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'Una manera distinta de encontrarnos con nuestros héroes'

Prólogo de Alberto Salcedo Ramos al nuevo libro de Mauricio Silva: 'Enséñame a ser héroe 2'.

Las buenas entrevistas son tan frecuentes como un eclipse de Sol. En cambio abundan las fallidas, aquellas que no van más allá de lo coyuntural, o en las que el diálogo es intrascendente. García Márquez decía que toda entrevista está condenada de antemano al fracaso. “Lo que pasa –añadía– es que no tengo corazón para negarme a ser entrevistado porque yo mismo soy periodista”.
A menudo el diálogo no fluye porque el entrevistador tiene una actitud agresiva, o porque está más empeñado en mostrarse listo que en conversar. Pero incluso los bien intencionados y mejor formados suelen fallar. Ya lo dijo David Remnick, editor de la revista ‘The New Yorker’: “Cualquier periodista, cuando escucha su entrevista, si es honesto consigo mismo llega siempre a esta conclusión: hablé demasiado”.
La entrevista también fracasa cuando el periodista, por mal informado, impide que el personaje se conecte con sus recuerdos o abra su alma a un diálogo revelador.
Los buenos entrevistadores jamás generan ruido. Se acercan sin invadir, acompañan sin hostigar, cuestionan sin agredir. Están ahí, pero apenas se sienten porque, como tienen capacidad de generar empatía, a ratos logran convertirse en aquello que propone Mark Kramer: “parte del paisaje”. Entonces captan unas respuestas sinceras que tienen el tono de un monólogo íntimo y emotivo.
Es lo que sucede con estas entrevistas de Mauricio Silva Guzmán. En todas uno siente que los personajes se revelan tal como son, sin poses, sin efectismos, y ello sucede porque se saben ante un reportero tan humano como agudo, un reportero que los conoce mucho pero no usa eso para alardear, sino tan solo para ayudarlos a ellos a desenrollar la madeja de sus recuerdos.
Silva tiene una habilidad notable para hacer que el entrevistado revele el lado desconocido de su hazaña, la historia humana que se había quedado oculta en el camerino. Además, maneja muy bien los contrastes de cada historia: sabe descubrir lo épico en lo que antes parecía secundario y rescatar el detalle inadvertido en la gran proeza. Al leerlo uno se entera de historias conmovedoras o pintorescas de nuestros héroes: La pesista María Isabel Urrutia se hizo pasar por refugiada de Guinea Ecuatorial para tener techo en Madrid; los futbolistas Mario Yepes e Iván Ramiro Córdoba se quedaron parrandeando con el trofeo la noche en que la Selección Colombia ganó la Copa América; el ciclista Lucho Herrera perdió en carretera su caja de dientes cuando intentó escupir una avispa que se le había metido en la boca; el futbolista Willington Ortiz engañó a sus rivales, que le pegaban tanto en la cancha, poniéndose una venda en el brazo que no tenía lesionado; el ciclista Esteban Chaves nació con problemas físicos severos que pusieron en peligro su vida, pero que él hoy reduce a un apunte gracioso: “Llegué al mundo chiquito, pálido y feo”.
Quien cuenta un suceso infortunado también puede, a renglón seguido, obsequiarnos una anécdota divertida, y viceversa. En estas entrevistas hay fluctuaciones constantes entre el humor y la emoción. Óscar Córdoba, por ejemplo, relata los dramas personales que vivió cuando, siendo arquero de Millonarios, padeció una goleada histórica de Santa Fe y cuando, siendo portero del América, cometió un error monumental en la final contra River Plate. Pero a continuación se saca de la manga una historia muy cómica: cuando jugó en el Deportivo Cali no fue tenido en cuenta por el entrenador del equipo, el yugoslavo Vladimir Popovic. Al final de la temporada, Popovic le dio la siguiente explicación:
–Hijo mío, arquero joven no poder tapar en Deportivo Cali.
Años después, cuando Córdoba era arquero de la Selección Colombia y Popovic, entrenador de la selección Perú, volvieron a encontrarse. Colombia acababa de meterle a Perú una goleada en Barranquilla y Córdoba vio la oportunidad de sacarse el clavo mientras se dirigía al camerino:
–Hijo mío –le dijo a Popovic–: arquero Deportivo Cali joven eliminar a Perú.
Risas, emociones, historias, curiosidades, alegrías, dolores, hazañas, derrotas: un coctel irresistible. El deporte como laboratorio de excepción para explorar la condición humana. Por algo decía Camus que en las canchas aprendió lo más importante de cuanto sabía sobre la moral de los hombres.
En nuestro país de extremos, el deporte suele generar tensiones malsanas. Si nos va bien, nos enloquecemos, y si no, también. Soberbios en la euforia y encolerizados en las derrotas, después de la competencia damos rienda suelta a la peor versión de nosotros mismos.
Como sociedad desencantada y frenética, vivimos buscando héroes. Los buscamos, sobre todo, en los escenarios deportivos, porque más allá de esos ámbitos solo percibimos ruindad. Algo anda mal cuando un país espera más de sus atletas que de sus gobernantes.
Este libro nos ayuda a poner las cosas en su lugar porque nos propone una manera distinta de encontrarnos con nuestros héroes: grata, entrañable y divertida.
Algunas frases
“Mientras todo el país festejaba, nosotros, con Iván Ramiro, nos llevamos la copa. Eso fue lo más bacano, que andábamos con la copa América solo para nosotros. La devolvimos al otro día. Pero sí, estuvimos con la copa un buen rato”.
Mario Alberto Yepes
Exfutbolista
“En Cartagena, en el 2012, tuve un accidente. Mi cabeza cayó con todo el peso del cuerpo en la barra porque no pude poner las manos, y cuando caí al suelo todo traqueó. Yo dije: ‘Hasta aquí llegué, me llegó mi hora’. Todo era un charco de sangre, y estuve un tiempo ahí paralizado, asustado”.
Jossimar Calvo
Gimnasta
“Yo le llegué a decir a un directivo: ‘¿Usted sabe toda la mierda que yo comí para estar aquí, como para que usted venga a decirme eso? Yo estoy aquí porque me lo gané y ni usted me compra el tiquete ni usted me tiene aquí por mi cara bonita’ ”.
Caterine Ibargüen
Atleta
“La verdad, a mí la gente no me conoce. El pedo más grande es que yo no corrí carros para ser famoso, yo corrí carros para ser un putas, porque quería volver mierda a los demás y todavía quiero volver mierda a todo el mundo”.
Juan Pablo Montoya
Piloto
“Me tocó ir a España a demostrar que estaba bien. Tenía tres días para eso. Llevé mi bicicleta y mis exámenes. Y yo lo que hacía era acomodar con mi mano izquierda el brazo derecho, que seguía atrofiado, sobre el manubrio, y arrancar... Y darle pa’lante... El director deportivo, Neil Stephens, vio que sí podía montar y notó que yo quería estar ahí; entonces me dijo: ‘Bienvenido al equipo’ ”.
Esteban Chaves
Ciclista
El lanzamiento del libro
‘Enséñame a ser héroe 2’, de Mauricio Silva Guzmán, editor jefe de la revista BOCAS, se realizará este martes 25 de octubre.
El autor conversará con Gabriel Meluk, editor de Deportes de EL TIEMPO, sobre las 12 entrevistas que componen la publicación.
Dónde: Cachao, Cra. 13 n.° 82-52. Hora: 7 P. M.
ALBERTO SALCEDO RAMOS
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