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En tiendas de barrio, compras desde $2.000 se podrán pagar con tarjeta

Unas 5.800 tiendas ya cuentan con minidatáfonos. Buscan ampliar esa estrategia.

La posibilidad de que los colombianos puedan realizar pagos mínimos de 2.000, 3.000 o 5.000 pesos en adelante en las tiendas de barrio con sus tarjetas débito o crédito cada día se hace más evidente con la llegada de la tecnología a estos pequeños establecimientos comerciales.
La incorporación de los llamados minidatáfonos, los facilitadores de pagos, así como sistemas mucho más sofisticados y fáciles de manejar, como el código QR estático, están impulsando la inclusión financiera entre los pequeños comerciantes del país, facilitándoles la vida a las personas y contribuyendo a disminuir el uso del efectivo en la economía, entre otros factores.
Los minidatáfonos se estrenaron en el mercado colombiano hace poco más de año y medio y según las redes que los promueven (Credibanco y RBM Redeban) a la fecha hay en operación unos 19.000, pero la idea es cerrar el año con 30.000 de estos equipos no solo en pequeños comercios (tiendas, peluquerías, pizzerías, lavanderías), sino también entre los profesionales independientes (abogados, odontólogos, ingenieros de sistemas), vendedores multinivel, manicuristas, empresas de comunicaciones, aseguradoras y aquellas empresas que tienen fuerzas de ventas que requieren de esta tecnología para cerrar operaciones en su día a día, dicen los voceros de estas redes.
En Fenalco, gremio de los comerciantes, calculan que los minidatáfonos instalados en tiendas apenas llegan a los 5.800 que vienen siendo menos del uno por ciento, si se tiene en cuenta que en el país hay unos 580.000 pequeños comercios.
Estos equipos se suman a los cerca de 320.000 datafonos tradicionales activos que hay en el mercado colombiano y que el año pasado permitieron pagos con tarjetas débito y crédito del orden de los 83 billones de pesos, según la Superintendencia Financiera.
Tanto las redes de pagos como los propios tenderos están convencidos de que esta tecnología se constituye en un gran dinamizador de las ventas de en los pequeños comercios de barrio.
Gabriel Navarro, propietario del Supermercado NG, situado en Funza, municipio localizado a escasos 12 kilómetros de Bogotá, señala que las ventas de su negocio se han incrementado desde que ofrece el servicio de pago con datafono (convencional no minidatáfono) a sus clientes desde hace dos años, pero también advierte que su margen de ganancia en esas transacciones se disminuye debido a que el banco se queda con un porcentaje dependiendo la tarjeta con la que se haga la operación.
“Los clientes me solicitan el datáfono cuando quieren utilizar esos saldos pequeños de sus cuentas para pagar… son compras de menos de 10.000 pesos, plata que no les quieren dejar a los bancos. En cuanto a la comisión… he logrado bajarla del 5 al 3,5 por ciento negociando con el banco. El problema es que si no hago 200 operaciones al mes, debo pagar a Credibanco una cuota de 68.000 pesos por el equipo, como arriendo”, explica el comerciante.
Menos fiado
Gustavo Leaño Concha, presidente de Credibanco, señala que los promedios de ventas de estos pequeños comercios se han elevado con la llegada de esta tecnología a 70.000 u 80.000 pesos por compra, lo cual es mucho más alto que un promedio de pago en efectivo, porque “una transacción electrónica no limita al consumidor a pagar con la plata que tiene en el bolsillo, sino contra la que tiene en su cuenta”, dice.
En esto coincide Andrés Duque, presidente de RBM Redeban, quien además considera que la ganancia para los pequeños comerciantes, en general, no solo están por el lado de mayores ventas, sino también en temas de seguridad al no tener que manejar tanto efectivo, así como frente al tema de cartera, pues esto les ha permitido reducir las ventas a crédito o como se dice popularmente ‘al fiado’.
Las redes mantienen una fuerte estrategia con miras a impulsar la penetración de los minidatáfonos, pero su avance parece ir más lento de lo que se desea, entre otras razones por las barreras que hay en la propia economía, siendo la principal la informalidad de cientos de comerciantes y su temor ante el control fiscal, coinciden las fuentes consultadas.
