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Volvió a caer erradicación manual de coca

En el 2012 fueron 30.000 hectáreas, 5.000 menos que en 2011. Presupuesto se redujo.

El número de hectáreas de coca arrancadas en el 2012 no se acercó ni siquiera a las del 2005, cuando despegó el plan de erradicación manual de cultivos ilícitos. Para ese año fueron 32.000 hectáreas, y el año pasado solo 30.000.
La caída en las cifras no es nueva. Luego de que el país alcanzó en el 2008 el récord de 96.000 hectáreas ‘limpiadas’ por los Grupos Móviles de Erradicación, la Policía, el Ejército y la Armada, el descenso ha sido constante. (Lea: Cerca de 800 cultivadores de coca protestan por erradicación).
Es la misma tendencia en el monto de los recursos destinados para esta estrategia, que es considerada tan importante como la fumigación con glifosato en la lucha contra los cultivos de coca en el país. De hecho, en el 2008, el año en el que más se erradicó manualmente, fue cuando las plantaciones ilícitas bajaron más. 
Expertos en el tema aseguran que la caída en la erradicación puede ser una alerta temprana sobre el resultado que arroje el Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (Simci), encargado de hacer el conteo oficial de las hectáreas con coca en el país. En el 2011, cuando la erradicación también cayó, hubo un aumento de dos mil hectáreas, lo que significó que se rompiera la línea de reducción. (Lea: Así es la ofensiva de Policía contra cultivos en frontera con Ecuador).
El director del programa contra los cultivos ilícitos de la Unidad de Consolidación Territorial de la Presidencia, Iván Fernández, admite que es difícil garantizar una reducción para las cifras del 2012. “Los cultivos ilícitos hoy por hoy están dispersos y en lotes pequeños. Esa dispersión nos acarrea más costos, mayor esfuerzo para detectarlos, para ingresar y para limpiarlos de las minas”, dice.
Pero el factor clave en la situación es la disminución del presupuesto para erradicación manual. De casi 110.000 millones en el 2010 se pasó a 53.000 millones de pesos para este 2013, lo que ha significado que los erradicadores contratados sean menos. “Hay algunos sectores que dicen que la política no está funcionando, que se hace la erradicación y continúa el problema”, señala Fernández.
En enero, la ONG internacional Wola advirtió en su informe un “abandono” del Plan Consolidación de regiones y lentitud en la ejecución de los programas. Citó, por ejemplo, que el plan ha desaparecido del discurso oficial y así mismo la cantidad de dinero para ello: de 320.000 millones de pesos para el 2010, se pasó a 125.000 en el 2011.
La Policía Antinarcóticos, que también cumple la misión de arrancar matas de coca, tiene una explicación diferente. Allá aseguran que la reducción en los niveles de erradicación obedece a que los cultivos han bajado, y así mismo la necesidad en la intensidad de las jornadas. “Ya no existe la misma cantidad de cultivos ilícitos que hace unos años. La apuesta ahora es focalizar la erradicación en departamentos como Putumayo y Nariño, donde están concentrados los cultivos”, dice la Policía.
A los ataques con francotiradores y las trampas explosivas con los que los grupos armados, especialmente la guerrilla, han intentado frenar la erradicación manual se ha sumado recientemente una nueva dificultad: los bloqueos. El 11 de febrero pasado, en la vereda Nueva Granada, en Puerto Asís (Putumayo), un grupo de campesinos cerró el paso a los erradicadores, que debieron dejar la zona.
Por ahora, se vienen ajustes a la estrategia. “Los grupos móviles serán más móviles”, dice Fernández. Esto, porque ante lotes más pequeños, no se requieren grupos móviles tan grandes. Así, en algunos casos pasarán de 31 a máximo 15, y esa división permitirá estar en más puntos al tiempo. También se aplicará lo que han llamado “relevo en posición”, que traduce que cuando un grupo salga, entre otro para evitar la resiembra, que sigue siendo la constante.
Alerta por falso turismo espiritual
En informe, ONU lanzó advertencia
La oferta y consumo de “preparados de origen vegetal” fueron este año motivo de alerta en la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (Jife).
Este organismo, adscrito a la ONU, señaló que en varios países se viene promoviendo un “turismo espiritual” que sirve para “encubrir el consumo de sustancias psicoactivas de origen vegetal” que no son objeto de control por las autoridades. En Colombia esas sustancias son conocidas como yagé. “La Jife observa con preocupación que el uso de esas sustancias se ha vinculado a diversos riesgos graves para la salud, tanto físico como psicológicos”, indicó.
REDACCIÓN JUSTICIA
justicia@eltiempo.com
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