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Lo que le espera a Michel Temer, nuevo presidente interino de Brasil

El político estará bajo una tormenta política y heredará la insatisfacción de los brasileros.

AGENCIAS
Michel Temer ocupará la Presidencia del gigante latinoamericano en un panorama donde todo puede salir mal. Los Juegos Olímpicos de Río 2016 –que comenzarán en 85 días–, la crisis económica que vive Brasil, la reforma al sistema de pensiones, y hasta los posibles 180 días de gobierno que tiene antes de que se defina el juicio de Rousseff hacen que la llegada de Temer a la Presidencia sea un verdadero reto.
En política
Bombardeado de acusaciones de golpista por parte de Rousseff, Temer no podrá apoyarse ni en el carisma ni en la retórica habitual de los líderes fuertes de Latinoamérica, que no forman parte de su andamiaje personal.
Para comenzar, una reciente encuesta mostró que cuenta con un bajísimo apoyo popular. Si él fuera a las urnas por la Presidencia, solamente cerca del 2 % de los brasileños lo apoyarían. (Lea también: Presidenta de Brasil está oficialmente suspendida del cargo)
Thiago Bottino, analista de la Fundación Getulio Vargas, afirmó: “Temer va a heredar buena parte de la insatisfacción que hay con la política tradicional que él representa. No le va a ser fácil presentarse como un hombre nuevo sin relación con los que cayeron".
En economía
En materia económica, Tal vez la mayor esperanza del "gobierno Temer" y uno de los capítulos más espinosos de Brasil en 2016: pasar de un modelo de mayor intervención en la economía a uno de sesgo liberal.
Temer dirigirá un país que tiene que moverse rápido para minimizar el daño en momentos en que se encamina a sus primeros dos años recesivos desde la década del 30 y a su mayor pérdida de riqueza en un siglo. (También: El vicepresidente Temer, un conciliador ambiguo)
Con el desplome del 3,8 % del PIB en el 2015 y con perspectivas de repetir ese ‘rojo’ este año y de crecer cero en el 2017, la estructura macroeconómica del gigante suramericano cruje después de un largo ciclo de aletargamiento. El desempleo saltó al 10,9 % en la medición trimestral a marzo, la inflación marcó 9,28 % en abril y el déficit fiscal primario fue de 2,28 puntos del PIB en la última medición a 12 meses.
El próximo Gobierno interino deberá buscar aprobar una reforma al sistema de pensiones como una de sus primeras medidas, a fin de reducir la enorme carga de deuda del Estado y recuperar la confianza de los inversores.
En materia social
Casado con una mujer que tiene menos de la mitad de su edad y autor de un libro de poesía vapuleado por la crítica,
Temer representa el poder establecido del gran país de Sudamérica.
En contraste, el PT levantó banderas de derechos laborales, programas sociales y una robusta agenda de nuevos derechos, que incluyó la reivindicación de la libre elección sexual, una definición amplia de familia y permitió la adopción a parejas homosexuales.
"El asunto más complejo que tiene la perspectiva del nuevo gobierno es el posible retroceso de los derechos adquiridos", dijo Debora Messenberg, especialista en sociología política de la Universidad de Brasilia. "Hay un gran recelo de que una serie de avances de los últimos años de los gobiernos del PT, avances sociales, derechos laborales, vayan a retroceder" en un nuevo escenario donde los políticos evangélicos tendrán un importante lugar, añadió. Y la crisis política ha dejado a la sociedad brasileña muy dividida. "Los movimientos sociales van a ir a las calles. Temer no va a tener una vida fácil", añadió.
En materia de corrupción, el caso Petrobras, una gigantesca confabulación de empresarios y políticos que desvió miles de millones de dólares de la empresa estatal, golpeó de lleno al partido que preside Temer, el PMBD. (Además: Nueve momentos claves de la crisis del gobierno de Dilma Rousseff)
Todos los estamentos responsables de los Juegos Olímpicos han insistido en que el proceso de destitución que se adelanta contra Dilma Rousseff no representa amenazas contra el desarrollo del evento deportivo. Sin embargo, las ramificaciones de la crisis política pueden alimentar protestas de los partidarios de Rousseff, que usarían el escaparate de los Juegos para darle visibilidad a su lucha contra el proceso de destitución, el cual consideran un golpe de Estado encubierto.
AGENCIAS
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