"Nosotros ofrecemos los minidatáfonos a un costo de 49.000 pesos y les decimos a los comerciantes que si hacen una transacción diaria o 30 al mes, no pagan cuota de operación, que está en 19.000 pesos, un costo muy bajo frente a los aparatos convencionales", dice Duque, de Redeban.
La meta en Credibanco es colocar de 20.000 a 25.000 minidatáfonos cada año con probabilidad de que ese número aumente en la medida que los comercios y las personas conozcan la conveniencia del producto, sostiene Leaño, de Credibanco.
Para alcanzar esas metas se requerirá solucionar aspectos que van más allá de la simple promoción y los costos implícitos de esta tecnología.
Cifras del comercio
Juan Ernesto Parra, director de Fenaltiendas, división de Fenalco, gremio que agrupa a los comerciantes del país, sostiene que llevan muchos años promocionando la adopción de esas nuevas tecnologías de pagos, pero siempre se encuentran con dos barreras: el tema fiscal, frente al cual hay cierto temor por parte de los comerciantes, y el cambio de mentalidad de estos frente al uso de la tecnología en sus negocios por los costos transaccionales que implica.
“En promedio, la comisión que la banca cobra por pagos con tarjeta es del 4,5 por ciento para estos pequeños negocios que están catalogados con un mayor riesgo. Pero mi discusión ha sido que una tienda de barrio en promedio no vende más de 150.000 pesos al día, luego sus márgenes de ganancia son muy bajos”, dice.
Estadísticas de Fenalco indican que en el país hay unos 580.000 comercios entre tiendas, panaderías, charcuterías y pequeños restaurantes. El 50 por ciento de las solas tiendas tradicionales de barrio venden entre 4,5 y 5 millones de pesos al mes; otro 30 por ciento entre 9 y 10 millones, y solo un 20 por ciento más de 10 millones de pesos.
No obstante, la rentabilidad promedio para buena parte de esos negocios está entre 10 y 16 por ciento y muchos terminan ganando más o menos 500.000 o 600.000 pesos, por lo que la opción de un medio de pago electrónico que les retenga una comisión sobre sus ventas no es vista con buenos ojos. “Los márgenes no les alcanzan para meterse en esa tecnología”, dice Parra.
Posibles salidas
Pero son precisamente esas barreras que impiden el avance acelerado en la penetración de estas tecnologías las que tienen a los comerciantes, los bancos, las redes de pagos y al Gobierno trabajando en salidas que permitan la creación de un ecosistema de pagos que beneficie a todos por igual.
Por ejemplo, el Gobierno y Fenalco trabajan en un facilitador de pagos, herramienta que le permitirá a esos pequeños comercios y microempresas hacer uso de esos medios de pagos como los minidatáfonos, billeteras y monederos electrónicos, corresponsables bancarios a un menor costo, pues el objetivo es masificar su uso.
El modelo será presentado por el Ministerio de Hacienda en junio y, en la medida que más comercios acojan este modelo agregador habrá más información para abaratar los costos transaccionales, dice el director de Fenaltiendas.
Pero no es lo único, el tema tributario y la formalización de buena parte de estos comerciantes es fundamental y se debe trabajar en ello aprovechando que viene una reforma tributaria.
Por eso, la propuesta del sector bancario y las redes de pago puedan entrar a la formalidad reportando solo información sin tener que pagar ningún tributo, algo que el Gobierno y la Dian deberían ver con buenos ojos en la medida que se generaría una trazabilidad sobre unas transacciones que antes no registraban.
“El tema tributario siempre es un cuello de botella porque el sistema de formalización es muy engorroso en el país. Estamos tratando de ayudar en el nuevo proyecto de ley en generar una transicionalidad, una migración del pequeño tendero o profesional independiente hacia su formalización, algo que debe hacerse de forma paulatina”, dice Andrés Duque, presidente de Redeban.
Para Gustavo Leaño, presidente de Credibanco, no es que los comerciantes no quieran ser formales, sino que el costo de serlo es muy alto.
“El Gobierno debe ayudar a que esos microempresarios paguen una tasa coherente de tributación con su realidad económica, eso es lo que hay que revisar y que haya una política pública”, precisó.
CARLOS ARTURO GARCÍA M.
ECONOMÍA Y NEGOCIOS
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