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El cine en el país vive un año de película, pero aún tiene desafíos

Informe de Cine Colombia revela que la asistencia a las salas de cine creció 31 por ciento.

El primer semestre del presente año será recordado como el de mayor asistencia en la historia reciente del cine en Colombia: 30,4 millones de personas fueron a ver alguna película, entre enero y junio pasados.
Esa cifra récord representa un aumento del 31 por ciento, si se compara con la asistencia registrada en el mismo lapso del 2014: 23,3 millones de espectadores.
Es evidente que uno de los títulos que jalonó los números hacia arriba fue el filme Rápidos y furiosos 7, la película más taquillera de la historia en el país, que dejó una asistencia sin precedentes de 4,38 millones de espectadores.
Esta alza viene precedida por unos incrementos importantes en los últimos cinco años, ya que se pasó de 19,04 millones de espectadores en el 2011 a 23,3 millones en el 2014.
“Eso quiere decir dos cosas: una, por el lado de la oferta, hubo muchas producciones taquilleras (aunque no necesariamente buenas) y dos, por el lado de la demanda, la desaceleración de la economía no ha golpeado tanto el poder adquisitivo de la gente, que sigue teniendo el cine de fin de semana como una de sus entretenciones familiares favoritas”, afirma el crítico de cine y economista Mauricio Reina. (Lea también: Cine de mujeres directoras ocupa la pantalla grande)
Estas cifras provienen de un informe de Cine Colombia, que evidencia no solo una bonanza en la asistencia de público a los teatros, sino también en el número de películas que se estrenaron: en total, 159 títulos llegaron a la cartelera, mientras que en el mismo lapso del 2014 se estrenaron 118.
“Las películas más vistas en Colombia son las producciones de los grandes estudios de Hollywood (además de Rápidos y furiosos 7 se incluyen, con más de un millón de asistentes cada una: Los vengadores, 50 sombras de Grey, Terremoto e IntensaMente). No solo cuentan con presupuestos exorbitantes para hacerlas, sino también con el capital y los medios para invertir en su promoción”, asegura el realizador caleño César Acevedo.
Justamente, Acevedo estrena en Colombia el próximo jueves, 23 de julio, su película La tierra y la sombra, multipremiada en el pasado Festival de Cine de Cannes (incluyendo la Cámara de Oro como mejor ópera prima de una de las galas cinematográficas mas prestigiosas del mundo).
¿Y el cine colombiano?
En el primer semestre del año también hubo un ligero repunte en la asistencia a películas colombianas, que alcanzaron 1,99 millones de espectadores. Sin embargo, la cifra no alcanza los niveles del mismo periodo del 2011, cuando fue de 2,18 millones.
Eso sí, denota un crecimiento con respecto a los 1,62 millones del 2012, 1,42 millones del 2013 y los 1,3 millones del 2014.
“En este apartado me preocupan que están llegando algunas películas muy flojas a las pantallas y que ha habido algunas razonablemente buenas que salen muy rápido de cartelera. Los exhibidores dicen que les dan el mismo tratamiento que a las películas de Hollywood, pero ignoran que una película de esa industria llega con meses de promoción global y una colombiana casi sin difusión”, explica Reina.
Acevedo, que relata en su película un drama intimista en los cañaduzales de su natal Valle del Cauca, considera que si bien los espectadores están yendo más a cine, lo hacen “para que les presenten las mismas historias una y otra vez: les dan la misma película en siete entregas distintas; les cambian el disfraz del superhéroe, pero les repiten la misma pobreza formal y narrativa (...). Nos creímos el cuento de que no necesitamos pensar y sentir cuando vemos una película, que lo único importante es entretenernos, pero no siempre debe ser así”.
En efecto, mientras la séptima entrega de la saga de Rápidos y furiosos logró 4,38 millones de espectadores, la película nacional más taquillera, Uno al año no hace daño, producida por Dago García, apenas llegó a 1,13 millones.
“Los filmes colombianos más vistos son producidos por los grandes canales de televisión o son distribuidos por el exhibidor más grande que hay en el país; sin importar la calidad, ellos tienen la capacidad de hacerles publicidad”, comenta Acevedo.
Récord de estrenos
Otro aspecto que puede estar pesando al momento de ir a ver una cinta nacional puede ser la cantidad abrumadora de títulos que se estrenan: este semestre se vieron 17, una cifra también sin precedentes, puesto que el número máximo de estrenos en el primer semestre había sido 12, en los primeros seis meses del 2012.
“Creo que se están canibalizando entre sí, porque el gusto del público por el cine colombiano no es generalizado. A los exhibidores estos temas no los afectan, pues sacan rápido de cartelera las películas que no rinden”, enfatiza el crítico de cine Mauricio Reina, quien invita a hacer una reflexión urgente “sobre el volumen versus la calidad del cine que se hace en Colombia”.
