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Minisatélites, ideales para misiones específicas

Más de cien de ellos serán liberados desde la EEI en julio, en un experimento de la Nasa.

RICHARD GARCÍA
Si hubiera que definirlos con una palabra, serían los kamikazes de la familia de los satélites. Esto porque la idea es emplearlos en “misiones suicidas”, como monitorear el viento solar o la atmósfera de planetas como Júpiter o Saturno.
Se trata de los femtosatélites, más conocidos como chipsats o sprites (duendes), sensores autónomos cuyo tamaño cuadrangular, de 3,5 centímetros por lado, no es mucho mayor que el de una tarjeta de memoria digital. Pese a ello, cuentan con antena, radio y celdas solares que les entregan energía, por lo que en la práctica funcionan igual que un satélite.
El próximo 6 de julio la Nasa liberará más de un centenar de ellos desde el nanosatélite KickSat 2, que será a su vez lanzado desde la Estación Espacial Internacional (EEI). La idea es probar su desempeño antes de que colapsen en la atmósfera terrestre.
Es el segundo intento por mostrar las bondades de esta tecnología, desarrollada por un equipo de investigadores de la Universidad de Cornell encabezado por el ingeniero aeroespacial Zachary Manchester. El 18 de abril, el KickSat 1 también se lanzó desde la EEI, pero falló en liberar su carga de 104 chipsats porque un destello de radiación cósmica borró el reloj del mecanismo de liberación, con lo cual quedó inutilizado. El KickSat 1 no pudo ser recuperado y finalmente colapsó al ingresar a la atmósfera.
Ahora se espera que esto no ocurra y que los instrumentos puedan ser desplegados. Aunque la idea es emplear los chipsats para misiones que buscan resultados rápidos, porque su vida útil no es muy larga, en 2011 se dejaron tres en la pared exterior de la estación espacial y en 2014 todavía funcionaban.
“Es muy interesante ese tipo de desarrollos, porque tienden a ser de muy bajo costo y pueden ser utilizados como redes de sensores”, destaca el ingeniero eléctrico Marcos Díaz, académico de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile e investigador líder del proyecto Suchai 1, nanosatélite chileno que debería viajar al espacio en los próximos meses.
Es complejo para los satélites, explica, monitorear varios puntos a la vez, por lo que estas redes de sensores satelitales diminutos pueden tener mucho impacto en la calidad de los modelos matemáticos que se pueden desarrollar en el futuro en distintas áreas.
Los chipsats no tienen mucha autonomía de desplazamiento, reconoce Díaz. “En función de la fuerza con la que son impulsados desde el nanosatélite, la idea es que se vayan alejando de él y entre sí, y que en ese proceso vayan tomando datos, los que se traspasan entre ellos hasta que llegan al vehículo principal”.
Es así como, con la ayuda de magnetómetros, pueden obtener valiosa información, por ejemplo, del viento solar y el impacto de una tormenta de ese tipo. Además, dependiendo de la electrónica que tengan incorporada, pueden medir la cantidad de partículas o su distribución.
“Parte de nuestro plan de desarrollo es incluir chipsats en los dos nuevos satélites que tenemos en preparación”, revela. Originalmente pensaban mandar uno en el Suchai 1, pero no alcanzaron a terminarlo.
La idea, en el caso de los satélites chilenos, es soltarlos cuando se presente la ocasión. “Si vemos que hay un ciclo de actividad solar que va a afectar a la Tierra, los podemos liberar para medir el fenómeno”.
La Nasa está interesada en esta tecnología, porque podría ser un complemento atractivo y barato para las misiones interplanetarias. De esta manera, mientras la sonda comienza a orbitar el planeta, podrían ser liberados para hacer mediciones específicas de distintos indicadores y así formarse un panorama más claro de su atmósfera.
El peso los nomina
Los nombres de los satélites más pequeños se distinguen por su peso. Así, los microsatélites son los que pesan menos de 100 kilos y más de 10, mientras que los nanosatélites pesan entre 10 y 1 kilo, y los picosatélites, entre 1 kilo y 100 gramos. Bajo esta categoría de tamaño están los femtosatélites o ‘chipsats’. Estos son capaces de realizar las funciones básicas de cualquier satélite: comunicación con la estación de tierra, supervivencia en el espacio, determinación de la posición y la orientación, y observación.
RICHARD GARCÍA
GDA/ EL MERCURIO (Chile)
RICHARD GARCÍA
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