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EE. UU. dice que aclarará tema de espionaje con sus aliados

En casos como el de Colombia, interceptaciones han sido más para combatir la delincuencia.

SERGIO GÓMEZ MASERIjulio 9 de 2013, 06:42 P.M.

Si bien Washington está diciendo muy poco sobre recientes revelaciones según las cuales la Agencia Nacional de Inteligencia (NSA, por su sigla en inglés) también espiaba en Latinoamérica, todo indica que, al menos en el caso de Colombia, las interceptaciones estaban más encaminadas a la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo.

En eso coinciden expertos consultados en Washington un día después de que el diario brasileño O Globo reveló una serie de mapas y documentos filtrados por el exanalista de la NSA Edward Snowden en los que se evidencia el espionaje de esta agencia en varios países de la zona.

El departamento de Estado, consultado por EL TIEMPO sobre el particular, se limitó a decir que la administración Obama ha estado “en consultas con sus aliados” para aclarar la situación.

De acuerdo con Steve Donehoo, exoficial de inteligencia militar de EE. UU., con mucha experiencia en América Latina, y hoy con la firma McLarty Associates, su país coopera en materia de inteligencia con casi todos los países del mundo y en una gran variedad de temas que van desde el narcotráfico, el terrorismo y el lavado de activos hasta la trata de personas, tráfico de armas y todo tipo de crimen organizado.

“Se usan todas las herramientas de inteligencia y cooperación policial para asegurar la seguridad nacional no solo de EE. UU. sino de sus aliados. Especialmente en un país como Colombia, que enfrenta a grupos como las Farc, que se dedican al narcotráfico y que son considerados terroristas por Washington”, dice Donehoo.

Según el experto, el espionaje en Colombia se vio redoblado a partir del año 2003 cuando fueron secuestrados por las Farc tres estadounidenses que fueron rescatados en el 2008.

De acuerdo con otras fuentes, durante esos años EE.UU. mantuvo en Colombia e hizo circular por el país a más de 600 agentes, muchos de ellos del NSA, que se dedicaban a recolectar inteligencia humana y técnica que sirviera para ubicar a los plagiados.

Curiosamente, ese año (2008) fue uno en los que más se espió no solo en el país sino en países vecinos como Ecuador y Venezuela, donde las Farc también operaba y EE. UU. creía que se les daba santuario.

Así mismo, fue el año en que se dio de baja al líder de las Farc Raúl Reyes en territorio ecuatoriano.

Donehoo reconoce que parte del espionaje no se realiza con la bendición del país en cuestión pero que es una práctica muy común en las comunidades de inteligencia del mundo.

“No debe sorprender que en cualquier lugar donde hay intereses nacionales, sean militares, políticos o económicos, las agencias del gobierno de EE. UU. están tratando de recolectar información para informar a sus líderes. Eso lo hacen todos los países del mundo en la medida de sus capacidades”, sostiene el analista.

Adam Isacson, experto del Wola con muchos años de experiencia en América Latina coincide en que los temas que interesan a EE. UU. en Colombia están asociados al crimen organizado, pero advierte que en el proceso mucha gente pudo terminar interceptada por la NSA.

“Es muy probable que tengan como objetivo, por ejemplo, llamadas o comunicaciones entre Colombia y México o Centro América por el tema del narcotráfico. Pero quién sabe cuántos políticos, cuantos militares o policías, en aras de la lucha contra este flagelo, están siendo monitoreados también”, afirma este experto.

Isacson menciona, de hecho, cómo fue una grabación que se le hizo al exgeneral de la Policía Mauricio Santoyo que acabó por demostrar su relación con el narcotráfico y condenado en EE. UU. a 13 años de cárcel.

ORA, la agencia aliada de la NSA

Si bien la NSA no tiene sede en Colombia, sus necesidades se cumplirían a través de la oficina llamada ORA. Una fuente que trabajó de la mano con ORA indicó: “Tienen hombres que trabajan en coordinación con la Armada, la Policía y el Ejército. Antes lo hacían con el DAS”. Oficialmente esta agencia está en el país para asesorar a las direcciones de inteligencia en las investigaciones contra el terrorismo. Pero tras esa ayuda, señalan las fuentes, monitorean actividades de grupos islamistas. “Les preocupa mucho el terrorismo islámico y que desde Suramérica puedan ser víctima de ello. En Colombia, por ejemplo, tienen trabajos en La Guajira y Santa Marta”, explicó la fuente.

Agregó que no tienen plataformas de interceptación, sino que usan las salas de la plataforma Esperanza, para lo cual se requiere una orden judicial. Esperanza tiene 32 salas asignadas a las unidades de la Fuerza Pública colombiana. Expertos indicaron que el 90 por ciento de estas son usadas para procesos de narcotráfico y lavado, de interés para EE. UU.

SERGIO GÓMEZ MASERI

Corresponsal de EL TIEMPO

WASHINGTON

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SERGIO GÓMEZ MASERIjulio 9 de 2013, 06:42 P.M.