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Presidenciales

'Yo ya sé lo que es ser primera dama o primera mujer'

Lucrecia se define como una mujer ‘amiguera’, tiene grupos como feminista, caballista, el de las ‘amigas pinchadas’ y las de la Universidad de Antioquia.

Lucrecia se define como una mujer ‘amiguera’, tiene grupos como feminista, caballista, el de las ‘amigas pinchadas’ y las de la Universidad de Antioquia.

Foto:Diego Santacruz / EL TIEMPO

Ana Lucrecia Ramírez Restrepo, esposa de Sergio Fajardo, es la mayor de 3 hermanas y tiene 2 hijos.

"Las primeras damas son una especie en vías de extinción”. Que la frase provenga de una mujer que ha ocupado dos veces esta posición y ahora pueda llegar nuevamente a hacerlo, pero desde la Casa de Nariño, llama mucho la atención, pero también demuestra el talante de quien lo dice.
Ana Lucrecia Ramírez Restrepo, la esposa del candidato a la presidencia Sergio Fajardo —alcalde de Medellín en 2004 y gobernador de Antioquia en 2012—, es la mayor de tres hermanas. Hija de una pareja de antioqueños, él ingeniero y ella médica.
“Mi mamá fue una de las primeras médicas que se graduaron en el país, después se especializó en ginecología y obstetricia. Una mujer de vanguardia, con un marido que siempre entendió que su compañera era inteligente y trabajadora. Yo no viví el modelo tradicional de la mamá cuidadora y el papá proveedor, sino que viví todo el intercambio de los roles y la libertad de ser cada quien como es. Fue muy interesante mi crianza”.

Yo no viví el modelo tradicional de la mamá cuidadora y el papá proveedor, sino que viví todo el intercambio de los roles y la libertad de ser cada quien como es

Su padre la colmó en diversidad y nuevas maneras de concebir a las mujeres, mientras que su mamá la formó en feminismo. “Tuve una gran maestra, una mujer que siempre me dio fuerza, claridad y sabiduría. Siempre me estimuló mis capacidades, nunca me llenó la cabeza de cucarachas, ni de complejos ni de miedos; en mi casa se decía: “Estudia, sé brillante y exitosa. Haz lo que tú consideres”.
Su hermana, Sara Ramírez, es ingeniera civil y gerente de Airplan; mientras que la menor, María Isabel, se desempeña como abogada en el sector público. De ellas y de su infancia, como buena paisa, recuerda las vacaciones en la finca y las reuniones en familia. “Mis recuerdos de pequeña siempre están colmados de mucha gente a mi alrededor, de bosques nativos, el olor a campo, los caballos y mucha montaña”.
Terminó sus estudios en el año 75 en el colegio La Enseñanza, en Medellín. Luego estudió medicina en la Javeriana y se especializó en siquiatría en la Universidad de Antioquia.
Fue en este mundo académico donde conoció a Sergio Fajardo. Él era experto en educación, al igual que ella, pero en el ámbito de las mujeres. “Ahí la vida nos encontró. Nos enamoramos muchísimo. Nos fuimos a vivir juntos en el 2001, y en el 2012 nos casamos. Amo su dulzura e inteligencia, es un bizcocho. Además, es mucho menos machista que el promedio de hombres del país, y eso me enamora aún más”.
Durante su trayectoria profesional y académica, Lucrecia se ha dedicado a trabajar en la salud mental de las mujeres, en diferentes comunidades, con los colegios, con muchas mujeres de diferentes edades y diversas condiciones. Algo que no dejó de hacer cuando Fajardo llegó a la Alcaldía de Medellín y la Gobernación de Antioquia.
“Cuando Sergio llegó a la vida política, yo tuve claro que si como compañera de él iba a trabajar en el despacho, debía ser en el área que me gustaba y me apasionaba y en la que tenía experiencia. Entonces, desde esa época hasta ahora mis proyectos van encaminados al desarrollo para las mujeres, cómo integrarlas y cómo hacer que este país sea menos machista", comenta.
Asimismo, agrega: "Si Sergio gana la presidencia, continuaré en la misma línea; pensando en que ese despacho haga una sinergia con el resto del gobierno para pensar en los temas del desarrollo de las mujeres y de cómo hacer que las mujeres se conviertan en protagonistas. Si Sergio gana, tenemos una gran ventaja y es que tenemos una ‘vice’ mujer y además con conciencia de género. Tenemos un programa muy enfocado, y a partir de este yo me tengo que ubicar, esa será mi bitácora de vuelo, para que al final de la gestión se hayan movido indicadores en algunos temas de desarrollo, no en todos, porque esto no es una lista de mercado”.

