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Diálogo con el hombre clave de Obama para conquistar a los latinos

EL TIEMPO habló con Dan Restrepo sobre la importancia que tendrá ese voto en las elecciones.

A pocos días de las elecciones estadounidenses Dan Restrepo, exconsejero de Seguridad Nacional para América Latina y ahora asesor de política exterior de la campaña del presidente Barack Obama, destaca la importancia del voto latino en estas elecciones.
Que los latinos son claves en las elecciones presidenciales de Estados Unidos es algo que se viene diciendo desde hace por lo menos una década. Sin embargo, nunca antes habían pesado tanto como lo podrían hacer este martes, cuando los estadounidenses salgan a elegir entre el presidente Barack Obama y su rival republicano Mitt Romney.
En una estrecha contienda como la actual su voto en estados indecisos como Florida y Virginia bien podrían garantizar otros cuatro años de Obama en la Casa Blanca o darle las llaves a Romney.
Siempre se dice que el voto latino será clave, que podría definir las elecciones. ¿Qué tan cierto es eso?
Es bastante cierto y lo comenzamos a ver en las pasadas elecciones, cuando los estados que estaban realmente en juego, y que ahora también lo están, fueron definidos por el voto latino. Estados obvios por la gran cantidad de latinos que viven en ellos, como Colorado y Nevada, y otros menos como Virginia. En este último caso, si bien ha sido tradicionalmente un estado republicano, la distancia con los demócratas se ha recortado. Y ganar con contundencia el voto latino puede inclinar la balanza, como sucedió en el 2008 cuando Obama se lo llevó.
Los republicanos alegan que no son tan claves. Primero, porque se trata solo del 7,4 por ciento del parte electoral. Y segundo porque son muy pocos estados con población latina suficiente como para alterar el resultado de las elecciones. ¿Qué les contesta?
Eso no es lógico. Estoy de acuerdo en que no son un porcentaje grande, pero hay varios estados donde las cosas están tan apretadas que si Obama se lleva el 70 por ciento del voto hispano, como hizo la vez pasada, puede ganar el estado. En un sistema como el nuestro donde no hay voto directo sino el voto al Colegio Electoral, donde quien gana el estado se lleva todos sus votos al Colegio Electoral, los latinos pueden ser la diferencia entre ganar o perder. Y no son pocos. Florida, Nevada, Colorado. Virginia, Nuevo México, Carolina del Sur, todos ellos en juego en estas elecciones.
Es claro que los hispanos prefieren a Obama (70 versus 30 por ciento, según las encuestas). Pero otra cosa es si votarán en masa o si existe entusiasmo entre ellos para salir a las urnas, como sucedió en el 2008.
El ánimo del voto latino es importante y por eso la campaña ha invertido mucho en el registro de latinos y en animarlos a votar. El margen del triunfo es importante pero también la cantidad de votos.
Pese a la gran cantidad de latinos que hay en Florida, Romney va de primero en este estado. ¿Por qué?
En Florida el voto latino es distinto que en otras zonas del país. Hay un sector grande, los cubano-americanos, que son tradicionalmente republicanos. Por otro lado, este es un estado donde la crisis económica que heredó Obama se sintió de manera tremenda y donde la recuperación ha sido más lenta que en otras regiones del país y eso ha afectado la dinámica.
¿Si los latinos son casi el 17 por ciento del país (la minoría más grande), por qué representan solo 9 por ciento del parte electoral?
En parte es costumbre. Desafortunadamente los latinos no están habituados a participar electoralmente. Eso ha ido mejorando, pero todavía los niveles de participación son inferiores a su porcentaje en términos de población. Hace cuatro años vimos una gran mejoría y creo que este año será aún mejor.
De cara al voto latino, ¿cuál es la gran diferencia entre Obama y Romney?
Hay dos grandes. La primera es sobre la economía en general. Las inversiones que quiere hacer Obama en crecer la clase media, en educación, en infraestructura, son políticas que favorecen a los latinos que quieren entrar o mantenerse en la clase media. En contraste está la política de Romney, que ya hemos visto antes, que se enfoca en privilegiar a los más afortunadas con la idea de que eso a la larga nos beneficia a todos. El problema es que no son tantos los hispanos que hacen parte de esa clase a la que favorece Romney. La otra es su diferencia en la política migratoria.
