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Así ven en Marquetalia, la cuna de las Farc, la posibilidad de paz

Campesinos de la zona donde nació la guerrilla esperan que con fin del conflicto llegue inversión.

DAVID FELIPE ARANGO
Los campesinos de Marquetalia, vereda del corregimiento de Gaitania, municipio de Planadas, al sur del Tolima, se toman tiempo para responder las preguntas sobre cómo los puede afectar lo que se acuerda con las Farc.
La guerra que han conocido y el hecho de que la guerrilla más vieja del continente haya nacido en la misma tierra que cultivan les han dejado una visión pragmática del país. “La paz estará asegurada solo cuando las familias tengan tranquilidad al labrar la tierra. Si no se logra eso, no se logra nada”, advierte Willington Gutiérrez.
A su vez, la líder campesina Jacqueline Pereira reclama inversión del Estado y hace énfasis en un ejemplo que para los marquetalianos es poderoso. (Lea también: Las cinco claves del acuerdo sobre justicia con las Farc)
“Tenemos el mejor café del mundo, pero no podemos venderlo porque no tenemos vías, y aún no tenemos un puente que no ponga en riesgo nuestras vidas”, dice la campesina mientras describe los tablones de madera atados con alambres que armaron a manera de puente hace 6 años y cuya estructura cruje al paso de los vehículos.
Por ahora guardan la esperanza de que esa estructura sea reemplazada con recursos del Fondo de Programas Especiales para la Paz (Fondopaz).
Este es el puente que los campesinos de la zona piden que sea intervenido por el Gobierno. Foto: Alejandro Álzate.
La promesa la hicieron funcionarios de la oficina del Alto Comisionado de Paz el pasado 6 de noviembre. Los campesinos celebraron el anuncio, según el cual para el próximo año tendrán un puente nuevo. La construcción de este es parte del plan de infraestructura en regiones históricamente afectadas por el conflicto armado.
En el caso del sur del Tolima, el tercer departamento caficultor del país, la comercialización del grano ha sido afectada por la ausencia de vías. (Lea: 'Enfrentamos el reto de construir paz en los territorios': Jaramillo)
El camino que conduce a la cuna de la guerrilla más vieja del continente está rodeado de casas de madera construidas al borde de abismos que terminan en el río Atá. A lo largo y ancho de la vía pavimentada, que luego da paso a una trocha rocosa, se ven plantaciones de cafetales como líneas que rodean la montaña.
Obras y educación
Este mismo paisaje se aprecia en el resto de Gaitania, Planadas y Ataco, donde ahora los vehículos pueden transitar por 83 kilómetros de carreteras construidas o intervenidas recientemente por la Federación de Cafeteros y el Ejército. La inversión fue asumida por el Fondopaz. (Además: De 'para' a 'paz', el cambio de discurso desde inicio de negociaciones)
Reinel Pérez, caficultor de 47 años de otras vereda de Gaitania, dice que las vías eran uno de los cambios más esperados. “El Estado abandonó el campo hace muchos años y ahora vuelve. Si las Farc regresan como civiles, también deben tener oportunidades”.
Gaitania es uno de los corregimientos que comienza a beneficiarse del Fondo para la Paz, con vías.  Foto: Alejandro Álzate.
Aunque la zona ya es vigilada por el Ejército, todavía hay presencia de esa guerrilla. Un exintegrante de las Farc afirma que este grupo mantiene milicianos que cobran extorsiones. En el municipio de Ataco todavía se siente la ley del silencio que impusieron, primero, los paramilitares y, luego, las Farc.
De esa época, Astrid Useche recuerda los huecos de las balas en los muros de las casas. Sobre el futuro de Ataco, dice que es necesaria una inversión social enfocada en los jóvenes.
“Se requiere de educación, servicios públicos y trabajo para que los jóvenes no vean la guerra como una opción”, dice. Dos estudiantes del colegio de Ataco dicen que irán a Ibagué porque no hay oportunidades en su pueblo. Cuando hablan del municipio, uno de ellos afirma: “A nosotros una vía no nos va a solucionar los problemas. La paz no es eso, la paz es estudiar aquí, poder trabajar aquí y vivir en Ataco”.
¿Cómo ser útil cuando llegue el posconflicto?
EL TIEMPO les hizo esta pregunta a Vicenç Fisas (experto en procesos de paz), al general (r) Rafael Colón, a Alejandra Borrero (actriz), a Antonio Navarro (exguerrillero del M-19 y congresista), a Carlos Arturo Velandia, (excombatiente del Eln), a Sandra Borda (académica) y a la Fundación Ideas para la Paz. A partir de las respuestas construyó el siguiente decálogo. (Además: Diez lugares que podrá visitar cuando termine la guerra)
1. Cambie su chip
Porque podrá tener cerca, como vecino, compañero de trabajo o contendor político, a un excombatiente que se acogió a la paz. No lo vea como su enemigo.
2. Salga de su zona de confort
Si bien erradicar cultivos o desminar no es su tarea, piense, por ejemplo, en ejercer su profesión en uno de los territorios que se van a reconstruir tras la guerra. No espere que todo lo hagan los demás.
3. Argumente, no agreda
Erradique la violencia de su vida diaria: del hogar, el colegio, el trabajo, la calle. En particular, de la política. La guerra ha sido porque se ha resuelto con las armas la diferencia política.
4. Ayude a definir el rumbo de su región
Participe en los planes de desarrollo de sus zonas. Con ideas y con trabajo.
5. Viaje e invierta en las regiones
Especialmente en las afectadas por la guerra. Pasee por esas zonas y apoye emprendimientos económicos en ellas. Conózcalas y ayúdelas a zafarse del estigma.
6. Sea legal y denuncie
Si usted se queja de la realidad del país, empiece por cambiar su comportamiento. No vea las leyes como una barrera para evadir, sino como una herramienta para la convivencia.
7. Vuelva a confiar
Todos merecemos una segunda oportunidad. Por ejemplo, si es un generador de empleo, arriésguese a contratar a un desmovilizado.
8. Asuma que la paz cuesta
La paz cuesta, y no solo económicamente. Implica también sacrificar algo de justicia y perdonar.
9. Piense y luego vote
De su elección u omisión depende el futuro de un municipio, departamento y/o el país.
10. Ejercite la paciencia
La violencia no desaparecerá de inmediato. Tomará tiempo ejecutar los acuerdos de paz.
DAVID FELIPE ARANGO
Redacción ELTIEMPO.COM
En Twitter: @ArangoDavidG
DAVID FELIPE ARANGO
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