Desde cuando Sergio llegó a la política mis proyectos van encaminados al desarrollo para las mujeres, cómo integrarlas y cómo hacer que este país sea menos machista

‘Conciliación’, la palabra clave a la hora de ganar

Contra lo que sucede con las otras esposas de los demás candidatos, Lucrecia vive en una ciudad diferente a Bogotá, lo que llevaría a pensar que el triunfo la haría cambiar de residencia. Sin embargo, ella asegura que esto no sucederá, pues su vida profesional y personal no puede cambiar.
“Yo soy profesional, trabajo en mi consultorio y hasta el momento no lo he abandonado. Vivo en Medellín y tengo mucho que hacer; entonces, cuando yo te hablo del despacho y todo esto, no es que yo me vaya a ir ciento por ciento allá. Yo voy a tener que hacer no sé qué clase de peripecias para poder seguir mantenimiento mi vida profesional y la vida de pareja. Tengo que hacer una nueva conciliación ahí, que aún no lo tengo claro cómo lo haría. Yo no pienso dejar mi casa, mi trabajo ni nada. Si fuera al contrario y fuera él el médico y yo la presidenta, con seguridad nadie le diría eso a él”.
Para ella, tradicionalmente esto es lo que ocurre y lo que han hecho otras mujeres. Sin embargo, en su experiencia pasada logró mantener ese equilibrio de manera exitosa. “Lo hice tanto en la alcaldía como en la gobernación. Aquí tendríamos un problema geográfico. Lo que he pensado es repartir el tiempo. Este sería un invento, como de tantas veces que nos tenemos que reinventar. Yo ya sé lo que es ocupar ese lugar, que tiene tanto de largo como de ancho", dice.
Además, comenta que "eso no es tan sencillo como la gente se imagina. Ser primera dama o primera mujer (como le gusta que le digan) es más complicado, pues se le asigna un lugar sin recibir ningún salario, porque como no necesitan que le paguen su trabajo; y, como siempre, las horas de trabajo de las mujeres son menos valoradas”.

Ser primera dama o primera mujer (como le gusta que le digan) es más complicado, pues se le asigna un lugar sin recibir ningún salario

Reunión de primeras damas

Como primera dama durante la gobernación de Antioquia, Lucrecia convocó un encuentro con las mujeres que habían pasado por este despacho. En esa oportunidad tuvo la oportunidad de compartir con ocho de ellas, que eran arquitectas, odontólogas, profesoras, médicas. De llegar a la Casa de Nariño, afirma que repetiría este evento. “Me encantaría porque todas me parecen muy interesantes. Me importa su experiencia, y abordaría tres temas”.
El primero giraría en torno a conocer cómo es ese despacho en el ámbito nacional, qué tanta movilidad tiene, con cuánto dinero contaron para desarrollar temas con la comunidad, el acceso a recursos para viajar por el país, cuántas personas trabajaron con ellas, qué tan fuerte es esta oficina. Luego, dice, "me encantaría conocer qué hizo cada una y los logros que tuvieron y, finalmente, cuáles fueron sus grandes frustraciones".
En este marco, ella aprovecha para referirse a la excelente labor que han desempeñado algunas de ellas, no solo a nivel nacional, sino en otras latitudes. “Creo que todas las mujeres que han pasado por este cargo hicieron un esfuerzo grande por sacarlo adelante. Con una de las que más me identifico es con Ana Milena Muñoz, esposa de César Gaviria. Es una mujer que tuvo una autenticidad muy grande y se salió del estereotipo. A nivel internacional, uno no puede dejar de mencionar a Michelle Obama y Eleonore Roosevelt, dos mujeres que lo han sabido hacer y lo han entendido”.

‘Operación pestañina’

Son muchas cosas sobre las que reflexiona esta mujer amante de los caballos, a los que, sin falta, monta todos los jueves en la tarde. Una de ellas es el protocolo de belleza que conlleva este cargo. “Cuánto se gastan estas mujeres en peluquerías, en ropa de diseñadores, en joyas y accesorios, gracias al escaneo diario de la prensa y las personas. Yo la he llamado ‘operación pestañina’. Si uno lo piensa mejor, este es un estereotipo y una extensión del ama de casa, porque se tienen labores afectivas, sociales y diplomáticas”.
Pero, más allá de esto y de acentuar que no se trata de un figurín que sale en las páginas de corazón y ya, asegura que este cargo desaparecerá y es una especie en vías de extinción. “Si uno ve los países más civilizados, cada vez se encuentra menos cosas de esta índole, con excepciones mediterráneas que son medio vergonzosas. Eso va a desapareciendo porque las mujeres tienen menos tiempo para esto. El desarrollo de las mujeres debe ser un tema institucional y no puede depender del tipo de primera dama que llega cada 4 años”.

El desarrollo de las mujeres debe ser un tema institucional y no puede depender del tipo de primera dama que llega cada
cuatro años

En la intimidad

Lucrecia es madre de dos hijos, ya adultos. Uno de ellos es artista plástico y virtual y el otro, músico. Los fines de semana los dedica para estar en familia en un encuentro al que han llamado ‘sábado gurmé’, en el cual les fascina cocinar a todos. Los miércoles siempre los destina para ir a cenar con alguna de sus amigas: “Tengo distintos grupos, de diferentes facetas: feminista, caballista, las amigas pinchadas (risas), de la universidad... Soy muy amiguera”.
Con Sergio Fajardo también tiene un ritual. “Uno. Lo que más nos gusta hacer es ir a un sitio cercano a la casa a comer picada de chorizo, chicharrón, patacón, arepa, en fin...". Los sábados los aprovechan para ir a cine, compartir tiempo leyendo o ir a casa de los amigos. Además, les fascina viajar; uno de sus últimos paseos, como esposos, fue el pasado mes de enero a Providencia. “Yo lo adoro, pero es muy duro estar sin él. Estoy contando los días de la primera y la segunda vuelta. Aunque sé que después serán cuatro años más fuertes que ahora, pero de eso se trata, de ser compañera y apoyo siempre”.
ÁNGELA LANDÍNEZ OLAYA
Para EL TIEMPO
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