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La idea que podría ayudar a combatir el hambre en África

Unos 390 millones de personas viven en este lugar marcado por la aridez.

EFE
Rara vez fluye el agua en las tierras áridas del África subsahariana y, aun así, sus habitantes pueden recurrir al pescado para matar el hambre, aunque muchos no lo hayan visto en su vida ni sepan siquiera cómo pescarlo o prepararlo.
Sin ser desierto ni tampoco zona húmeda, hay una mitad del subcontinente africano en la que viven 390 millones de personas y que está marcada por la aridez, con precipitaciones impredecibles y aguas que aparecen y desaparecen en el tiempo.
Hasta veinte metros, por ejemplo, ha fluctuado en los últimos años el nivel del lago Turkana, en el norte de Kenia, mientras que el lago Chad se ha reducido en un 80 % en cuatro décadas.
A esos ambientes tan cambiantes se han adaptado multitud de pequeños peces, convirtiéndose en un potencial recurso para las poblaciones que difícilmente tienen algo que llevarse a la boca en esas regiones.
Para fomentar su producción, la subdirectora de Pesca del Gobierno keniano, Susan Imende, explicó en una reciente conferencia en Roma que han puesto en marcha programas para secar al sol y conservar esos pescaditos a pesar de las altas temperaturas.
Otras medidas, agregó, pasan por desarrollar la acuicultura sostenible en las zonas áridas o prohibir de forma temporal la pesca en el lago Naivasha con el fin de recuperar sus reservas, ya que antes el lugar se secaba cada diez años y ahora lo hace cada cuatro.
A la acción del cambio climático se suma la inestabilidad política, según Imende, que lamentó no poder impulsar el sector pesquero con el comercio regional cuando países cercanos como Burundi, Sudán del Sur o la República Democrática del Congo están sumidos en el conflicto.
En ocasiones la pesca de esas pequeñas especies altamente nutritivas, que reciben denominaciones locales como las de "kapenta", "chisense", "dagaa" o "kapesa", debe competir con la ganadería y la agricultura.
Otras veces son los propios lugareños los que se disputan los recursos con los refugiados provenientes de zonas en guerra.
Por eso se recomienda gestionar de forma integrada el acceso a los recursos para los diversos usuarios, explicó el especialista de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) Felix Marttin, que también llamó a promover el comercio de los pescaditos e introducirlos en la dieta con programas como el que Uganda destina a la alimentación escolar.
Según el experto de la Agencia estadounidense para el desarrollo internacional (USAID) Andrew Read, resulta imprescindible hablar con las autoridades y los beneficiarios antes de diseñar cualquier proyecto.
En Somalia, donde las profundas aguas del océano Índico rodean sus tierras semiáridas víctimas de la sequía, Read detalló que están intentando fomentar el consumo de pescado, el más bajo de África.
"Algunas comunidades no habían visto nunca el pescado", indicó, poniendo de ejemplo el caso de los desplazados que huían del interior o de los somalíes que, incluso viviendo en la costa, se dedicaban al pastoreo.
Si no lo habían consumido antes significa que no lo habían podido obtener, procesar o simplemente cocinar.
Read explicó que mediante un proyecto de cooperación están ayudando a la población en todas esas etapas, lo que incluye la construcción de barcos que cumplan los estándares internacionales y sustituyan a la precaria flota existente.
Tratan así de equipar y formar mejor a unos pescadores incapaces muchas veces de encontrar los ricos bancos de peces que tienen a su alrededor y que en la época del monzón difícilmente pueden operar, una causa más para que el hambre apriete.
Respecto a aquellas comunidades aisladas de las riberas de los ríos, que apenas tenían nada que comer, ahora han aprendido a secar el pescado para consumirlo cuando escasea la oferta, apuntó.
El viceministro somalí de Pesca, Said Jama Mohamed, reconoció que están sufriendo un aumento de la inseguridad alimentaria este año como consecuencia de la sequía y necesitan apoyo exterior para crear empleo en las comunidades costeras sin recursos.
Combatir la pesca ilegal de los buques extranjeros, enseñar a la gente a preparar el pescado y reducir las pérdidas de alimentos son otras de las prioridades, remarcó el responsable.
EFE
EFE
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