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Año fecundo

2015 registró abundancia de eventos y, sobre todo, de público

MYRIAM BAUTISTA
Bastaría con señalar la monumental exposición de Fernando Botero en China; los triunfos de las películas ‘La Tierra y la Sombra’ o el ‘Abrazo de la Serpiente’; la reseña en circuitos literarios internacionales de los últimos libros de William Ospina, Juan Gabriel Vásquez, Héctor Abad Faciolince o Tomás González; el Rómulo Gallegos al escritor Pablo Montoya; la participación de 10 galerías con 20 artistas en la Feria Arco en Madrid y premios obtenidos por músicos y compositores en los Grammy, entre otros hechos, para concluir que el 2015 fue un buen año a nivel cultural para Colombia.
El relato sería vano si al interior del país no se hubieran sucedido hechos culturales con ese mismo peso y no se dijera cómo los hubo; a continuación un apretado resumen. Como suele suceder con los balances, una inmensa mayoría no se registra. Excusas de antemano a personas e instituciones que trabajaron todo el año, con ahínco y escasos recursos, generando eventos culturales de envergadura. Merece precisarse que lunares y metidas de pata, que las hubo y que trascendieron, no se señalan, como se debería, porque la idea es destacar logros.
Los presupuestos nacionales y locales aumentan, no en la proporción que se requiere, pero cada año se destinan más recursos para la cultura. Pareciera ser que, finalmente, gobernantes y planificadores han entendido que sin cultura no puede haber paz ni desarrollo. Bogotá, por ejemplo, manejó el año pasado para cultura, recreación y deporte más de $ 500 mil millones, suma nunca antes vista en la capital. El mayor presupuesto ejecutado en este rubro se dio en el período 1998-2000, con $ 350 mil millones.
La plata se ha visto no solo en estímulos económicos entregados a creadores de distintas áreas, sino en eventos gratuitos. Un dato: el público que asistió a plazas, parques y teatros pasó de un millón a dos millones 600 mil personas este año. Aumentó el turismo hacia la ciudad por programación de actividades culturales, recreativas y deportivas.
Crecieron las bibliotecas comunitarias y en un 6.8% el área de parques públicos. Como Bogotá fue declarada por la Unesco, en 2012, ciudad creativa de la música, la Filarmónica de Bogotá no fue inferior al compromiso y trabajó para la creación de 26 orquestas, 8 bandas y 43 grupos corales en localidades de la ciudad.
Pero no fue Bogotá la única ciudad que multiplicó su oferta cultural o fortaleció su patrimonio histórico y cultural. Por ejemplo, en Cali el XIX Festival de Música Petronio Álvarez reunió a más de 200 artistas, respaldados por público local y foráneo que llegó a 600 mil personas, en su mayoría repitentes a esta cita cada año. En Cali también, por iniciativa privada con colaboración del sector público, se organizó por primera vez la Feria del Libro, con participación de escritores centroamericanos y del Caribe, así como un Festival de Danza, con grupos extranjeros.
Medellín realizó, con notable éxito, su tradicional Festival Internacional de Poesía y 10 importantes encuentros musicales, como Altavoz y Breafast, relatados en cuadernillos de la revista ‘Arcadia’. Barranquilla se lució, como cada año, con su Festival Internacional de las Artes y de Jazz; Cartagena siguió siendo el perfecto escenario para el Festival Internacional de Música, con el que se abre el año cultural, dedicado en 2015 a música del Mediterráneo y luego fue, por décima ocasión, escenario del Hay Festival que, desde el año pasado, se replica en Medellín y desde hace un tiempo va hasta Riohacha, con una nutrida e importante programación para comunidades vulnerables y de jóvenes y niños por fuera de la ciudad amurallada.
El 3 de octubre, del año pasado, se vieron filas de familias en el recinto ferial de Bogotá, para comprar boleta para ArtBo 2015, feria que tuvo 35 mil visitantes en 4 días. El FotoMuseo, unos meses antes, liderado por Gilma Suárez, celebró su bienal, inundando con fotografías de artistas nacionales e internacionales la ciudad, con gran afluencia de visitantes en las salas o en espacios al aire libre.
Estas no son solo buenas noticias sino datos para que sociólogos y antropólogos construyan un nuevo perfil de ciudadanía, en esta ciudad llena de huecos y trancones. Otros signos alentadores son la buena taquilla de Cine Colombia en su programación de teatro, ópera, ballet y exposiciones de arte, originaria de capitales como Londres, Nueva York, París o Viena, por lo que en cada sesión deben aumentar el número de salas. Público que también asiste a la Feria del Libro, a distintos festivales de cine, como el IndieBo de cine independiente, que gestionó Paola Turbay y Cía., a mediados de año, agotando entradas en varias salas de Bogotá; o a la variada oferta teatral, casi toda privada, como la de Mapa Teatro, La Candelaria, La Maldita Vanidad y otras salas.
Ahí no para la oferta cultural. Tienen público también los espacios del Banco de la República, las librerías Luvina, Wilborada y Casa Tomada, el Centro García Márquez, la Casa de Poesía Silva, el Centro Cultural del Gimnasio Moderno o el Cine Tonalá, escenarios gestionados por el sector privado, algunos con ayuda pública, que en Bogotá ofrecen casi que a diario conferencias, conciertos, seminarios, presentaciones de libros, películas y debates.
MinCultura por su parte dedicó el 2015 a homenajear a Antonio Nariño, con una exposición en la Biblioteca Nacional, y al compositor José Barros; para memoria del músico reunieron a 150 coristas colombianos, residentes en 9 países, 21 departamentos y 51 municipios, para cantar una de sus composiciones más famosas: ‘El Pescador’, colgada y replicada en la red. El Ministerio también convocó el premio hispanoamericano de cuento García Márquez, que en esta ocasión tuvo 136 participantes y una bolsa de US 100 mil, una de las más altas en concursos similares.
Los estímulos y becas de creación del Ministerio aumentan año tras año en dinero y en número de ganadores, como los programas de bibliotecas públicas y de lectura por todo el país, destacándose los programas ‘Leer es mi cuento’, la recuperación del patrimonio cultural, la publicación de importantes libros y el fortalecimiento de la industria del cine.
El público, los escenarios, los presupuestos, los gestores culturales y los proyectos que se multiplican en el país son el mejor abono para que en esta tierra florezca la creatividad en lugar de la guerra. Este año se celebrarán, para citar tan solo dos eventos, la edición XXX de la Feria del Libro y la XV del Festival Iberoamericano de Teatro, con Holanda y México respectivamente como invitados. Serán dos citas obligatorias.
MYRIAM BAUTISTA
MYRIAM BAUTISTA
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