Dejarles de hablar, asignarles trabajos que antes no hacían, hablar con los demás acerca de la ‘desmejora’ de su rendimiento laboral son indicios claros de discriminación y, sin embargo, difíciles de comprobar.
Aunque la ley colombiana ampara a la población en estado de embarazo, sobre todo contra despidos -salvo eventos en los cuales el empleador pueda exponer razones válidas para expulsarla-, muchas de ellas argumentan que son maltratadas por su estado y que sus jefes, en muchos casos, intentan no dejar huella en sus actuaciones para que estas no deriven en quejas legales o demandas.
Iñaki Peñuel, psicólogo español quien ha investigado en profundidad el acoso psicológico en el trabajo y en la etapa escolar, asegura que los casos de acoso laboral de mujeres gestantes “se dan a título ejemplarizante porque no se hacen solo para destruir a la persona sino para inducir un efecto social en las que están viendo, en este caso otras mujeres, y que se van a pensar dos veces el hecho de tener hijos”.
El psicólogo advierte que los niveles de estrés a los que son expuestas derivan en síntomas como insomnio, irritabilidad, ataques de rabia, aislamiento e introversión.
A estas víctimas, como no han sido sometidas a un acto puntual sino a muchos pero pequeños actos que se suman, no se les diagnostica correctamente o, en ocasiones, no se enteran de que están siendo víctimas. Al contrario, usualmente ellas mismas se culpan.
Pero, además, la afectación no solo recae en ellas sino en el feto, quien vive dentro de la madre exactamente las mismas emociones vía cordón umbilical. El psicólogo señala que nacen tendentes a ser más nerviosos, a estar intranquilos, a dormir mal. “Ya son víctimas desde el útero materno”, concluye.
En Colombia, aún no hay estadísticas sobre acoso laboral de mujeres en estado de embarazo, el también llamado, ‘mobbing maternal’, pero se tiene conocimiento, a partir de denuncias hechas a la Central Unida de Trabajadores o de comentarios escritos en grupos secretos de Facebook, como Wikimujeres, de que el fenómeno es bastante común.
Las denuncias son de toda índole: mujeres que no son tenidas en cuenta para procesos de selección; otras que en estado de embarazo son relegadas de funciones o, por el contrario, se les asignan muchos más; o aquellas que son retiradas de su trabajo luego de haberse cumplido la licencia de maternidad, que en el caso colombiano contempla 14 semanas luego del nacimiento, entre otro tipo de quejas.
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