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Guía práctica para viajar de Cusco a Machu Picchu y al lago Titicaca

Esto tres peruanos son los más emblemáticos y visitados por los turistas.

IGOR GALO
Con una extensión equivalente a las de Francia, España y Portugal juntas, no resulta extraño que Perú exhiba una variedad de paisajes y culturas inigualables: del Amazonas a los Andes o a los desiertos costeros, y desde la populosa Lima, la capital del país, con sus 10 millones de habitantes, hasta las pequeñas islas Uros en el lago Titicaca, donde vive apenas un par de familias.
Sin embargo, para el viajero que pisa por primera vez la tierra donde se levantó el Imperio Inca, casi siempre Machu Picchu, Cusco y el lago Titicaca son los principales destinos. No en vano, esta región fue el epicentro de una cultura extraordinaria que aún se conserva en la lengua de sus habitantes, en las ruinas arqueológicas, en la gastronomía y cultura.
Descubriendo a Cusco
Este recorrido comienza en Cusco, antigua ciudad colonial y actual capital turística, punto imprescindible de cualquier visita a estas tierras. Su casco histórico, levantado por los conquistadores españoles sobre las ruinas incas, demuestra por qué es uno de las sitios coloniales mejor conservados del mundo.
Cusco tiene una altura de 3.399 metros sobre el nivel del mar, por lo que deben tomarse precauciones para evitar el llamado mal de altura o soroche. Descansar y no hacer ejercicio el primer día –además de comer ligero, tomar té de coca y quizás alguno de los medicamentos locales (como Sorechepill)– son consejos muy útiles.
Es clave pasar, mínimo, tres días en esta ciudad, tanto para aclimatarse como para aprovechar los atractivos del casco histórico, sus iglesias, monumentos y alrededores como las ruinas de Sacsayhuamán.
Una buena opción para el día de llegada es utilizar el servicio de paseo en bus turístico, y evitar así la fatiga por caminar a esta altitud. Existen varias compañías que recorren la ciudad por 15 soles (aproximadamente cinco dólares).
Panorámica de la Plaza de Armas de Cusco, considerada la capital del Imperio Inca. / Foto: Jáiver Nieto - EL TIEMPO
Cualquier visita debe comenzar por la plaza de Armas, rodeada de casonas coloniales y presidida por la Catedral, a la que se entra con el Boleto Integral Religioso (cra.org.pe). Vale 30 soles (cerca de 9 dólares) y permite conocer otras joyas religiosas de la ciudad como el Museo Arzobispal y los famosos templos de San Blas y San Cristóbal.
Para liberarse un poco de la historia y el arte, una visita muy atractiva es al Mercado Central, cuyos compradores son mayoritariamente locales. El lugar es célebre entre los viajeros por sus jugos de frutas y dulces. En las calles aledañas, los cusqueños compran y venden gran variedad de productos, y la oferta de restaurantes modestos o chifa (fusión de comida china y peruana) es bastante amplia.
Los atractivos del casco histórico y sus alrededores son numerosos, por lo que pernoctar al menos dos noches en Cusco es lo mínimo. Otros puntos de interés son el Museo Histórico Regional, el Museo Inka y el barrio bohemio de San Blas. No olvide probar el exquisito pisco sour, coctel a base de pisco, la bebida autóctona del Perú.
Puno y el lago
A seis horas en autobús desde Cusco y situada a 4.000 metros sobre el nivel del mar, Puno es punto de partida de las excursiones al lago Titicaca. En la ciudad es posible visitar la catedral, la Casa del Corregidor –uno de los mejores sitios para tomarse un pisco sour–, o dormir en el Yavari, el barco de vapor más antiguo del lago, trasladado desde el Reino Unido y hoy convertido en un hospedaje flotante.
Cada mañana, desde el puerto, salen excursiones de uno o dos días a las islas y comunidades que viven en el lago navegable más alto del mundo, que Perú comparte con Bolivia. El recorrido típico de dos días suele incluir una visita a las Islas Uros, plataformas artificiales que se desplazan sobre el agua y donde habitan culturas indígenas que ahora viven principalmente del turismo. Durante el tour es posible pernoctar en las islas de Amantaní y Taquile, a varias horas en barco de Puno. En ellas se puede convivir con las familias locales en habitaciones muy modestas, muchas de ellas sin ducha ni baño; una oportunidad para conocer la cultura quechua y aimara, o al menos lo que queda de ella.
En los alrededores del lago hay alpacas, llamas y vicuñas. / Foto: Archivo El Tiempo.
En la isla de Amantaní se pueden visitar dos centros ceremoniales: el de Pachamama y Pachatata, y cenar con la familia anfitriona o en ocasiones presenciar un baile tradicional.
A esta altitud, los cielos estrellados de las noches y el azul intenso del firmamento son dos atractivos inigualables. De Cusco a Puno: definitivamente, una experiencia peruana inolvidable.
Machu Picchu
Este antiguo poblado, totalmente desconocido hasta finales del siglo XIX, es para muchos el clímax de un viaje por el Perú. Se puede visitar en un día tomando el tren desde Cusco. El trayecto demora tres horas.
Su costo ronda los 200 dólares, ida y vuelta, al cual hay que sumarle la entrada a la ciudadela, opción que vale 128 soles (38 dólares) para viajeros extranjeros.
En ambos casos lo aconsejable es comprar pasajes y boletas con varios días de antelación, e incluso semanas si además el plan es subir hasta Huayna Picchu, pico localizado a un lado y desde donde se disfrutan las mejores vistas.
Este es el tren que sale desde Cusco y llega a Aguas Calientes, a 20 minutos de Machu Picchu. / Foto: Jáiver Nieto - EL TIEMPO
A la ciudad secreta de los incas, enclavada entre montañas, se puede llegar de forma individual, aunque es mejor hacerlo con un guía local para conocer la historia del lugar.
Los viajeros más experimentados y con buen físico tienen la opción de llegar a pie por el Camino del Inca, distante unos 40 kilómetros entre Cusco y la ciudad sagrada, recorrido que demanda tres o cuatro días. Se suele dormir en carpas o tiendas de campaña.
Otras personas también optan por pasar la noche en la localidad de Ollantaytambo, a medio camino entre Cusco y Machu Picchu, para visitar las ruinas y hacer menos pesado el trayecto en ferrocarril.
Ollantaytambo, además, está conectada con la ciudad sagrada y Cusco por autobús, un medio que resulta mucho más económico que la vía férrea.
Si usted va...
Las aerolíneas Avianca, LAN y Copa ofrecen vuelos entre Bogotá y Lima. En la capital peruana conviene abordar otro avión hasta Cusco, pues el recorrido por tierra es muy largo.
De Cusco a Puno se recomienda viajar en un bus de la empresa Cruz del Sur. Esta compañía tiene dos rutas diarias en cómodos vehículos. Hay descuentos de hasta 50 por ciento al comprar los tiquetes vía internet: www.cruzdelsur.com.pe
Más información sobre el destino en: http://www.peru.travel/es-pe/
IGOR GALO
Especial para EL TIEMPO
IGOR GALO
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