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La industria editorial pierde a uno de sus íconos

José Manuel Lara, dueño del Grupo Planeta e impulsor de un imperio editorial, murió a los 68 años.

EL TIEMPO
Después de luchar durante 3 años contra un cáncer de páncreas, murió José Manuel Lara Bosch, dueño del Grupo Planeta, conglomerado dedicado a la industria editorial, el cual, entre el 2007 y comienzos del 2012, fue socio mayoritario de la Casa Editorial El Tiempo, con el dominio del 55 por ciento de las acciones.
Lara falleció en Barcelona (España), a los 68 años, según informaron fuentes de ese grupo de comunicación. Se le conoció como el empresario que más desarrolló el imperio que creó su padre, José Manuel Lara Hernández, en 1949. Como heredero, junto con su hermano Fernando Lara, fueron expandiendo las células del grupo empresarial, hasta convertirlo en una de las 100 empresas de comunicación más importantes del mundo.
A Lara se le reconocía su sagacidad para los negocios y especialmente su olfato para conocer hacia qué temática se desplazaba el gusto de los lectores.
Era casado con Consuelo García Píriz y padre de cuatro hijos (Marta, José Manuel, Ángela y Pablo).
Estudió Ciencias Económicas e inició su carrera profesional muy joven, siendo estudiante universitario. En esa etapa ocupó distintos cargos en la Editorial Planeta, a la que se incorporó definitivamente en 1968 y que luego dio origen al grupo.
Hombre corpulento, de barba blanca y oscura mirada tras unas discretas gafas sin montura, Lara era símbolo del mundo editorial español, al que se había llegado a comparar con el australiano Rupert Murdoch, por haber construido un imperio de editoriales, periódicos, cadenas de radio y televisión, productoras y distribuidoras de cine.
Lector insaciable y adicto confeso a la Coca Cola, era también conocido por hablar sin tapujos: había sido uno de los primeros empresarios catalanes en oponerse abiertamente a la idea de una independencia de la región. “Si Cataluña fuera independiente, el Grupo Planeta se tendría que ir”, había amenazado en octubre de 2012 cuando despuntaba el movimiento independentista.
Conquistó la cima
Su liderazgo fue saliendo a flote. En 1977 fue el consejero delegado de todo el Grupo Planeta. En 1983, fue nombrado vicepresidente de la editorial. Muy rápido, en 1985, escaló posiciones y ocupó la presidencia del consejo de administración de Planeta-DeAgostini.
En 1986 asumió el cargo de presidente de Planeta Internacional, con el que permaneció hasta el año 2000.
Cinco años antes, en 1995, tras la muerte trágica de su hermano Fernando, debió asumir la mayor parte de las responsabilidades en la holding familiar, pues el trabajo administrativo se lo repartían entre ambos. "Teníamos dividido el trabajo a través de dos áreas: el este y el oeste; mi hermano era para mí un frontón donde impactaban las decisiones estratégicas", dijo Lara, tras la partida de su hermano".
Luego, en la primera década del siglo XXI, empezó a darle un viraje al negocio editorial. De las aguas tranquilas en las que andaba hasta entonces la compañía, creciendo a velocidad calmada, empezó a realizar fuertes inversiones en medios de comunicación y productoras de contenido, como Telecinco y Quiero TV. Concentró muchas de sus adquisiciones en lo que se conoció como Atresmedia, a la que adhirió Antena 3 TV, La Sexta, Onda Cero y Europa FM.
Absorbió editoriales
También fue impulsor del periódico La Razón e integró a su órbita empresarial a la veterana editorial Tusquets. Inclusive, se dice que su afán inversionista en varias editoriales se debía a la promesa que le hizo a su esposa de regalarle una editorial en cada cumpleaños. Por ello, entre su rosario de propiedades accionarias, se cuentan Paidós, Minotauro, Grup 62 y Círculo de Lectores, entre otras. Inclusive, adquirió Editis, segundo grupo editorial francés.
Entre las distinciones que recibió en España se cuentan, entre otras, la Medalla al Mérito en las Bellas Artes, en la categoría Oro, que le fue entregada en el 2009 por el propio rey Juan Carlos. También recibió la Medalla Internacional de las Artes y el título honoris causa, otorgado por la Universidad Antonio Nebrija.
Hasta el 2009 había sido máximo accionista del club barcelonés RCD Espanyol, al que su familia había estado ligado históricamente y del que fue directivo.
Pese a los innumerables reconocimientos, por su labor empresarial y cultural, el galardón al que siempre estuvo más relacionado fue el que él mismo concedía: el Premio Planeta. Uno de los más prestigiosos en lengua española, después del premio Cervantes, el Planeta, dotado con 601.000 euros, era entregado por Lara cada año en una cena de gala en Barcelona.
EL TIEMPO
Con información de Agencias
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