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Música con un propósito social

Con un concierto se buscará que la Fundación Playing For Change construya una escuela de música acá.

Nereo Ortega
 El comunicador Eduardo Mejía se casó con un compromiso social el día en que, siendo voluntario en un pueblo de Sudáfrica, descubrió a un niño mezclando miel de abejas con cartón y agua sucia para comer. Al darse cuenta de que no era un capricho del pequeño sino que esa era la fuente alimentaria de toda su familia, emprendió junto a Unicef un programa de enseñanza para que la comunidad de Welkom produjera sus propios alimentos.
Cuando regresó al país, Mejía decidió traerse a ese pueblo de una manera simbólica, por eso fundó Uelkom, una marca social a la que él define como “una filosofía de vida que se materializa en un proyecto de comunicación para el desarrollo y que se dedica a incluir a las comunidades vulnerables en la solución de sus problemáticas latentes”.
Precisamente la apuesta actual es la de lograr que la Fundación Playing For Change, que construye escuelas de música alrededor del mundo para solucionar problemáticas a través del arte, decida apoyar a los niños del orfanato Betsalem en Bogotá.
“El gobierno actual está convirtiendo a Colombia en un país emergente, por lo que muchas agencias de cooperación internacional han quitado sus ojos del país”, afirma este manizaleño de 33 años. Por eso se ha organizado una campaña para que el estadounidense Mark Johnson, líder de Playing for Change, despeje dudas y se decida a poner su sello social en el país.
Hay dos formas de respaldar la iniciativa. Por un lado está la cuenta de Facebook Uelkom Brand donde la gente puede expresar por qué Colombia necesita una escuela de música bajo el sello PFC. En esta red social ya han manifestado su apoyo artistas como Carlos Vives, Adriana Bottina, Santiago Cruz, Natalia Bedoya e Ilona, entre otros.
Eduardo Mejía en Quibdó, durante una jornada de arte y escultura. Archivo particular
Por otra parte está la celebración del Playing for Change Day, un evento que se realiza el 19 de septiembre en varios países para recolectar fondos destinados al sustento de las escuelas de música que la fundación estadounidense ya ha construido en Sudáfrica, Ghana, Malí, Ruanda y Nepal.
Fue a este último país, al que hace dos años viajó Uelkom para hacer una etnografía y así entender cómo la música puede cambiar para bien la vida de las personas. Tras el regreso se dio luz verde a un plan piloto en Bogotá con el orfanato Betsalem, en el cual, entre otras actividades, los menores han recibido clases de arpa celta por parte de la cantante Natalia Bedoya.
“La idea es que la ayuda comience con el orfanato Betsalem, pero hay que mostrarle a la organización (Playing for Change) que Colombia, a pesar de ser un país increíble, todavía no es emergente en muchas regiones-dice Mejía- queremos escuelas de música en Cauca, Palenque, Chocó, el Eje Cafetero y la Ciénaga grande porque sabemos que tienen muchas necesidades sociales, artísticas y culturales”.
Con esa motivación es que aquí el Playing for Change Day será con lo que le sobra a Colombia: Música. Para ello se ha organizado un concierto en el que el propósito de convencer a la fundación de Mark Johnson reunirá el talento de Ilona, Chabuco, César López, Inés Gaviria, Mimi Anaya, Calle Macondo y La Brigada, entre otros.
“Con la música como opción de vida podemos tener niños que, en vez de empuñar un arma como medio de expresión violenta, decidan coger una batería, una marimba o un piano como herramienta artística para edificar una mejor sociedad”, dice el comunicador antes de concluir con una frase para invitar al concierto: “La idea es que esto lo pida Colombia, una nación que en ocasiones llora, pero que siempre tendrá la posibilidad de sonreír”.
¿Dónde y cuándo?
19 de septiembre. 3 p. m. Kukaramakara. Carrera 13 n.° 93B-31, Bogotá. Teléfono 636-1388. Boletas 50.000 pesos por persona y 80.000 si entran dos.
Nereo Ortega
Nereo Ortega
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