El Presidente quiere una reforma integral en esta materia y usó su poder ejecutivo para sacar adelante el Dream Act (otorga permisos de permanencia en el país a hispanos que llegaron a EE. UU. siendo muy jóvenes). Del otro lado, está Romney, que dice que vetaría el Dream Act y que propone que los indocumentados se autodeporten. Hay un contraste profundo.
¿Pero qué tanto pesa eso en realidad? No es claro que a los latinos residentes legales, que son los que votan, los desvele el tema de los indocumentados, cuando su principal preocupación es el estado de la economía y conseguir buenos empleos.
Este es un tema de respeto a nuestras comunidades. Obviamente el votante latino por definición no tiene tema migratorio personal.
Pero, por lo general conoce gente, tiene amigos o familiares que sí están afectados directamente. La política frente a ese tema afecta su visión general de los partidos.
En ese frente, los republicanos acusan a Obama de no haber avanzado con la reforma migratoria que les prometió durante la campaña del 2008.
Eso es absurdo. Es echarle la culpa a Obama por algo que los republicanos decidieron no hacer, cuando ellos mismos le apostaron a su fracaso político. Es un argumento de un partido dispuesto a decir lo que sea, así no sea cierto, con tal de conseguir votos.
Pero los republicanos sostienen que Obama tuvo una mayoría absoluta en el Congreso por dos años y no quiso sacar adelante la reforma.
Aún en ese caso necesitaba votos republicanos. Incluso, algunos republicanos que durante la era Bush defendieron la reforma decidieron que para ellos políticamente era mejor negarle eso al Presidente, que ayudarles a las comunidades hispanas.
No se ven muchas diferencias entre Romney y Obama hacia América Latina. Al menos en sus plataformas.
Yo creo que sí. Romney quiere volver al pasado, a los primeros cuatro años de Bush de dividir la región entre buenos y malos, de retórica gritona pero vacía. En la plataforma de Romney, por ejemplo, ni siquiera mencionan a Brasil, la sexta economía del mundo. Eso es increíble y demuestra que no entienden la realidad actual de las Américas. Obama ha estado enfocado en la región.
Es el presidente que más ha viajado a América Latina (5 viajes), y se ha concentrado en fortalecer las relaciones importantes en este hemisferio como México, Brasil, Canadá, Colombia, Chile y Perú. Obama está en sintonía con América Latina; Romney no.
Ahora que el gobierno de Colombia le apuesta al proceso de paz, ¿quién le conviene más, Romney u Obama?
Esta Casa Blanca ha dejado claro su apoyo para consolidar las ganancias de seguridad en Colombia y apoyó el proceso cuando fue anunciado. Eso es muy consistente con las políticas de este Presidente de apoyar a una Colombia que no es la misma de hace 10 años. Hay que evolucionar y expandir los temas de la agenda, como en el caso de la cooperación en seguridad para Centroamérica o el apoyo a la candidatura colombiana a la Ocde.
¿Cree que con Romney habría menos paciencia frente a un proceso de paz con las Farc -que se adelanta en Cuba- y con Venezuela como garante?
Esa es pregunta para ellos. Lo que sí es claro cuando uno ve sus planteamientos hacia la región es que se trata de políticas atrasadas.
Los datos hispanos
Con 52 millones son la minoría más grande
En EE. UU. hay unos 52 millones de hispanos que representan el 16,4% de la población y de paso la minoría más grande del país.
De ellos, 23,7 millones están habilitados para votar en este ciclo electoral (4,2 millones más que hace 4 años).
En las elecciones del 2008, menos de la mitad de los habilitados salió a las urnas (48%) y representaron solo un 9% del parte electoral pese a ser casi el 17% del país.
En contraste, otros grupos como los blancos o los afroamericanos tuvieron niveles de participación del 65%.
Pese a lo mal representados que aún están los hispanos, los números vienen en ascenso.
Entre 2004 y 2008 los latinos aumentaron en un 1% del total del parte electoral (del 8 al 9%). Y mucho más a nivel de algunos estados como Colorado y Nevada donde crecieron en un 5%.
En las elecciones pasadas el 67% de los hispanos favoreció a Obama frente a un 31% que se fue con John McCain.
Sergio Gómez Maseri
Corresponsal de EL TIEMPO
Washington
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