante su viaje. Ella informó, y una investigación posterior identificó a este individuo como una amenaza para la seguridad nacional”, explicó Rogers.
Para Lee Dodderidge, exmiembro de la oficina de lucha contra el terrorismo, la naturaleza del ataque de Mánchester estuvo bien planificada y ejecutada.
“Es importante reconocer la lógica empleada por los terroristas cuando se dirigen a lugares públicos. Esperan crear temor, incertidumbre e indignación y quieren que la gente cambie sus rutinas. Este ataque fue muy sofisticado por la forma en que se produjo y el público al que atacó; claramente quería hacer daño físico y emocional, porque la gente seguirá pensando en este hecho durante los meses siguientes y muchos van a reconsiderar ir a conciertos o eventos deportivos”, dijo Dodderidge.
“El ataque de Mánchester fue un paso adelante. El atacante debió de estar varias veces en el Arena antes del atentado. Fue un ataque muy bien planeado, que pudo involucrar a varias personas que sabían cómo funcionaba el lugar”, dijo a EL TIEMPO Chris Phillips, exjefe de la Oficina de Seguridad contra el Terrorismo. Agregó que los detalles de la composición de la bomba indican que el terrorista tenía la intención de matar tanta gente como fuera posible.
“Mi preocupación, que ya confirmó la policía, es que esta persona no estaba actuando sola y que hay una gran red detrás de esto, con la suficiente capacidad para hacer el daño que se propongan”, sostuvo Phillips, quien también dijo que también debe tenerse en cuenta que el ataque se produjo justo en el aniversario del brutal asesinato del soldado británico Lee Rigby en las calles de Londres el 22 de mayo del 2013.
CLAUDIA GAONA
Para EL TIEMPO
Londres
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