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EEUU

Con sus acciones militares, Trump le apunta a la táctica de la fuerza

Corea del Norte mostró su arsenal de misiles en un desfile con el que celebró su fiesta nacional.

Corea del Norte mostró su arsenal de misiles en un desfile con el que celebró su fiesta nacional.

Foto:How Hwee Young / EFE

Bombardeó Siria y Afganistán, y advirtió a Corea del Norte: quiere dominar el tablero geopolítico.

Con sus últimas decisiones sobre política internacional, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha puesto sobre la mesa la impredecibilidad que hay en su gobierno y ha dejado clara su intención de mover el tablero geopolítico y demostrar que no teme usar la fuerza.
En una semana, Trump tomó decisiones que se alejan de la política de no intervencionismo promovida durante ocho años por su antecesor, Barack Obama.
Primero, en una sorpresiva acción, el mandatario ordenó enviar 59 misiles contra una base aérea en Siria como respuesta a un supuesto ataque con armas químicas que dejó al menos 86 muertos y del que se ha responsabilizado al régimen de Bashar al Asad.
Luego, el jueves pasado, realizó un ataque en Afganistán en el que usó la bomba no nuclear más potente en manos de EE. UU. contra el grupo terrorista Estado Islámico (EI), y, según el Ministerio de Defensa afgano, habrían muerto al menos 92 de sus miembros.
Al ataque le siguió un comentario contundente de Trump sobre Corea del Norte, país al que calificó de “un problema que será atendido”, afirmación que hizo tras ordenar enviar el portaaviones USS Carl Vinson a la península de Corea y en medio de especulaciones sobre una nueva prueba balística o nuclear de militares norcoreanos.
Las últimas decisiones de Trump van de la mano con su intención de querer hacer que el mundo “vuelva a respetar a EE. UU.”, tal y como lo afirmó varias veces cuando era tan solo el candidato republicano para las presidenciales.
Lo problemático de todo esto es que su giro en materia de política internacional ha empezado a generar malestar, pues preocupa que la estabilidad mundial quede pendiendo de un hilo. Incluso, muchos se preguntan si el mandatario estadounidense entiende la dimensión de los bruscos cambios que ha venido haciendo en materia militar.

Un pequeño puntapié podría provocar grandes desastres

Expertos consideran que el ataque en Siria, por ejemplo, fue el comienzo de las advertencias para intentar convencer a Corea del Norte de apartarse de su programa nuclear.
Para Kim Yong-hyun, profesor de la Universidad Dongguk, el ataque a Siria fue una declaración de intenciones cuyo único destinatario no era Damasco.
Al igual que sus predecesores, Trump aspira a que China –principal aliado de Corea del Norte– haga más frente a Pyongyang. Pero ha ido más lejos que los anteriores presidentes estadounidenses al amenazar con arreglar él “solo” el problema si China no lo hace.
En este contexto, el ataque en Siria buscaba más eco en Pekín que en Pyongyang. “El mensaje detrás del ataque quiere decir que la administración Trump no se limitará a hablar. Actuará”, declaró Wang Dong, de la Universidad de Pekín. Pero “desde el punto de vista chino, no se ha ido hasta el final en la vía diplomática”, estima Wang.
De hecho, China –que está molesta con las provocaciones norcoreanas, puesto que fundamentalmente sigue temiendo las repercusiones geopolíticas del hundimiento de su vecino, y en particular el advenimiento a su frontera de una Corea (del Sur) alineada con Washington– aboga por una solución en la que Corea del Norte abandone sus pruebas nucleares y balísticas a cambio de que EE. UU. y Corea del Sur detengan sus ejercicios militares en la región, lo que Washington rechaza.
Por su parte, Rusia dijo también estar “muy preocupada” y pidió “moderación” a todas las partes para evitar “cualquier acción que pueda ser interpretada como una provocación”, declaró el portavoz del Krem-lin, Dmitri Peskov.
Teniendo en cuenta el arsenal nuclear de Corea del Norte y su posición geopolítica, una acción militar contra Pyongyang podría tener consecuencias dramáticas, según Jia Qingguo, de la Universidad de Pekín. “Un pequeño puntapié podría provocar grandes desastres”, dice.
Y aunque los estrategas estadounidenses buscan la forma de intimidar militarmente al régimen norcoreano de Kim Jong-un como intentaron hacerlo con Damasco, pocos defienden abiertamente esta posibilidad. “Corea del Norte no es Siria”, subrayó Bruce Klinger, experto estadounidense de Heritage Foundation.
El problema, para el analista, es que Pyongyang tiene armas nucleares, químicas y bacteriológicas, por lo que agitar la amenaza de una acción militar “es un juego de alto riesgo”.
Interceptar un misil norcoreano durante un ensayo, por ejemplo, podría ser considerado “un acto de guerra o agresión de Estados Unidos” y provocar una escalada, advirtió.
Pero pese a los avisos, la tensión sigue creciendo. Este sábado, Corea del Norte afirmó que está preparada para responder a cualquier ataque nuclear, en una clara alusión a las advertencias de Trump.
La contundente afirmación se dio ayer en la celebración del aniversario 105 del nacimiento de Kim Il-sung, fundador del país, cuando el régimen hizo desfilar por el centro de Pyongyang sobre camiones un proyectil nunca antes mostrado en público y que podría ser un nuevo misil balístico intercontinental de combustible sólido.
El despliegue militar ahondó las preocupaciones sobre un posible nuevo ensayo nuclear o balístico, ambos ejercicios prohibidos por la comunidad internacional.
Anthony Ruggiero, experto del mismo centro en la defensa de las democracias, pidió mantener la prudencia: “Las opciones militares deben estar sobre la mesa, pero no es lo que hay que utilizar de momento”.
Lo cierto es que, como menciona el medio estadounidense ‘The Atlantic’, las decisiones políticas de Trump son tan impredecibles que no hay certeza sobre qué se puede esperar en el escenario internacional en el futuro.
Y si la pregunta es qué ha ganado por ahora Donald Trump, muchos apuntan a que con los más recientes ataques en Siria y Afganistán, el mandatario logró distanciarse de Moscú –principal aliado del régimen sirio de Al Asad– y mostrar a China y Corea del Norte que no le temblará la mano cuando tenga que usar la fuerza.
A nivel nacional, lo que busca por estos días Donald Trump es recuperar la fuerza en los sondeos, que hoy lo ubican como uno de los presidentes de Estados Unidos con la popularidad más baja (36 por ciento, según los últimos).
REDACCIÓN INTERNACIONAL*
* Con AFP y EFE
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