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Europa

'Aquarius', buque insignia de rescate a inmigrantes en el Mediterráneo

El barco 'Aquarius' de la ONG francesa SOS Méditerranée en una foto de archivo tomada durante una misión de rescate de inmigrantes frente a las costas de Libia, el 10 de abril de 2018.

El barco 'Aquarius' de la ONG francesa SOS Méditerranée en una foto de archivo tomada durante una misión de rescate de inmigrantes frente a las costas de Libia, el 10 de abril de 2018.

Foto:EFE / Cristophe Petit Tesson

Esta es la historia de la embarcación que transporta a 629 migrantes que se dirigen hacia España. 

Camila Granados
Su primera misión tuvo lugar en febrero de 2016, y desde entonces ha salvado casi 30.000 vidas: el "Aquarius", buque insignia de la ONG SOS Méditerranée y de las labores de rescate en el Mediterráneo, está financiado por la sociedad civil y se mantiene firme en su misión pese a la última polémica.
El rechazo de Italia y Malta a acoger a los 629 inmigrantes rescatados este fin de semana, que viajarán a España tras la propuesta del Gobierno de Pedro Sánchez, ha colocado en primera línea mediática y política a un navío con bandera de Gibraltar, fletado por SOS Méditerranée y operado también por Médicos Sin Fronteras.
"Desgraciadamente, es la prueba de que la sociedad civil europea puede movilizarse para salvar vidas mientras los políticos no cumplen sus promesas", explica Sophie Rahal, una de las administradoras de SOS Méditerranée.
El 'Aquarius', que partió por primera vez desde el puerto italiano de Lampedusa, efectuaba en el pasado prospecciones petroleras en alta mar, ejerció también como guardacostas alemán y fue utilizado en el sector eólico.
En su reconversión como buque de rescate, ha llevado a cabo ya 170 operaciones de salvamento y otras 64 de transbordo, en las que recibe a inmigrantes salvados por otros barcos.
Es el único barco de SOS Méditerranée, y con sus 76 metros de eslora también uno de los más grandes en ese mar, donde su futuro se ha complicado por la decisión del Ejecutivo italiano de cerrar sus puertos.
De Nigeria, Sudán, los países del Cuerno de África y África Occidental llegan la mayoría de los inmigrantes a bordo, seguidos por aquellos procedentes de África del Norte, Pakistán, Afganistán, Irak o Libia, a quienes detectan sobre todo de noche.
En condiciones normales, tiene capacidad para unas 500 personas, que se limitan a 100 cuando las condiciones meteorológicas no acompañan e impiden que haya gente en cubierta. Porque, aunque mujeres y niños cuentan con una zona reservada en el interior, los hombres y los jóvenes acaban su viaje frustrado en el exterior, aunque protegidos del sol y de la lluvia.

Hay una voluntad de complicar el trabajo de barcos humanitarios como el nuestro, de criminalizarlo

Su misión, apunta SOS Méditerranée, es "indispensable", y cuenta para ello con unas 30 personas, divididas entre la tripulación y los profesionales de ambas ONG, de nacionalidad mayoritariamente europea y que rotan cada tres semanas, cuando la nave vuelve a tierra firme para dotarse de nuevos suministros y desembarcar a los rescatados.
Cada día en el mar le cuesta 11.000 euros, financiados en un 90-95 % con donaciones privadas y el resto gracias al mecenazgo. En 2017, la ONG alcanzó un presupuesto de 3,4 millones de euros, 1,4 millones más que el año anterior.
Su trabajo, recuerda Rahal, "nunca ha sido fácil", por mucho que demuestren que son "serios, profesionales", y que no buscan ser los "cowboys" del Mediterráneo: "Hay una voluntad de complicar el trabajo de barcos humanitarios como el nuestro, de criminalizarlo". Y pese a todo, su colectivo dice estar dispuesto a no bajar los brazos "mientras sea necesario".
Su directora general, Sophie Beau, aseguró este martes que cuando acaben su misión en Valencia reanudarán sus operaciones de salvamento. Operaciones que han presenciado en estos poco más de dos años y medio muertes y angustia pero también seis nacimientos, "prueba de que la vida continúa" y de que su labor, según concluye la administradora, "sirve para salvar vidas".
EFE
Camila Granados
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