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Flores, ese regalo para alegrar espíritus

Este viernes comienza la Feria de las Flores de Medellín con el Desfile de Silleteros.

Federico Alzate Zapata tiene 37 años, 19 de ellos como silletero. Nació en la vereda Media Luna, del corregimiento de Santa Elena, próximo a Medellín, y es uno de los dos silleteros que hay en esta vereda.
Cuenta que en Media Luna, zona en la que se siembran muchas flores de varios nombres y colores, no había silleteros para el gran desfile de la feria anual de Medellín.
Un día le pidieron a su papá, Ramón Antonio Alzate, que ayudara a que Media Luna fuera tenida en cuenta en esta tradición, que nació en 1957 y que acaba de entrar a la Lista Representativa de Patrimonio Inmaterial de la Nación.
De paso, el desfile es la actividad más importante de la Feria de las Flores, que empieza este jueves y termina el 9 de agosto. “Mi papá sabía mucho de silletas, pues él y mi abuelo Delio bajaban con ellas llenas de flores para venderlas en la zona de Guayaquil, en Medellín. Era un viaje de dos horas, que hacían a pie”, cuenta Alzate.
Su vereda es de campesinos y de trabajo de la tierra. Él trabaja la suya, la que le dejó su papá, donde siembra flores y hay un bosque nativo que la familia Alzate (mamá y cuatro hijos) cuidan como lo hacían sus antepasados.
“Utilizamos solo el espacio que necesitamos para vivir. El resto sigue siendo bosque”, explica el silletero.
Alzate anda en la preparación de su silleta, para el desfile del 9 de agosto. Su tema: el medio ambiente y la conservación de los páramos.
Cuando empezó en este oficio, “fue como aprender a dibujar. Tuve que ir donde un silletero profesional para que me enseñara cómo se hacía la estructura, cómo se trabajaba con las flores, cómo acomodarlas según los colores y también dónde conseguir las que necesitaba”, afirma.
Hoy, esta labor ha cambiado, pues antes las silletas eran planas y ahora se hacen en relieve. “Antes poníamos las flores con alfileres, hoy las pegamos con silicona, que es más fácil”. Agrega que la labor de hacer la silleta se puede demorar, aproximadamente, una semana.
Y que a su casa llegan sus hermanas y los amigos a ayudar. Que estar juntos en este trabajo es parte de la tradición.
Utiliza, por lo general, flores silvestres como la vira vira, también pinochos y anturios, que se consiguen en Santa Elena, La Ceja y Río Negro. Y también hay solidaridad entre los silleteros, “porque nos compartimos las flores que necesitamos”, comenta.
Para el día del desfile, la preparación es más mental que física, pues esta ya la tiene de trabajar el campo.
“Uno tiene que concientizarse de que tendrá calor, de que la silleta pesa (entre 75 y 80 kilos, aproximadamente), de los 2,5 kilómetros de un desfile que dura entre dos y tres horas, y el ‘vuelta, vuelta’ y ‘pico’, que pide la gente, y uno es feliz con eso”.
Dice que es muy satisfactorio ese desfile de cada año con la silleta a la espalda. Y agrega que se siente muy orgulloso de haber ganado, en el 2008, en la categoría emblemática.
“Al otro día del desfile uno no se puede ni mover de tanto magullón, pero en el desfile, cuando uno llega al sitio de partida bien desayunado, con fríjoles y chicharrón, eso es mucha felicidad lo que se siente”, comenta.
“Es que es un viaje a los antepasados. Puede que ahora haya más tecnología y hasta silletas con movimiento, pero yo me apego a la tradición en muchos aspectos”.
Una tradición que incluye seguir respetando el bosque nativo que hay en su finca, cortar un árbol solo porque se necesite y en la época correcta, y cuidar los nacimientos de agua que hay en su tierra. “Mi papá no nos dejaba ni meter a esos nacimientos, porque son para respetarlos”, agrega.
Su fin es seguir cultivando flores para que con sus colores y aromas llenen los espíritus de quienes las ven.
La designación
El pasado 10 de julio, el Ministerio de Cultura le hizo entrega a Medellín de la resolución en la que la cultura silletera se inscribe en la Lista Representativa de Patrimonio Inmaterial de la Nación.
La ciudad viene apoyando esta actividad desde hace 57 años y los silleteros no solo firman un contrato en el que se comprometen a hacer parte del desfile, sino que también reciben su indumentaria y flores para sus silletas.
A cambio, deben presentar hermosos trabajos, como cada año sucede.
Claudia Márquez, primera dama de Medellín, dice que la ciudad, con esta designación, “seguirá manteniendo esta cultura, porque eso incluye que se sigan cultivando flores en las fincas cercanas y que los campesinos continúen defendiendo su tradición de silleteros”.
OLGA LUCÍA MARTÍNEZ ANTE
Coordinadora de Eskpe
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