En contraste, el realizador Acevedo ve en esto una oportunidad: “Es un síntoma de que nuestra cinematografía no solo continúa en construcción, sino que aún tiene muchas cosas para ofrecer. Entre más películas hagamos, más diversidad van a encontrar los espectadores, variedad de géneros, de historias, de temas y de miradas acerca de nuestra realidad”.
Igual piensa el director Sergio Cabrera (La estrategia del caracol, Todos se van, entre otras), para quien es buena la experiencia de tener más estrenos nacionales.
“Lo importante es que ofrece un panorama amplio de opciones. Además, ¿quién tendría el derecho a limitar el número de películas? Es como si alguien dijera que se están haciendo demasiados libros y que habría que frenar eso, lo que sería una cosa impensable”, señala Cabrera.
Alrededor de la polémica por el comportamiento de las producciones locales, de su calidad y del entusiasmo que despiertan en el público criollo, hay que destacar un caso particular: El abrazo de la serpiente.
Esta producción, dirigida por Ciro Guerra (La sombra del caminante y Los viajes del viento) se estrenó precedida por un excelente voz a voz en Cannes y acumuló 91.000 espectadores, un estupendo rendimiento para un filme de sus características.
“Eso demuestra que una película con valores artísticos puede cautivar al público colombiano. Además de su calidad y la publicidad inherente a su desempeño en el festival francés, está claro que recibió un inmenso respaldo de promoción de un canal de televisión. La promoción es una de las limitaciones que tienen otras películas nacionales que han tenido menos suerte”, aduce Reina.
Cómo acercar más el público al cine nacional
En el país las comedias tienen un liderazgo fuerte entre el público. ‘Uno al año no hace daño’ fue la más taquillera del semestre. Archivo
Más allá de si una producción nacional es mala o buena, de si atrae a más o a menos espectadores, para los realizadores colombianos hay otros factores que influyen en el comportamiento de una película. Esos temas son, por ejemplo, la promoción, el mercado o la publicidad.
“En una industria como la nuestra no hay que tenerles miedo a los filmes malos. Dicen que las películas malas son el abono de las buenas (...). Lo que es lamentable es que no hay capacidad de promoción, mercado o publicidad.
Cuando estrené Todos se van –al mismo tiempo que Rápidos y furiosos 7– la gente, al final, se dejó impresionar por un filme del que venía oyendo desde hace más de dos años”, recalca Cabrera.
Sin embargo, para él, la manera de mejorar la situación es más apoyo de los medios a los filmes nacionales. Al cineasta le preocupa que los dos canales privados se reparten las películas y desconocen las producciones del otro.
Sin embargo, considera que hay espacios, como la TV abierta, que podrían ser una ventana para promover con más fuerza las producciones nacionales e insiste en que en el país pueden convivir otros géneros cinematográficos.
“Todos sabemos que en Colombia aman las comedias, pero es interesante que el cine colombiano está tendiendo a reflexionar más sobre el drama”, dice.
“Me parece bonito que se hagan historias reales y no solo cintas de un país maravilloso que no existe”, recalca el director.
Un ejemplo exitoso en este panorama es el de México, un país en el que sus producciones locales han tenido que buscar formas de subsistir en medio de un universo de megaproducciones de Hollywood.
“La distribución y exhibición son problemas que enfrentan muchos países. Una de las estrategias que asumimos es la de fomentar la distribución de cine mexicano a través de estímulos fiscales”, explica Jorge Sánchez, director del Instituto Mexicano de Cinematografía, quien visitó Colombia como invitado del BAM (mercado audiovisual), que terminó ayer.
“Desde hace dos años, existe Eficine Distribución, un incentivo fiscal equivalente a más de tres millones de dólares anuales para que las pequeñas distribuidoras tengan mayor capacidad para armar sus estrategias de lanzamiento”, explica Sánchez.
Agrega que también “se impulsa la exhibición alternativa en cineclubes y circuitos de cine de arte, además de las plataformas digitales”.
El colombiano César Acevedo considera que en el país hay apoyo para las producciones y cita como ejemplo el Fondo de Desarrollo Cinematográfico, pero asegura que falta más diálogo entre quienes hacen parte de la industria cinematográfica nacional.
“El cine colombiano hay que entenderlo como un espacio de encuentro y reflexión acerca de lo que somos a través de nuestras películas”, afirma Acevedo.
Por su parte, Cabrera opina que “a pesar de que en este momento pareciera que el público es poco, lo que está sucediendo es muy importante, porque se está formando público y creo que la gente va a notar que hay cine nacional interesante y, gradualmente, se va a motivar más”.
“Colombia tiene que estar orgullosa del cine que tiene. Sería una vergüenza que fuera solo un replicador del cine de Hollywood o de modelos de otras partes”, concluye Cabrera.
SOFÍA GÓMEZ Y ANDRÉS HOYOS VARGAS
Cultura y Entretenimiento
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