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'La radio de Hilda Strauss' cumple 30 años

El programa celebró 30 años al aire el pasado 2 de mayo. La barranquillera habla de su trayectoria.

OLGA LUCÍA MARTÍNEZ ANTE
“Hilda, coge el micrófono y di algo”, le suplicó Ricardo Char, creador del emporio Char barranquillero, a su amiga Hilda Strauss. Fue en un desfile de modas en la capital del Atlántico hace “64 años y medio”, afirma Strauss.
Esa fue su primera cercanía con el micrófono y lo hizo bastante bien, teniendo en cuenta las circunstancias del momento.
Hoy, en su casa del norte de Bogotá, hay un estudio a su disposición, con un gran micrófono y toda la infraestructura necesaria para emitir desde allí, de lunes a viernes, La radio de Hilda Strauss, el programa que cumplió 30 años ininterrumpidos al aire (ha tenido varios nombres) y que tiene tres millones de radioescuchas según los cálculos de Strauss y su equipo.
“En Todelar –emisora en la que está desde hace varios años– he sido libre”, afirma Strauss. Está en la tranquilidad de su cocina y con su yerno Hugo Ramírez a su lado, un ingeniero químico que es parte de su memoria y quien está al frente de los productos de belleza y salud que llevan el nombre de esta barranquillera.
Hilda Strauss tiene una voz prodigiosa y un grupo de seguidores fieles que todos los días le mandan mensajes de agradecimiento porque, afirman, les ha cambiado la vida.
En su programa de dos horas, Strauss no los pone al día con las noticias ni entrevista a los grandes personajes del país. Ella, sus hijas Irma e Irene, y su nieto Nicolás Bejarano hacen este programa en el que, no hay ni siquiera que decirlo, Hilda Strauss Cortizoss es la columna vertebral.
Nieta de Ernesto Cortizoss, fundador de la primera aerolínea de América Latina que hoy se conoce como Avianca, ella ha sido una especie de avión supersónico: modelo de pasarela y de los primeros comerciales de televisión que se hacían en directo (entre ellos el de cigarrillos Piel Roja y de Naranja Postobón, gaseosa que ofrece en su casa), presentadora de espacios televisivos durante casi cuatro décadas, mujer de radio y empresaria.
De 1,78 metros de estatura en los años 50 y con una belleza para nada de por aquí (es descendiente de alemanes y judíos) fue uno de los rostros más hermosos de la televisión junto con Gloria Valencia de Castaño, entre otras.
Y esa belleza, cuenta con picardía, llevó a que varios conductores se estrellaran por estarla mirando y diciéndole piropos en la calle. “Pero, eso sí, sin consecuencias graves”, agrega.
Hilda Strauss hacía publicidad de cigarrillos y gaseosas, en vivo y en directo por televisión.
Tiene 81 años (aunque dice que “casi 82”, que cumple en octubre) y desayuna dos veces. “Primero me tomo un café con tostadas, a eso de las 6 a. m., y antes del programa, Nelly, la persona que me ayuda aquí en la casa, me da huevos revueltos con jugo”, cuenta.
Luego, al aire y sin competir con las grandes cadenas radiales que están transmitiendo cosas que ella considera muy importantes, como lo que pasa en el país y el mundo, le habla a la gente de espiritualidad, yoga, comida sana, el beneficio de las plantas y hasta de los ovnis, un tema que, sin duda, la apasiona.
En su hoja de vida aparece que estudió impostación, dicción, fonética, presencia escénica, locución y presentación de radio y televisión con maestros como Orlando Díaz, Bernardo Romero Lozano, Hernando Téllez y Boris Roth. Y que su número de licencia de locución es la 2229 del Ministerio de Comunicaciones de Colombia.
Su vida ha sido de trabajo. Fue modelo desde los 19 hasta los 43 años y aprendió de pasarela viendo en la naciente TV colombiana desfiles llegados de Europa y Estados Unidos. “Pero siempre me dio muy duro dar la media vuelta”, comenta Strauss, que a su estatura le adicionaba una excelente figura y 59 kilos de peso de esa época, gracias a que siempre hizo ejercicio.
Hoy hace pilates con una profesora particular y si se le cae algo se agacha con elasticidad a recogerlo. Y eso que, por una dolencia, tiene clavos y varillas en su columna desde hace casi 20 años.
A la televisión colombiana llegó en 1955, cuando esta dejó de ser completamente estatal e ingresaron las programadoras “Punch, RTI y Época. Hice, además de los comerciales en directo, programas para niños y de entrevistas”, afirma.
Agrega que eran las épocas de unas cámaras descomunales, “que yo creo que pesaban como dos toneladas, y un rigor increíble, porque como no había telepromter, todo era de memoria. Este aparato que nos facilitó la vida llegó en 1966”.
Y a veces debía llevar a sus hijos (además de Irene e Irma, Antonio, médico residente en España) a su trabajo, pues no tenía con quién dejarlos. “Ellos eran calladitos, sentados en un rincón, esperando a que yo terminara”, cuenta.
Su última aparición frecuente en televisión fue en el programa Cuidado con las mujeres, en 1979, dirigido por David Stivel, con Virginia Vallejo y Nani Quiroz como coequiperas.
Y no la extraña. La ve y afirma que ha dado saltos gigantes en producción y en contenido a lo que fue en los inicios en el país.
