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Kendall Jenner no quiere ser una Kardashian

Es una de las 'top model' del momento y marca distancia de su controvertida y extravagante familia.

EL TIEMPO
A pesar de que sus fotos aparecían en el catálogo de una agencia desde que tenía 15 años, y de ser parte del famosísimo (y mediático) clan Kardashian, la primera gran oportunidad de Kendall Jenner tardó tres años en llegar.
Hace solo unos meses, su aparición en las pasarelas con una blusa transparente del diseñador Marc Jacobs causó sensación en el mundo de la moda.
Tanto, que ya ha logrado convertirse en imagen de Givenchy, ser la nueva cara de Estée Lauder, crear su propia línea de ropa –con su hermana Kylie, que también apunta maneras en el showbusiness–, y hasta rechazar la pasarela de Victoria’s Secret por desfilar para Chanel.
Es la chica del momento, la top model revelación, que le ha arrebatado el puesto a su amiga Cara Delevingne, y que está robándole el protagonismo a su hermana Kim Kardashian. A mitad de camino entre ícono de la moda y fenómeno de redes, Kendall cuenta con 21 millones de seguidores en Instagram (y casi 10 millones en Twitter, algo definitivo para su éxito, como define la presidenta de Estée Lauder, Jane Hertzmark Hudis, quien se refiere a Jenner como “la instagirl definitiva”.
Hasta ahora, la hija de Bruce Jenner –un medallista olímpico convertido en coach y qe se halla en pleno proceso de cambio de sexo– y Kris Jenner, una azafata que se casó con el abogado de O. J. Simpson, Robert Kardashian, no pasaba de ser un personaje secundario en el show de sus hermanastras Kim, Khloe y Kourtney Kardashian, hijas del primer matrimonio de su madre. Pero ahora su presencia es tan abrumadora que la nueva consentida de la moda se subió a la pasarela hasta en siete ocasiones en la última Semana de la Moda de Nueva York. Y no con firmas pequeñas, precisamente: Oscar de la Renta, Donna Karan, Diane von Furstenberg, Vera Wang, Marc Jacobs, Michael Kors y Marc by Marc Jacobs.
Incluso, ha conquistado la amistad y apoyo de la temida Anna Wintour, editora de Vogue y gurú de la moda internacional, que apostó por ella para una de las portadas del 2014, mucho más fácil de lo que lo tuvo su hermanastra Kim Kardashian, que no lo logró hasta su boda (y desató toda una polémica en la industria de la moda).
Todo eso, a la sombra del imperio de un apellido que fabrica dólares a base del reality Keeping Up With The Kardashians. Tanto ella como Kylie, su hermana menor, están obligadas a aparecer en el show, que muestra las peleas caseras y los trapos sucios de las hermanas más famosas de la TV estadounidense –solo tenía 11 años cuando su familia comenzó a rodar la serie–, “empezó tan pronto que es casi lo único que puedo recordar”, dijo en una ocasión. (Lea: Kim Kardashian fue agredida por el mismo hombre que atacó a Brad Pitt)
Sin embargo, Kendall ha tratado de alejarse de la sombra de las Kardashian y comienza a escribir su propia historia. Quiere ser tenida en cuenta en el mundo de la moda por méritos propios, como ha dicho en varias ocasiones.
Soy consciente de todo lo que se publica sobre mí o sobre mi familia, pero no quiero que me afecte. ¿Por qué voy a dejar que me estropeen el día?”, apuntaba la modelo a la revista española SModa.
Cuenta que cuando se estaba preparando para su debut con Marc Jacobs, era importante para ella que sus hermanas se mantuvieran al margen. “No quería que fuera un asunto familiar”, confesó a la revista Allure. “Aunque suene egoísta, quería que la atención estuviera sobre mí al menos por 5 segundos, y no sobre mi familia. Si ellas venían al front row (primera fila de la pasarela), el titular habría sido ‘Oh, Kim va al primer desfile de Kendall’. Adoro a Kim, pero por un minuto quería que ella dijera ‘OK, esto es algo de Kendall, y se lo está tomando en serio’ ”.
Es precisamente eso lo que trata de hacer, que la tomen en serio. Con su hermana menor, Kylie, dejaron el instituto para seguir adelante con su carrera en la moda, y juntas son en sí una imagen.
Han creado su propia línea de ropa, Kendall&Kylie, en colaboración con Pacsun; tienen su gama de esmaltes para Opi (por la que cobraron más de 100.000 dólares), una colección de complementos y zapatos para Steve Madden, y hasta se han atrevido con la ficción, con el libro Rebels: City of Indra, una novela que habla de dos chicas con superpoderes.
Crecer a la sombra no es fácil. Menos cuando se trata de alguien tan mediático como Kim Kardashian. Kendall está aprendiendo a dar sus propios pasos. “Todavía lo paso mal al mirar a alguien cuando me habla, y me pongo nerviosa. Pero cuando empecé a posar frente a las cámaras, mi confianza empezó a aflorar. Eso toma tiempo, porque tengo que creer en mí misma”. Palabra de Kendall.
Saltar del ‘reality’ a la pasarela
Cien millones de dólares es lo que ganará la fábrica de dinero Kardashian luego de renovar por cuatro años el contrato de su ‘reality show’ ‘Keeping up with the Kardashians’, el más caro de la historia de esta categoría, según ‘The New York Post’.
Mientras tanto, Kendall prefiere alejarse del ‘reality’ para hacer que sus cinco minutos de fama se conviertan en una larga carrera.
Las Jenner han aprendido a explotar su potencial comercial, lanzaron su propia línea de ropa, diseñan todo lo que venden, y están muy involucradas en el proceso.
Y con eso se divierten, dice Kendall a ‘Marie Claire’, en una entrevista en la que confiesa que con este sueño están tratando de recobrar las ilusiones que tenían de pequeñas. “Va a ser muy raro el momento en que no nos estén grabando, porque así ha sido mi vida desde los 9 años. Así que no puedo imaginarlo, pero significaría cerrar un capítulo”, señala su hermana Kylie.
EL TIEMPO
Redacción Domingo
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