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Palabras sobran y palabras faltan / En defensa del idioma

Para Jairo Valderrama, algunos adoptan cambios en el lenguaje sin verificar qué tan precisos son.

JAIRO VALDERRAMA V.
Apenas aparece un cambio en el uso del lenguaje, algunos desprevenidos lo adoptan de inmediato, sin tomarse la molestia de verificar qué tan precisa resulta la idea que buscan comunicar. Solo porque es distinta y rompe con las reglas, se acomodan a la novedad para copiar cualquier expresión, como aquellos que decidieron atravesar la piel con metales o tatuarla, porque otros también procedían de esa manera. Nada hay contra esos estilos, pero sí contra la falta de originalidad. Curioso: ahora ser único y original es actuar como la masa.
En primera instancia, tomemos solo algunas expresiones cojas, y lo son porque les falta completar una idea. Se escucha con frecuencia que la mercancía estaba “en bodega”. Entonces, nos preguntamos: si esta estaba “en bodega”, ¿habrá documentos “en escritorio” o “en archivo”? Y, quién lo duda, también habrá alimentos “en mesa”, señor “en silla”, teléfono “en bolsillo” y hasta estudiantes “en salón”. ¿Por qué no dirán “en la bodega”, “en el escritorio”, “en el archivo”, “en la mesa”, “en la silla”, “en el bolsillo” y “en el salón”?
Algunos comentaristas del fútbol, siguiendo este raro estilo, aseguran, por ejemplo, que “el equipo participó en Copa en 1998” o “el delantero estuvo en entrenamiento”, y así otros más podrán estar “en supermercado”, “en playa” o “en oficina”, en vez de “participar en la copa”, estar “en el entrenamiento”, “en el supermercado”, “en la playa” o “en la oficina”.
El campo financiero (sobre todo el de las inversiones) sigue acuñando frases como “va mucho más allá…”, sin saber “más allá” de dónde o hasta dónde. Ahora la economía también se convirtió en un casino (basta leer periódicos con esta clase de información), porque a todo le “apuestan”, como si a toda hora vieran girar muchas ruletas. ¿Servirán los verbos invertir, confiar, respaldar, creer, esperar, depositar o asentir, entre muchos otros?
Antes, los usuarios pagaban por la venta de los servicios públicos (¿será contradicción “venta” y “servicio”?), y ahora dizque deben “cancelarlos”, pero siguen pagando por estos. Basta con consultar en el diccionario los significados de estos verbos. ¡Si “cancelaran” los servicios, después no contarían con ellos!
De forma parecida, al preguntar en cualquier establecimiento comercial por unas galletas, se responde: “No manejamos galletas”, como si no fuera más fácil “no vendemos galletas”. La manejada dejémosla para los conductores, ojalá bien elegidos. Y el estilo afectado, para las comedias.
Palabras que sobran
Escribían en un periódico económico: “…avances importantes en estas tres variables…”. Si hay “avances importantes”, ¿es porque hay otros avances que no importan? Este “importante” aparece por lo general cuando el hablante o escribiente no halla el adjetivo preciso, y acude a este porque cree que se acomoda a cualquier idea. Un poco de búsqueda ayudaría a cambiar ese ya pedante “importante”: avances notorios, significativos, relevantes, destacados, favorables, notables, determinantes, sobresalientes, representativos, trascendentales, impactantes, etc.
Examinemos tres casos más donde las palabras sobran:
-“El sistema ha evolucionado a lo largo del tiempo”. ¿Qué cosas no han evolucionado a lo largo del tiempo? Toda acción se da en el tiempo; es imposible prescindir de este. Basta con decir: “El sistema ha evolucionado”.
-“De una u otra manera, te enviaré el mensaje”. Pues, obvio: ¡toda acción se lleva a cabo “de una u otra manera”! Si no es “de una u otra manera”, entonces no se lleva a cabo. Todo se lleva a cabo de alguna manera. ¿O no? Es más claro: “Con seguridad, te enviaré el mensaje”.
-“El estudio que realizó la entidad reveló cifras preocupantes”. ¿Acaso cuando se dice que hubo un estudio, este no se realizó? ¡Si hubo estudio, este se realizó! Todo proceso, si existe, si está, es porque fue realizado. Es más conciso “el estudio de la entidad reveló cifras preocupantes”. Preocupante, ¿cierto?
Con vuestro permiso.
Por JAIRO VALDERRAMA V.
UNIVERSIDAD DE LA SABANA
JAIRO VALDERRAMA V.
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