En la radio
Su vida en la radio comenzó en 1953, en Radio Modelo, como locutora de planta, con Hernando Téllez como su director.
Sin embargo, y pese a que es el medio en el que vive feliz ahora, estuvo durante 30 años fuera de él. Volvió en 1985 a Caracol Radio, donde fue presentadora de actividades de la cadena básica, locutora del concurso Supermodelo del Mundo Colombia, trabajó en la sede de Barranquilla en Pase la tarde y posteriormente en La mañana de Caracol, en Bogotá.
Hilda Strauss hace el programa desde su casa.
En 1988 llegó a Todelar, con el programa Todelar con Hilda Strauss, que luego se llamó Familia Todelar. Allí estuvo hasta el 2003 y regresó en el 2011 con La radio de Hilda Strauss. Durante ocho años presentó su espacio en Radio Súper.
Su público empezó a crecer desde que estaba en la básica de Caracol Radio y la gente llamaba para hacerle preguntas a ella. Esos oyentes, fieles y firmes, la han seguido por el dial.
Incluso, entre 1997 y 1998, cuando por amenazas tuvo que dejar el país (Strauss dice que no cree que haya sido un grupo al margen de la ley), desde Miami hacía un programa especial a través de RCN Radio y sus oyentes no la abandonaron.
Para estos seguidores, dice Strauss, es importante que alguien les hable, en un lenguaje sencillo y cercano, de temas que no aparecían en la radio, como la meditación, el conocimiento interior, el proceso de la muerte y la reencarnación, el karma...
“Todo está en meditar. Es que meditar es pensar”, afirma Strauss. Un conocimiento que le llegó de su papá, quien era pianista y ponía a sus tres hijas a oír la música que interpretaba con los ojos cerrados, para que interiorizaran. De él y de otros de sus familiares aprendió sobre temas considerados esotéricos y ella amplió su conocimiento. En su casa hay infinidad de libros sobre estos aspectos, pero, además, otros muy terrenales, como los 128 tomos de la Enciclopedia Espasa Calpe, que Strauss consulta continuamente para darles información verídica a sus oyentes.
“Esa enciclopedia está en algunas universidades y muy pocas personas la tienen en Colombia”, afirma esta mujer que, pase lo que pase, no habla de ninguna religión específica ni de política en su programa.
Agrega, además, que ninguno de sus oyentes la ha insultado. “Sí pasó que un monseñor de Manizales les dijo a sus feligreses que no compraran mis libros porque estaban llenos de mentiras e igualmente lo hizo un sacerdote de Bucaramanga. Y en su programa de TV Amiga, el académico José Galat puso mis libros sobre una mesa y afirmó que nada de lo que yo escribía era cierto”, afirma.
Y aunque intentó comunicarse con el monseñor de Manizales, este no le pasó al teléfono ni disminuyeron sus seguidores.
Son tantos y tan fieles, que en el 2011, en la presentación de La vida mística de Jesús, en la Feria del Libro, Hilda Strauss a duras penas pudo caminar diez pasos desde que llegó a la puerta de Corferias, donde se realiza esta actividad.
La gente empezó a rodearla y fue necesario que la Policía la llevara al salón de lanzamiento.
Una vez allí, encontró un salón repleto esperándola desde varias horas antes y asistentes que decían que se habían aguantado tres presentaciones de libros que no les interesaban solo por “ver y oír a doña Hilda en vivo y en directo”. La firma del libro fue larga y también con la presencia de la Policía, que no la desamparó, cual una rock star.
A Hilda Strauss la oyen más mujeres que hombres en radio, pero la siguen por igual ambos sexos en las redes sociales, que se mantienen muy activas y llenas de mensajes.
“Tengo oyentes en varios países de América Latina y un día llegó una llamada de una colombiana que vive en Siberia. Yo no sé qué hora era allá, pero ella estaba siguiendo el programa vía streaming y eso para mí es muy significativo”, cuenta.
Nunca le han gustado ni las fiestas, ni el trago, ni el cigarrillo. Para ella, su casa es el mejor lugar del planeta. Y es que desde allí mueve el mundo: su programa de radio y su empresa de productos de belleza.
Y desde su estudio, y al frente del micrófono, da mensajes positivos y de vida cada día. “El mundo necesita ternura y meditación para mejorar. Somos seres que vamos y venimos, lo externo es relativo, lo importante es el interior”, comenta.
Agrega que en un país como Colombia ayudaría mucho que los niños y jóvenes tuvieran clases de meditación en sus colegios, que se aprendieran a conocer como personas, que oyeran su interior.
El pasado 30 de abril, en Bogotá, Hilda Strauss no hizo el programa desde su casa. En un auditorio del norte de la ciudad se reunió con 250 de sus seguidores y realizó el espacio en medio de aplausos y agradecimiento.
Poco antes de terminar la emisión, hubo dos regalos especiales para ella: el premio Gloria Valencia de Castaño, de la Asociación Colombiana de Locutores, por su aporte a la radio; y un ramo de flores que una oyente encargó. Así, una colombiana residente en España quiso agradecer la voz de Hilda Strauss.
OLGA LUCÍA MARTÍNEZ ANTE
Cultura y Entretenimiento
OLGA LUCÍA MARTÍNEZ ANTE
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