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Los celos que sí se sientan, pero en pequeñas dosis

Este sentimiento es natural, pero cuando es constante deteriora las relaciones.

A propósito de que los celos han sido reconocidos por la Corte Constitucional como causal de divorcio cuando se convierten en una conducta que provoca maltrato y acoso psicológico, es importante mirarlos más en detalle.
Todos, o casi todos, los hemos sentido alguna vez. En la familia con los hermanos, en el trabajo con los compañeros de labores, incluso por el éxito, fortuna o suerte de otra persona.
Los celos son una respuesta emocional que aparece cuando se tiene una percepción amenazante acerca de algo con lo que se está vinculado, ya sea una persona o un objeto material. Sin embargo, estos fuertes sentimientos están más asociados a los que se experimentan cuando sentimos miedo de perder a quien queremos, su afecto, compañía, admiración o a ser sustituido por otro en la pareja.
Realmente, los celos son un sentimiento pasional tan natural como el amor. En sí mismos son una condición normal: “un poco de celos no hace daño” dice un refrán. Es más, nos pueden hacer sentir que somos importantes para quien nos quiere confirmando su cariño, amor e interés.
De otro lado, resultan comprensibles o explicables y puede considerarse una reacción justificada cuando son producidos por un hecho real, por ejemplo, frente a una situación de infidelidad, alejamiento de la otra persona o desconocimiento del lugar afectivo que la otra persona tiene en nuestra vida.
El problema es cuando esos celos se convierten en un sentimiento permanente, que puede ser detonado por cualquier evento que, con frecuencia, no corresponde a la realidad y solo están en la mente de la persona. En casos extremos, puede convertirse en un cuadro patológico, caracterizado por pensamientos constantes de sospecha que se convierten en una obsesión que persigue sin descanso a la persona que los siente.
Aun cuando la infidelidad sea real, los celos pueden ser enfermizos. En este caso, los sentimientos invasivos de rabia, humillación y deseo de venganza desbordan y llevan a reacciones violentas que la persona no logra controlar.
Los celos pueden ser un obstáculo para la armonía y estabilidad de la pareja, pues son fuente de sufrimiento para ambos miembros. Por esta razón es importante aprender a manejarlos.
Para el que los siente
1. Si los celos se repiten con intensidad y frecuencia, lo primero es aceptar que se es celoso.
2. Aun cuando exista una razón o motivo, es posible controlarse y moderar las reacciones violentas, analizando la situación con calma y reflexión.
3. Reconocer el efecto que esta conducta produce en la pareja. Esto implica ponerse en lugar del otro y tener conciencia de que estas actitudes permanentes provocan tensión, estrés y angustia y llevan a la pareja muchas veces a aislarse para evitar problemas.
4. Esforzarse por identificar las causas, a pesar de que a veces no sean tan evidentes como por ejemplo llamar la atención, sentirse importante, manipular para conseguir un fin determinado o querer terminar la relación.
5. Aprender a poner freno a los pensamientos infundados que llevan a conclusiones precipitadas. Existen técnicas que ayudan a generar pensamientos realistas y positivos.
6. Vencer la sensación continua de sospecha y el andar atando cabos.
7. No recurrir a los discursos interminables, agresivos y repetitivos.
Para el que ‘despierta’ este sentimiento
1. Ser comprensivo con los sentimientos que experimenta la pareja. Evitar la crítica, hacerla sentir culpable o avergonzada. No ridiculizarla en público.
2. Dar seguridad de que la relación no está amenazada, ni que hay riesgo inminente de separación o ruptura.
3. Reconozca que, en un gran porcentaje, los celos se relacionan con la forma como se lleva la relación y no solo con la persona que los sufre.
4. Póngase en el lugar del otro para lograr entender las razones que están detrás de esta reacción. Esto le ayudará a darle un manejo más tranquilo, maduro y considerado.
5. Deténgase a analizar su propio comportamiento y evalúe en qué medida usted está manteniendo o alimentando estas actitudes negativas de su pareja.
6. No les siga el juego a los interrogatorios interminables; propicie un diálogo concreto, corto, con información veraz.
7. Evite referirse al problema de los celos con chistes sarcásticos, comentarios cínicos y frases descalificadoras en público, pues aumentan la rabia.
Enfrentarlos en pareja
Cuando los celos son continuos, también se deben enfrentar como pareja y la base para esto es la confianza. Tengan en cuenta estos puntos.
1. Conversar con calma sobre lo que está pasando y evaluar el problema asumiendo la responsabilidad que pueda tener cada uno.
2. Escuchar con respeto y empatía la posición de la otra persona de manera controlada, por ejemplo, establecer un momento concreto en el día o en la semana para hablar de los detalles que provocan los celos.
3. Reconocer que los celos son un sentimiento muy invasivo que afecta tanto a la persona ‘dominada’ por ellos, como para quien los ‘genera’.
4.Tomar la decisión de pasarla bien y no permitir que las dudas, miedos y conjeturas invadan la vida de pareja. Tampoco que cualquier inquietud de quien está celoso lo ponga a la defensiva.
5. Evitar los juicios acerca de la actitud del otro. Expresiones como ‘usted está loco’ para quien siente los celos, o ‘es un mentiroso y manipulador’ para quien los despierta, aumenta el conflicto.
6.Buscar estrategias que ayuden a mejorar la disposición para reflexionar y cambiar.
7.Pedir como pareja ayuda profesional para identificar las razones profundas detrás de estos sentimientos (experiencias internas, del pasado o la personalidad).
MARÍA ELENA LÓPEZ *
Especial para EL TIEMPO
*Psicóloga de Familia www.inteligenciafamiliar.com
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