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Crece resistencia a veto de musulmanes impuesto por Trump

Varias ciudades del mundo han sido el centro de protestas en contra de la medida.

La resistencia contra las órdenes ejecutivas firmadas por el presidente de EE. UU., Donald Trump, bajo las cuales se impuso un veto al ingreso de ciudadanos y refugiados de siete países de mayoría musulmana, siguió creciendo este lunes no solo en EE. UU., sino en el resto del mundo.
En diversos aeropuertos del país, cientos de manifestantes continuaron protestando en contra de las medidas y exigiendo la liberación de decenas de personas que quedaron en el limbo, pues aterrizaron horas después de la entrada en vigencia de las nuevas normas.
Si bien una serie de decisiones judiciales de último momento impidieron la deportación de muchos, algunos seguían retenidos, sin que las autoridades dieran cuenta de su estatus.
Las protestas también se repitieron en varias ciudades del mundo, especialmente del Reino Unido, donde avanzaba a pasos agigantados una petición ciudadana, firmada por más de un millón de personas, que pide cancelar una invitación que le hizo el Gobierno británico a Trump.
Pero el verdadero drama se concentró en Washington, donde legisladores de ambos partidos salieron a cuestionar las medidas, mientras que la administración las defendió a capa y espada.
Es más, anoche, el mismo Trump despidió a la secretaria de Justicia interina, Sally Yates, quien dijo que la cartera que dirige no defenderá el decreto antimigratorio del mandatario. “Sally Yates ha traicionado al Departamento de Justicia al negarse a hacer cumplir una orden legal diseñada para proteger a los ciudadanos de EE. UU.”, señaló la Casa Blanca en un comunicado. “El presidente Trump relevó a Yates de sus funciones y designó a Dana Boente, fiscal del distrito este de Virginia, para servir como Fiscal General interino hasta que el senador Jeff Sessions sea confirmado por el Senado” en el cargo.
Las órdenes firmadas por Trump el viernes pasado bloquean el ingreso, durante los próximos 90 días, (al menos) de ciudadanos provenientes de Irak, Siria, Irán, Libia, Somalia, Sudán y Yemen, incluso si ya han recibido visas para ingresar o permanecer legalmente en el país. De la medida solo se salvan las personas que tengan una green card (o permiso de residencia), pero solo luego de una exhaustiva investigación.
Así mismo, Trump congeló el programa de refugiados de EE. UU. por cuatro meses y suspendió de manera indefinida el flujo de refugiados provenientes de Siria.
Sobre el tapete está además otra medida que exigiría a todos los visitantes a EE. UU. proporcionar su historial en redes sociales y los contactos almacenados en celulares.
En el Capitolio, los demócratas anunciaron la presentación de un proyecto de ley en el Senado que anula las medidas de Trump.
De acuerdo con Diane Feinstein, que representa a California en la Cámara alta, las órdenes de Trump son discriminatorias y posiblemente inconstitucionales. “Estas órdenes deben retirarse de inmediato. Las consecuencias de las medidas son muy extensivas, y es obvio que no fueron meditadas por sus autores. Personas de todo el mundo, entre ellas estadounidenses, se están viendo afectados”, dijo la legisladora.
Al menos ocho republicanos del Senado, entre ellos John McCain y Lindsey Graham, coincidieron con Feinstein, dejando al partido seriamente fragmentado.
Aun así, es improbable que una ley como la que propone la senadora sea aprobada en una Cámara que es controlada por este partido. Pero sí se veía viable alguna modificación o presión adicional en el equipo de Trump para que ajuste las medidas.
Quizá uno de los desarrollos más interesantes de la jornada fue la intervención del expresidente Barack Obama, quien también condenó las medidas y aplaudió a los manifestantes.
Según una declaración del portavoz de Obama, el expresidente cree que la población debe movilizarse y protestar cuando están en juego valores fundamentales del país. En este caso, por la “discriminación de personas por razones religiosas o de fe”.
En EE. UU. es inusual que un expresidente se involucre en asuntos políticos del país, salvo que sea para fines electorales. Mucho menos a solo 10 días de haber abandonado la Casa Blanca.
Obama, quien decidió quedarse a vivir en Washington, podría estar abriendo un nuevo capítulo sobre la participación de los expresidentes en la vida pública una vez abandonan el cargo.
La Casa Blanca, por su parte, se le pasó gran parte del día a la defensiva, pero con tono muy combativo.
Sean Spicer, portavoz del presidente, sostuvo que se estaba dando “demasiada importancia” a las detenciones y aprovechó el atentado en Quebec (Canadá), donde murieron seis personas en una mezquita, para justificar la nueva política migratoria. “Queremos anticipar estos incidentes, no ser reactivos cuando suceden”, afirmó Spicer.
La Casa Blanca también reaccionó con furia después de que se filtró un memo interno firmado por decenas de diplomáticos de carrera del Departamento de Estado en el que se oponen al veto migratorio.
Según estos, antes que garantizar la seguridad en EE. UU., la política los podría volver más vulnerables, pues estimula la retórica de la que se nutre el extremismo islámico.
El que no esté de acuerdo con la política de Trump en este campo, dijo Spicer, que vaya presentando su carta de renuncia.
Y Steven Miller, uno de los altos asesores de Trump, antes aplaudió las protestas como prueba de que las posturas del presidente estaban generando impacto y causando revuelo en el establecimiento de Washington. “Si nadie discrepara contigo –afirmó Miller–, probablemente no estás haciendo algo que de verdad importe”.
Pese a ello se vieron en problemas a la hora de justificar las órdenes ejecutivas, después de que varios periodistas señalaron un informe de Cato (centro de pensamiento conservador), en el que se constata que en los últimos 40 años ningún estadounidense ha muerto a manos de un ciudadano de alguno de los siete países vetados.
De hecho, desde los atentados terroristas del 11-S, la mayoría de los ataques que se han presentado en el país han sido perpetrados por estadounidenses.
También resaltaron cómo Arabia Saudí, Emiratos Árabes y Egipto (países de los responsables del 11-S, y en donde Trump tiene negocios) no están incluidos en la lista de naciones bloqueadas.
SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
En Twitter: @sergom68
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