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Una madre con el valor de ir al Caguán para exigir libertad de su hijo

La madre de Óscar Rodríguez lo ha buscado 14 años, incluso se buscó a la cúpula de las Farc en 2000.

La última vez que Gladys de Rodríguez hizo una pancarta para pedir por la libertad de su hijo fue hace 4 años, cuando él cumplió 10 de secuestrado. (Siga este enlace para leer más sobre liberación de secuestrados)
Confiesa que después de tantos intentos frustrados por recuperarlo, del desinterés de las autoridades, de los engaños de algunos que se hacían llamar intermediarios y de la falta de humanidad de las Farc, solo le quedó aferrarse a Dios y a la Virgen, a quien le sigue rezando todos los días.
Pero el lunes pasado, cuando el presidente Juan Manuel Santos, en su discurso de recibimiento a los militares y policías recién liberados, mencionó a los cientos de secuestrados civiles que aún están en poder de las Farc, recobró esperanzas. Gladys tomó un pedazo de papel, un marcador, escribió el número 14 y lo pegó encima del 10. Decidió volver a salir a pedir la libertad de Óscar Augusto.
Y es que, a pesar de haber hecho cosas intrépidas, como llegar disfrazada al Caguán en el año 2000 y presentársele a la cúpula de la guerrilla ofreciéndose ella a cambio de su hijo, Gladys ya había empezado a creer que todo su esfuerzo había sido en vano y que el olvido sería el único futuro para Óscar. Él es uno de los 400 o 700 civiles secuestrados por esa guerrilla de los que no se sabe nada. (Lea también: Es posible que militares desaparecidos hayan muerto en combate: Piedad)
Secuestro en el santuario
"Cuando lo secuestraron tenía 23 años. Estaba en una etapa muy buena de su vida. Se había acercado a lo espiritual y estaba a punto de casarse", cuenta la señora, que hoy trabaja en una fundación dedicada a ayudar a jóvenes adictos a las drogas y el alcohol.
Precisamente, fue durante un retiro espiritual, una visita que realizaba junto con su novia a un santuario que había en Guasca (Cundinamarca), cuando ocurrió el plagio.
La novia de Óscar, a quien liberaron tras las súplicas del muchacho, contó cómo ocurrió todo: tres hombres armados que se identificaron de las Farc los pararon en la carretera. Uno de ellos tomó la camioneta. A ella la sentaron en el puesto de adelante.
Hace cinco años, Gladys logró hablar con alias 'Wilson', uno de esos tres guerrilleros, ahora desmovilizado. No le supo responder por qué se llevaron a su hijo. Solo le dijo que fue una orden. "Como mi hijo no era político ni militar, jamás han enviado una prueba de supervivencia", sostiene. Ella está segura de que él sigue con vida, a pesar de que sean pocas las esperanzas.
El primer año de secuestro entró a una cárcel y se reunió con un guerrillero de alto nivel, quien supuestamente ordenó la libertad de Óscar. También buscó la ayuda del periodista Jaime Garzón, pero su asesinato impidió esa gestión.
Gladys no se quedó tranquila. Se fue hasta el Caguán y allá logró ver a 'Marulanda' y a otros jefes, pero, aunque tomaron nota de su caso, nadie hizo nada.
Su tragedia fue aprovechada por 'buitres' que, como en otros casos de secuestrados, se acercan a las familias para sacarles dinero. Uno de ellos le pidió una camioneta para movilizarse, viáticos y celular. Además, ropa, botas y medicinas, que supuestamente le entregaría a su hijo. Durante 10 meses, cuenta Gladys, el hombre estuvo sacándole plata. Cada día la mentira que decía tenía que ser más grande que la anterior. Hasta que llegó el día que le prometió que Óscar iba a ser liberado. "Ese hombre me hizo más daño que la guerrilla. Yo preparé todo para el regreso de mi hijo y el tipo desapareció", añade.
La última vez que tuvo una llamada de ese estilo fue el año pasado, pero no volvió a caer. Ahora, dice que su esperanza está en el presidente Santos. "Creo en este gobierno, que con seriedad reconoció que las Farc tienen a civiles secuestrados. Ojalá pueda hacerlos liberar", concluyó.
La otra lista de la infamia
A finales de los 90, en el momento de su mayor poderío militar, las Farc llegaron a contar a cerca de 600 militares y policías secuestrados en su lista de 'canjeables', los últimos de los cuales regresaron a la libertad apenas esta semana.
A una cifra similar -entre 400 y 700- asciende el número de civiles secuestrados por esa guerrilla y sobre los que no se tiene noticia alguna, incluso hace más de una década. En estos momentos, las autoridades antisecuestro y la Fundación País Libre trabajan en la depuración de una lista de cautivos cuya suerte es incierta y que tiene casos de 1996.
El ganadero Alfonso Paredes Montoya aparece como el más antiguo de los de esa lista. Su secuestro se produjo el 25 de mayo de 1996, cuando un frente de las Farc se lo llevó de Montería y en este momento no se sabe nada de él.
La lista tiene otros 588 nombres de secuestrados; algunos son casos de delincuentes comunes que terminaron vendiendo sus víctimas a la guerrilla.
Esta semana, tras las liberaciones, el presidente Juan Manuel Santos les exigió a las Farc que digan la verdad sobre el destino de esos centenares de colombianos que nunca volvieron del cautiverio. La exsenadora Piedad Córdoba, que logró traer de regreso a los últimos policías y militares secuestrados, aseguró que la guerrilla está haciendo un barrido con sus frentes para tener esa información.
Mientras el país está pendiente de que se cumpla esa promesa, los hijos de Hernán Bustos Díaz siguen buscando el cuerpo de su padre en un amplio sector de la vereda El Escritorio, de Guaduas. Allí probablemente fue enterrado este comerciante, secuestrado el 3 de marzo del 2000 por alias 'Hugo', el que fue jefe del frente 22 de las Farc, hoy preso y condenado.
REDACCIÓN JUSTICIA
Bustos tenía 71 años cuando se lo llevaron. 'Hugo' -que no ha querido reconocer ese secuestro- decidió canjearlo por su hermano, que padecía una afección renal y requería diálisis. El guerrillero exigió 2.000 millones de pesos de rescate a la familia.
Pero el comerciante intentó escapar y 20 días después fue asesinado, les han dicho a sus hijos varios desmovilizados, que se han acogido a la ley de justicia y paz. Los exguerrilleros también aseguran que 'Hugo' dio la orden de seguir cobrando el rescate como si estuviera vivo. Su familia alcanzó a pagar más de 200 millones de pesos.
REDACCIÓN JUSTICIA
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